La Liga, territorio de los hermanos Grau
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La Liga, territorio de los hermanos Grau

El portero y el delantero azulgrana son los únicos jugadores que disputan su cuarta final seguida, con pleno en las anteriores: fueron campeones con el Liceo en 2022 y los dos años siguientes con el Barça
La Liga, territorio de los hermanos Grau
Marc y Carles Grau con el trofeo de campeones de Liga, el de la izquierda en 2022 con el Liceo y el de la derecha con el Barça en 2023

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“Tenemos que seguir en línea ascendente para poder conseguir la Liga, que ya sería la tercera con el Barça”, dice Marc Grau en un vídeo publicado por el club azulgrana antes del inicio del playoff. “Y la cuarta consecutiva”, le puntualiza su hermano mayor Carles Grau, de copiloto en el coche en el que ambos se dirigen a uno de los entrenamientos del equipo. No es una casualidad que sean los escogidos en esta fecha. Porque los de Lloret de Mar van camino de cumplir esa profecía. Ya son los dos únicos jugadores que han estado en las cuatro finales desde que se volvió a instaurar el playoff para dirimir al campeón de Liga. Y de momento, con pleno. Ganaron la primera en las filas del Liceo y las dos siguientes ya con el Barça, una contra su exequipo y la del año pasado frente al Noia. Ahora vuelven a enfrentarse con su pasado más reciente. 

 

 


En A Coruña se reencontraron después de varios años en los que el hockey sobre patines les había llevado por caminos separados. Carles venía de Oporto. Marc desde Noia, donde tuvo una primera aventura fuera de casa después haber desarrollado toda su carrera en su Lloret natal. Sin saberlo, la ciudad y el Liceo activaron una sociedad letal, ya sea de verdiblanco, de azulgrana o incluso en la selección española, con la que también saben lo que es proclamarse campeones de Europa y del mundo. El farmacéutico y el dentista. De bata blanca. Uno para los goles. Otro los marca. Incluso tienen dos hermanos más, Lluís, ya retirado, y Álex (gemelo de Marc que juega en el Girona) si quisieran completar el equipo de familia imparable.


El mayor es el portero, Carles, de 35 años. Él fue el culpable de que al resto les entrara la fiebre del stick. Le siguió el mediano y después, los gemelos, cinco años menores. También fue el primero en salir de casa, pasando por la cantera del Barça, el Vendrell y el Vic antes de dar el salto al extranjero para enrolarse en el Porto. Mucho menos se movieron sus hermanos, que se mantuvieron todo ese tiempo en el Lloret hasta que Marc en 2018, cuando empezaba incluso a llamar la atención de la selección, se decidió a dar un paso más creyendo que podía ser un profesional del hockey. Se fue al Noia y ya firmó unos buenos números que convencieron al Liceo, que buscaba portero (Malián se iba precisamente al Porto) y se decidió a fichar al pack Grau completo. 

 

 

 

Carles ya era un portero consagrado, pero Marc explotó definitivamente de la mano de Juan Copa con una primera temporada en la que se fue a los 34 goles. El ciclo de tres años vestidos de verdiblanco les llevó a ganar en su segundo curso (el primero fue el de la pandemia) una Copa del Rey, en la que además Carles Grau fue el MVP de la final en la que el Liceo pudo con el Barça; una Supercopa de España solo unos meses después, en el inicio de su tercera temporada y también con el conjunto azulgrana como rival, y se despidieron a lo grande al conquistar la Liga en el playoff en el que el Reus fue su último obstáculo hacia el título. En ese momento ambos ya sabían que cambiarían de colores al año siguiente (como otros cinco de sus compañeros, al término de ese año solo se quedaron tres en la plantilla) porque se iban al máximo rival, lo que incluso fue algún motivo de broma durante la celebración del título.

 

Cambio de camiseta


El Barça había tenido que ceder varias finales contra el Liceo y optó por una de sus estrategias clásicas. Reforzarse y a la vez debilitar al contrario. De una tacada se hizo con dos jugadores que habían sido vitales en el ciclo ganador de los verdiblancos y estos, que además encajaron a la perfección en la filosofía azulgrana, pasaron a formar parte de la larga lista de los que hicieron el camino de A Coruña a Barcelona. Carles tuvo que repartirse el protagonismo en la portería con Sergi Fernández, lo que no le había pasado hasta entonces. Y el menor fue haciendo su sitio en una plantilla plagada de estrellas. El primer año fue el cuarto máximo anotador, con 20 goles. El segundo, el tercero con 26. Este curso también es el tercero, aunque con peores registros ya que se quedó en 16, si bien estuvo lastrado por una lesión en diferentes momentos de la misma.


