El tiempo pasa y no se puede detener. Es uno de los axiomas de la vida que no admiten ningún tipo de debate. Más lento o más rápido, aunque eso es una cuestión de perspectiva y depende en la mayoría de los casos de la edad. Pero pasa. Y ocurre en cualquier entorno. En cualquier ámbito. Como también se comprueba cada fin de semana en las pistas de hockey sobre patines. Sobre todo esta temporada, que quizás está siendo la del cambio en la OK Liga. Se van a ir jugadores que lo han sido todo, como Jordi Bargalló. Y aparecen nuevas estrellas, como Jacobo Copa. Un relevo generacional presente también en la lista de goleadores en la que son mayoría los nacidos en la década de los 2000, por primera vez superando a los que lo hicieron en los 90 aunque lidere la lista uno que lo hizo en los 80. Más Centennials que Milennials. La competición se adentra de pleno en el siglo XXI.
En lo que va de temporada en la OK Liga, 24 jornadas (solo a dos de que termine la fase regular y arranquen los playoffs) han sido 118 los jugadores que han marcado al menos un gol. De ese más de centenar, 54 han nacido a partir del año 2000; 51 entre 1990 y 1999; 12 en la década de los 80 y solo uno, precisamente Jordi Bargalló, el último superviviente (con permiso del portero Jaume Llaverola, que el curso que viene seguirá en activo con 50 años en el Farners de la tercera división catalana), que lo hizo en los 70 (1979). La balanza ya se ha inclinado definitivamente hacia los primeros y así será hasta que la siguiente generación, la Alfa, reclame su sitio.
El Liceo aporta tres jugadores a esa lista de jóvenes talentos: Nil Cervera (2003), que ha marcado cuatro tantos, y Bruno Saavedra (2005), que lleva nueve, por un lado, que ya habían inscrito sus nombres como goleadores en la máxima categoría, y Jacobo Copa (2006) por otro, que se estrenó esta temporada y ya va por los ocho. Además está Fran Torres, Tombita (2004), cedido por el club verdiblanco en el Lleida, que computa 13 en el año de su consolidación definitiva. Y en principio los cuatro coincidirán el año que viene bajo las órdenes de Juan Copa en el equipo coruñés.
En este sentido, el Igualada, que acaba de revalidar el título continental de la WSE Cup, es el equipo que más jugadores de la generación de los 2000 tiene entre sus goleadores. De los diez que han sumado en algún momento de la temporada, siete tienen menos de 25 años. Todos salvo Roger Bars, Edu Fernández y César Vives. El francés Marc Rouzé (2004) es el máximo exponente del baby Igualada en el que también aparecen Marc Carol (2002), Miguel Cañadillas (2003), Joel Roma (2002), Biel Llanes (2006), Guillem Llorens (2005) y Joan Ruano (2004). Los cachorros de Marc Muntané. Destaca también el Reus con cuatro nuevos exponentes: Carles Casas, Guillem Jansá, Roger Fargas y Pol Martínez.
Rouzé, con veinte goles, encabeza además el podio de los jugadores de los años 2000. Sexto en la clasificación general de pichichis, le siguen el argentino del Lleida Nico Ojeda (2001), que marcha con 18; y Joan Pujalte (2001), del Sant Just, que está con 17. Los más jóvenes, por otra parte, son Pau Andreu (Noia) y Marc Zanon (Caldes), los dos nacidos en 2007, e Ishak Bouda (Calafell), de 2009, todavía con 15 años (en tres días cumplirá los 16).
El máximo goleador de la OK Liga, sin embargo, es uno de los veteranos de la liga, un Pablo Álvarez (1986) que se acerca a los 39 años sin aflojar ni un ápice su hambre de cara a la portería contraria. El barcelonista lidera la clasificación con 26 dianas. El siguiente de su generación es su compatriota Darío Giménez (1987), del Lleida, que tiene 10 en su cuenta. El podio de la década de los 80 lo cierra Sergi Miras (1986) con 9. El Liceo también tiene un exponente de los Milennials con Pablo Cancela (1988), que en la última jornada se estrenó como goleador este curso después de cinco meses alejado de las pistas.
Entre los nacidos en los 90, no obstante, todavía está la hegemonía del gol. Por detrás de Álvarez se sitúan Martí Casas (1995), del Reus, con 25; Ferrán Font (1996), del Barça, con 23; y el liceísta Arnau Xaus (1997), con otros 23. Los tres optan al premio de pichichis al final de la fase regular, sin descartar a Álex Rodríguez (1993), del Voltregà, que con 22 está terminando la Liga a lo grande y ya evitó el descenso directo de los suyos. Para eso la veteranía sigue siendo un grado.