El Ourense CF es el rival del Dépor en segunda –primera para los coruñeses– eliminatoria de la Copa del Rey. El torneo del KO, para el Deportivo, está entre gafado y denostado desde hace un buen puñado de años. Eso sí, hay que reconocer que en los últimos duelos ante conjuntos de superior categoría –Alavés, Osasuna o Tenerife– los blanquiazules dieron la talla y transmitieron la sensación de querer, no de tirar por el retrete sus opciones antes de saltar al terreno de juego.

El emparejamiento con el conjunto de As Burgas retrotrae a aquellos tiempos en que las primeras eliminatorias de la Copa del Rey cruzaban a equipos de las mismas comunidades o de regiones vecinas. Durante muchos años, entre los contrincantes de los cruces iniciales para los blanquiazules se sucedían Lugo, Pontevedra, Racing de Ferrol, Celta, Arosa, Gran Peña, Portonovo... Incluso la memorable epopeya de la temporada 1988-89, la de aquel final abrupto en el Nuevo José Zorrilla por obra y gracia de Emilio Soriano Aladrén, tuvo sus dos primeros pasos al completo en nuestra tierra, frente a Arenteiro y Endesa As Pontes.

Dentro de una semana, el Deportivo iniciará su camino en un torneo que ha ganado en dos ocasiones. Una cita inolvidable en la ciudad de As Burgas, donde llevan una década en busca de la identidad perdida. Por medio del heredero del Ponte Ourense, la tercera ciudad de Galicia vivirá de nuevo el ambiente del fútbol de élite, que el tristemente desaparecido CD Ourense pisó por última vez hace nada más y nada menos que un cuarto de siglo. El lleno en O Couto se da por descontado. La fiesta, regada con Ribeiro, también.