El Deportivo remontó por primera vez en esta campaña un resultado adverso. ante el colista, un Tudelano valiente, sin complejos y que demostró que no venía de vacaciones a A Coruña. El verse hasta tres veces por detrás en el marcador y sobreponerse fue algo que puso en valor el técnico Borja Jiménez, que admitió que estaba en su “debe” el ser capaces de remontar un partido. “Nos va a dar mucho a nivel mental”, aclaró.

Porque si hay cosas que sacar en limpio del choque fueron sobre todo más de índole psicológica que futbolística. El ir por detrás en el luminoso y darle la vuelta supone abrir un nuevo escenario para el Deportivo, que se había encontrado en el pasado con derrotas o empates ante estas circunstancias. Los equipos recuerdan hechos pretéritos, el ‘ya estuve aquí’ y lo resolví, que a la postre da confianza. Esa misma fe que hizo al equipo ganar en el descuento varios partidos empatados.

También sirvió el encuentro para que Miku, después de no hacerlo desde enero, volviese a ver puerta. Fundamental tener a los dos goleadores del Depor enganchados. La sociedad volvió a funcionar, con Quiles más escorado a la banda y el venezolano como punta puro. Una dupla que tiene que llegar en buen tono al playoff de ascenso.

Y como colofón esa celebración final del equipo con la grada, recorriendo los dos fondos y a continuación con palmas coreando todos los que aún estaban en el estadio el nombre del Deportivo. Ponía la piel de gallina imaginar esa atmósfera con un Abanca Riazor lleno en la fase de ascenso.

Para mí, sobre todo en la primera parte, poco hubo que rescatar de fútbol, pero el Depor ha encontrado la llave de varios aspectos mentales, a nivel individual y colectivo, fundamentales para encarar con garantías y focalizados en la meta final este poco menos de un mes de competición que resta.