Paula Iglesias, la coruñesa que pudo ser una ‘golden bubble’
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Paula Iglesias, la coruñesa que pudo ser una ‘golden bubble’

Era una de las mejores cuatrocentistas de su generación, pero una lesión le tuvo seis años sin poder competir - Regresó a las pistas esta temporada y en pista cubierta quedó campeona gallega, se clasificó para el Nacional y se quedó a solo un segundo de su mejor marca personal
Paula Iglesias, la coruñesa que pudo ser una ‘golden bubble’
Paula Iglesias

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“Lo que pudiese haber sido... nunca se sabrá, pero obviamente, una espinita ahí queda”, reflexiona la coruñesa Paula Iglesias tras el éxito del 4x400 femenino español, las conocidas como las golden bubbles, que se proclamaron el fin de semana campeonas del mundo de relevos. Compartió generación con sus integrantes, como la suplente Hermina Parra, con quien se repartía las victorias en los 400 metros de los Campeonatos de España de categorías inferiores. Pero en 2019 se rompió con una tendinopatía en el isquio que le tuvo seis largos años alejada de las pistas. Todas sus rivales avanzaron mientras ella apenas podía subir las escaleras sin dolor. Eso sí, nunca se rindió por más que una vez, solo una en todo ese tiempo, se planteara la retirada. Se dio una última oportunidad. Y parece la buena. Por fin vuelve a correr. Con unos objetivos diferentes. Pero en pista cubierta ya fue campeona gallega y se clasificó para el Nacional a solo un segundo de su mejor marca personal. Nada mal.


Todavía no está curada del todo. “Ni sé si lo voy a estar algún día”, matiza. Lo que podía ser un hándicap lo ha convertido en su aliado. Algo así como carpe diem. “Ahora cada entreno no es que piense si puede ser el último, porque es demasiado catastrofista, pero es un poco en ese sentido de aprovecha lo que tienes ahora que llevas seis años sin hacerlo”, indica. La opción de volver a sentirse atleta fue lo que le guió durante todo el proceso. “No encontré otra cosa que me llenara tanto. Pensaba: ¿Quién soy yo si no puedo hacer esto?”, recuerda. “No sé cuántos fisios habré visitado, ni cuántos médicos. Algunos me decían que estaba perfecta, otros que no volvería a correr. Yo me agarraba a un clavo ardiendo. Porque si me sentaba a tomar la decisión de dejarlo me daba muchísima ansiedad y miedo”. La clave fue encontrar a la persona adecuada. Ese fue el fisio Adán Carbó, de la clínica Assistens. Y a partir de ahí, empezó a mejorar hasta el punto de permitir el deseado regreso a las pistas.

 

Nueva mentalidad


La primera competición fue un control de tiempos de su club, el Riazor Coruña, en Elviña. “Estaba muy contenta, muy motivada, sin nada de miedo”. Lo mismo que con su primer 400. “Me preguntaban todo el rato si estaba nerviosísima. Y yo nada, solo deseando salir a correr”. Después llegó el Campeonato Gallego, donde se colgó el oro. Y lograr la mínima para el Campeonato de España en pista cubierta. “No contaba con eso y menos con quedarme a un segundo de mi mejor tiempo”, reconoce. Era como si no hubiesen pasado seis años y retomarlo en el mismo punto que lo había dejado. 


Pero sí han pasado, no lo puede borrar ni olvidar, y no es la misma Paula de antes. Tampoco significa que sea peor. Diferente. “Aunque estuve seis años fuera, la madurez que gané me hace entrenar mejor, cuidarme más, empecé con un nutricionista, descanso mejor... Me centro más en los detalles, que no solo entrenar, entrenar, entrenar, que también”, explica. Y no fue un drama tener que rebajar las expectativas. De luchar por los podios nacionales, por ir a las grandes competiciones con la selección, por los récords, a objetivos más modestos. “Me cambió completamente la perspectiva. Después de tanto tiempo, el hecho de ponerme detrás de unos tacos me da exactamente igual si es en un Campeonato Gallego, un control, un Campeonato de España, lo que sea. Y eso también me ayudó a correr sin presión y a disfrutar”, analiza.

 

Récords


El Campeonato de España, por ejemplo, antes le hubiese supuesto un momento de estrés. “Ahora ojalá volver a vivirlo 70 veces. Me lo pasé como si fuera el primero, o mejor. Obviamente me da mucha pena haber perdido estos seis años. Y cuando volví pensaba si igual había sido demasiado. Pero hay muchas referentes que están rindiendo a su mejor nivel con treinta años o más”, dice, por más que a ella aún le queden cuatro para alcanzar esa barrera. “Ahora mismo mi objetivo es la mínima para el Campeonato de España al aire libre. Me piden 54.35. Y tengo 55.12 de esta pista cubierta”, apunta. Su récord gallego absoluto es de 54.02. El de aire libre sigue siendo de Begoña Garrido con 54.14. “No lo veo tan lejos. No sé si este año, pero antes de volver a retirarme espero que los dos sean míos”. 


“Cada uno tiene su momento y si no fue, no fue. Quizá mi cabeza tampoco estuviese preparada”, concluye sobre su pasado. “Ahora lo veo todo con perspectiva y digo, ojalá volver atrás y muchas veces que tenía miedo de competir, borrármelo de la cabeza y salir a muerte”. Son recuerdos de un tiempo que revivió en Gallur el pasado mes de febrero con reencuentros después de seis años. “Herminia (Parra) estaba peleando por correr en 51 y meterse en un relevo. Y aun así se paró para decirme que estaba muy feliz por volver a verme correr. Fue muy bonito”. 
 

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