El titular es tan fuerte como real y entendible. Los nervios estaban a flor de piel y Borja comenzó un discurso potente y directo. Uno de los pesos específicos del vestuario le rebatió. Directo también.
La plantilla no está en contra de su entrenador, afortunadamente hay un buen ambiente entre los jugadores, pero sí hay discrepancias. Y las seguirá habiendo hasta que la pelotita vuelva a entrar, y entonces, ley del fútbol, lo bueno resurgirá y lo malo se diluirá.
Siempre digo que las decisiones técnicas de un entrenador hay que respetarlas porque no estamos en el día a día del equipo y desconocemos muchos aspectos. Por lo tanto, si de cara al partido contra la Cultural hace una pequeña revolución tendrá mi anuencia porque su trabajo es buscar soluciones, y el acierto o no solo dependerá del resultado. Triste pero cierto.
Más que el propio fútbol, me preocupa mucho el aspecto mental. Se le acuñó a Jorge Valdano pero es una verdad universal, “un equipo de fútbol es un estado de ánimo”. Y claro. Se podría aplicar a cualquier aspecto de la vida pero, hablando de fútbol, cuando el futbolista juega confiado es uno. Cuando juega con miedo, es otro, su hermano el tuercebotas.
Y ahí es donde veo la mayor carencia del equipo. Y del entrenador. No me gustan las declaraciones de Borja. Ni antes, cuando ganábamos casi todo, ni ahora. No me convence, tiene una cadencia de voz y una forma de decir las cosas que no me llega. No me enciende, en todo caso me cabrea. No sé si al llegar al vestuario se transforma y es un motivador nato y un gestor increíble de grupo. Pero, qué quieren que les diga, no me lo parece. Creo que si los jugadores han llegado hasta aquí con un estado anímico pobre, una presión desmedida y faltos de confianza es por culpa, primero de los propios jugadores, y segundo de su líder, nervioso y superado en muchos momentos. Lo que está ocurriendo en el Deportivo no es ni nuevo ni excepcional. Ni tampoco irreversible. Por eso este deporte nos hierve por las venas. Porque si el equipo vuelve a la senda de las victorias, que lo hará, todo esto que estamos debatiendo se quedará en agua de borrajas. Y para terminar, mi más sentido pésame a la familia Escotet. Por estas cosas y más que nunca, salud y suerte!
