Daños colaterales
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Daños colaterales


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Como el río de la vida, al deportista, llamado de alto nivel, suele evaluarse por su rendimiento en la actividad. Muchas son las variantes que tiene este análisis. Unos alcanzarán las metas propuestas, con el paralelo reconocimiento mediático. En cambio otros, a pesar del esfuerzo realizado, quedarán en el camino y a duras penas les quedará el orgullo de haberlo intentado.


Muchas son las adversidades que se encontrarán a lo largo del proceso, pero la más dura de afrontar es la provocada por las lesiones. Dependiendo de su crueldad y profundidad, el deportista puede lograr superar el trance sufrido. Pero en otras muchas circunstancias, el abandono es la última consecuencia. Todo esto dentro del parámetro competitivo, pero… ¿Y después?


Se dice que esta ‘estirpe’ deportiva vive días de tiempo gloria y riqueza, que son unos privilegiados desarrollando su principal afición que en determinados casos le pueden aportar suculentos emolumentos.


Pero tras ese, teórico, periodo de ‘rosas’ llega el paso a la vida ‘normal’, bajo la premisa de los daños colaterales físicos y psicológicos. Convivir con el dolor puede formar parte de la vida de estos atletas. Un alto precio que, más que nunca, debe ponerse en la balanza de la evaluación sobre ellos. A todo esto y desde no hace mucho, están saliendo a la luz determinados estudios, donde se relacionan estas actividades de máxima exigencia con la posterior aparición del Parkinson.


Ante todo lo expuesto, la pregunta que uno se hace es obvia: ¿Hasta dónde se puede llegar para no ver afectada la propia vida?


Cambio radicalmente de oferta. Sigue la batalla incruenta en la gestión del fútbol  de alto nivel: Consejo Superior de Deportes con Franco al frente, Real Federación Española de Fútbol con Rubiales y Liga Profesional con el ‘ínclito’ Tebas, se encuentran inmersos en una vorágine destructiva insoportable. Vengo leyendo de forma permanente los distintos capítulos y no salgo de mi asombro. Los que tienen que tomar decisiones tienen que tener algo por detrás que le impidan actuar. Ya va siendo hora que lo hagan, pues de no hacerlo, lo normal es que fuesen dejando paso. Pobre deporte.


Finalizo. Quedé mucho más tranquilo cuando Borja Jiménez nos trasladó que “era otra persona” tras el batacazo sufrido ante el Albacete. Estamos todos de enhorabuena. Era de los que pensaba que no debería seguir en el puesto, pero ante esto, me rindo a la evidencia. Suerte al nuevo entrenador.


Como siempre un placer

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