Fastidiado por la derrota, pero reconociendo el potencial del Valladolid Promesas, Óscar Gilsanz analizó la tercera derrota (2-3) de la temporada de su equipo que se produjo el pasado domingo por la mañana en Abegondo.
Óscar Gilsanz empezó diciendo que “en la primera sufrimos con la presión del Valladolid Promesas. Nos igualaban todo delante y la solución estaba en la espalda de su línea defensiva. Nos costó interpretar eso en la primera parte, perdimos muchísimos duelos y no éramos ganadores en las segundas jugadas tampoco. En la primera parte fuimos inferiores al Valladolid. Sólo en la segunda parte, cuando corregimos e intentamos jugar a la espalda del rival para sufriese, que corriese para atrás y aprovechar la velocidad de nuestros atacantes les pusimos en muchas dificultades y el equipo estuvo a un nivel alto. Con el 2-1 volvieron a coger el control del partido. Nos empataron pero tuvimos opciones para hacer algo pero cuando necesitas tantos golpes para ganar, a veces es difícil”.
El míster del filial blanquiazul añadió que “tratamos de dividir el partido, de hacer un partido con ese tres para tres que proponían el rival cuando nos apretaba. Nos estábamos imponiendo en ese tipo de situaciones, pero las jugadas en las áreas y a veces tienes más o menos acierto. Nosotros tuvimos tres palos. Al final son situaciones de partido pero también en la primera parte, cuando menos parecía, nos encontramos un gol y nos fuimos al descanso con empate. Salimos bien en la segunda parte, pero el partido fue un equipo de ida y vuelta porque creíamos que el peligro que le podíamos hacer al rival era a base de atacar la espalda de su línea defensiva. Los partidos hay que cerrarlos y estar fuerte defensivamente. A pesar de que estaba por detrás del Fabril en la clasificación, el Valladolid Promesas es un equipo que tiene una calidad para estar arriba sin ninguna duda. No puedo estar satisfecho por el resultado pero tampoco enfadado con mis futbolistas porque le dieron la vuelta a un partido que estaba más de cara para el Valladolid y fuimos capaces de competir muy bien y de darle la vuelta al partido y al resultado. Con el 2-2, el partido se volvió más loco y en el ida y vuela que se produjo salimos perdedores”.
Gilsanz reconoció que “encajar tres goles en casa no es un síntoma que te haga pensar que puedes ganar los partidos. Hay que seguir trabajando como hasta ahora. Es cierto que los errores vienen provocados por errores de falta de contundencia pero es algo normal en un equipo tan joven como este Fabril. Desde que estoy en el Depor esta es la temporada en la que estoy más contento con el trabajo de los futbolistas. Estamos levantando partidos. Cuando uno encaja un gol siempre es difícil reponerse. Los chavales están con una fortaleza mental importante. Todo lo que están a trabajar se está viendo. Está siendo una temporada complicada para nosotros, pero estamos resolviéndola bien”.