Empeñados durante años en hacer desaparecer a los ultras de los estadios, los prebostes del fútbol europeo ya parecen dar por perdida la batalla. Así lo demuestra la exhibición (continua en las últimas citas internacionales) de aficiones como la albanesa o la húngara, que exhiben todo tipo de simbología y de consignas en las que el balompié es apenas una excusa para lanzar mensajes.
La deriva, que en este caso además se tamiza por la ideología de extrema derecha de varias de esas clás, se traslada a otras latitudes, pero es especialmente nociva en el este del continente, donde tienen un verdadero problema con este asunto y no atinan a atajarlo.
Mientras tanto, la Eurocopa es el gran escenario en el que se muestran para asombro de todos.