Los títulos también les acompañaron en estos tres años de culés. Ganaron tres Supercopas (cuatro seguidas si se cuenta la lograda con el Liceo) e hicieron doblete de Liga y Copa en los dos primeros cursos, además de la Intercontinental. Europa se les resiste, por lo menos a nivel de clubes, no con la selección, y en 2025 ya se les escapó la Copa. Pero la Liga es su territorio y lo llevan demostrando tres años seguidos. Disputarán una cuarta final en la que los coruñeses buscarán la revancha con sus ex. Porque hace dos años que ellos salieron del Palacio de los Deportes de Riazor como campeones y no precisamente como verdiblancos. El Barça se llevó la final del playoff en tres partidos tras ganar claramente los dos primeros en el Palau, por 5-1 y 4-1, rematando en A Coruña en el tercero por 3-6. 

 

 

 

“Compartir equipo con mi hermano está súper bien”, indica Carles en ese vídeo del Barça. “Es un privilegio y una suerte”, añade Marc y ambos reconocen la presión por ganar un título que arregle la temporada. “Todo lo que hemos hecho hasta ahora no sirve de nada si se nos escapa la Liga”, señala el mayor. “Somos el Barça. No hicimos una buena Copa ni una buena Champions, pero nos merecemos la Liga”, indica el pequeño, que le hace la broma a su hermano de “tocar madera” para que se cumplan sus sueños, como ya lo es jugar en el Barça del que son “desde pequeños”. Después de la Liga separarán sus caminos. Solo en un verano en el que Carles ya ha anunciado su renuncia a la selección. 

 

El Liceo, molesto con los cambios de fecha y hora

“Empezó la semana, nuestros aficionados nos llamaban para intentar organizarse para desplazarse con mucho esfuerzo a Barcelona, y no solo no pudimos darles el horario definitivo del segundo partido, sino que tuvimos que cambiarles el del primero varias veces”. El enfado en el Liceo por el baile de fechas y horarios de los dos primeros encuentros de la final contra el Barça va mucho más allá de las molestias ocasionadas por tener que cambiar los billetes de avión, que ya estaban comprados para jueves (ida) y lunes (vuelta) y hubo que pasarlos a viernes y martes. El club coruñés está molesto por el tiro en el pie que esto supone en cuanto a la promoción del hockey sobre patines. “Llevamos varios años trabajando para enganchar al público, hemos conseguido que vengan hasta tres mil personas al Palacio, llenar dos buses para ir a Barcelos entre semana... y ahora quería ir mucha gente a Barcelona y todo esto no ayuda”, indican fuentes de la directiva liceísta.


Los dos primeros partidos de la final entre el Liceo y el Barça tenían que ser el viernes y domingo en el Palau. Pendientes del baloncesto, del balonmano y de la televisión, las fechas pasaron a sábado y lunes, cuanto menos un día curioso para disputar un Barça-Liceo en el que está en juego el título de Liga. El del sábado, además, cambió de hora varias veces ya que inicialmente iba a ser a las 16.00 y por petición de la televisión será definitivamente a las 13.00. El del duelo del lunes, que se barajó que fuera a las 17.00, finalmente será a las 20.30 horas. El tercero, ya en A Coruña, será el viernes 20 a las 20.30 horas. El cuarto, si fuera necesario, el domingo 22 a las 12.30. Y el quinto, en el Palau el martes 24 a las 19.00 horas. 

 

El año pasado al Barça se le permitió incluso saltarse las bases de competición en las semifinales contra el Reus. Estas estipulaban, igual que este año, una serie con los dos primeros partidos en el feudo del equipo con el factor cancha a favor, otros dos en la del rival y un quinto de nuevo en ls pista del mejor clasificado en la liga regular. Dos, dos y uno. La falta de disponibiidad del recinto azulgrana, en donde coincidían varias competiciones de distintos deportes, hizo que la Federación permitiera que los partidos se jugaran alternos: uno en Barcelona, uno en Reus, otro en Barcelona y otro en Reus.

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