Uno no acaba de entender la doble vara de medir que en las últimas temporadas el Real Club Deportivo padece con decisiones en su contra que rayan entre el absurdo y la provocación.
Ejemplo los hay para dar y tomar y como muestra cabe recordar el partido del Fuenlabrada celebrado en agosto de 2020 al saltarse el organismo que preside Javier Tebas la normativa del horario unificado. A ello se une que el pasado curso el Santander impuso su criterio para disputar en Riazor un encuentro que fue aplazado sin respetar el protocolo vigente por el ente organizador de la competición. Después, el Athletic B se midió al cuadro blanquiazul con dos futbolistas con cinco amarillas, lo que les obligaba a cumplir un partido de sanción. Sin embargo se vistieron de corto cometiendo una flagrante alineación indebida que no estimó el juez del comité de competición de la RFEF.
Alberto Quiles recibió el pasado domingo ante el Córdoba una salvaje patada en la cara que el árbitro castigó con una exigua amonestación. ¿Hasta cuándo continuarán estos agravios?