Al Liceo ya solo le queda la épica. Que no es poco cuando se trata del conjunto verdiblanco, hacedor de milagros y domador de leyendas. Pero ahora está contra las cuerdas. El Barça le machacó en el segundo partido. Golpe tras golpe. Porque en ataque aprovechó casi el cien por cien de sus ocasiones ya desde el primer minuto, mientras el portero Sergi Fenández se autoproclamaba rey de su castillo en el otro lado de la pista. Implacable en la definición y un muro en la portería. Da igual cuando leas esto. Es un clásico. Claro que un 6-0 tiene otras muchas lecturas. Pero la más básica es esa. La diferencia en las áreas. Porque al final esto es un juego que va de meter la bola entre tres palos de menos de dos metros cuadrados. Y los azulgrana, con más o menos suerte, con más o menos ayuda, con más o menos oportunismo, lo hicieron seis veces y los coruñeses ninguna.
Hubo más, siempre lo hay. El Barça tuvo más ritmo. El Barça dominó todos los enfrentamientos individuales. Jugó con más inteligencia y con menos nervios, más centrado en los detalles. El Liceo apenas inquietó. Es cierto que Sergi Fernández lo paró todo, pero también la defensa local hizo su trabajo para impedir que los verdiblancos llegaran en mejores condiciones a sus dominios. Si el Barça ya está en modo apisonadora poco más hay que hacer. Pero encima la suerte y los árbitros también estaban de su lado y se encargaron de poner la puntilla y acabar con las mínimas opciones que pudiera tener el conjunto coruñés, que ahora vuelve a casa y se encomienda a su afición para intentar ganar tres partidos seguidos al Barça, lo nunca visto. Siempre nos quedará el Palacio. Viernes, 20.30 horas, primera cita.
El Liceo hizo un declaración de intenciones de salida. Saque de centro, disparo desde su propia pista de César Carballeira, rechace de Dava Torres frente a Sergi Fernández y el capitán la mandó arriba. Unos segundos eléctricos ante los que el Barça no se asustó. Vio su apuesta y la subió. Ferrán Font ni se lo pensó. Misil y gol. Minuto uno. Los verdiblancos tardaron un poco en recuperarse porque al guión se le empezaron a torcer los renglones mucho antes de lo esperado. No se desconectaron y eso les permitió resistir, porque los azulgrana olieron la sangre y aceleraron sin piedad. Era momento de apretar y aguantar como fuera para poco a poco ir saliendo del hoyo.
Fue como pasó. A partir del minuto cinco el Liceo sacó la cabeza, con Torres y Carballeira liderando el despertar. Los dos tuvieron ocasiones claras. Incluso un mano a mano del cinco. Sergi Fernández parecía ni inmutarse. Ahora una mano. Ahora la otra. Un recital de paradas. En el otro área sucedía todo lo contrario. La bola le llegó a Marc Grau después de un desvío de Saavedra. Remató. Le volvió el rechace. Y medio enganchado con Carballeira consiguió darle de nuevo y la bola entró llorando.
"¡Vamos a madurar de una vez!", les gritaba Juan Copa a los suyos en el tiempo muerto a la vez que les animaba diciendo que no estaban mal, que se lo creyeran. Pero la finalización lo es todo. Y mientras Fabrizio Ciocale se encontraba con el palo, unas jugadas después el Barça volvía a penalizar un error defensivo coruñés. Xavi Barroso se quedó muy solo en la frontal del área y encontró la autopista a las redes con un tiro con más colocación que potencia.
Al Liceo le caían por todas partes porque el arbitraje le estaba castigando insistentemente. Entre unos y otros iban minando su moral. Llegó a la décima infracción en poco más de 23 minutos. Ignacio Alabart se fue al punto de la directa donde Serra primero y el palo después impidieron la goleada al descanso y permitieron que el Liceo pudiera mantener la fe en su heroica y de acercarse en el marcador.
Y el inicio del segundo tiempo así lo corroboró. El Liceo gastó sus cartuchos. Se fue claramente al ataque. Y tuvo premio en forma de penalti. César Carballeira, que en la locura de la tanda contra el Reus había sido el único en acertar después de 18 lanzamientos, asumió la responsabilidad. Pero el desenlace fue el mismo que durante el resto del partido. Sergi Fernández se estiró y lo paró.
Los verdes entraron en terreno peligroso. El de la desesperación. Sin ataques elaborados. Más que perdiendo, regalando bolas. Y protestándolo todo. Pablo Cancela, que tuvo sus primeros minutos y justo se sentaba en el banquillo, vio azul por algo que le dijo a los árbitros. “Ni una advertencia tenía”, se quejaba Dava Torres. Y más aumentó la frustración cuando la directa de Alabart parecía que había dado al palo, pero el ojo del árbitro, y el del propio jugador, lo vieron claro. La bola había entrado. Las imágenes a cámara lenta lo confirmaron. Pero allí en pista, con las pulsaciones a mil y la sensación de haber escuchado el sonido del metal, supuso el golpe definitivo. Tanto que el Barça repitió lo del primer partido con otro gol seguido, con los mismos catorce segundos de margen entre uno y otro, esta vez de Grau, con todo el tiempo para preparar el disparo y ejecutar desde fuera del área.
Quedaban 31 minutos y se había acabado la historia. La serie iba a viajar a Coruña con un 2-0. Quedaba por saber si con algo más de esperanzas, o por lo menos mejor sabor de boca, pero ni eso les salió bien a los verdiblancos, que continuaron con sus tímidos acercamientos a Fernández, que solo se tuvo que lucir ante un potente disparo de Torres, en el resto apenas le hicieron ni moverse, y encima encajaron el sexto. Otra vez el buen ojo del árbitro que vio que la bola de Llorca, otra que entró llorando, estaba dentro antes de que Torres la rebañara. Los últimos segundos ni se jugaron. El Liceo necesita ahora más que nunca a su Palacio.
Barça 6 - 0 Liceo |
Barça: Sergi Fernández, Ignacio Albart, Sergi Llorca, Marc Grau y Ferrán Font -cinco inicial-. Eloi Cervera, Xavi Barroso, Pablo Álvarez y Sergi Aragonés.
Liceo: Martí Serra, César Carballeira, Nil Cervera, Dava Torres y Arnau Xaus -cinco inicial-. Fabrizio Ciocale, Bruno Saavedra, Jacobo Copa y Pablo Cancela.
Goles: 1-0, m.1: Ferrán Font. 2-0, m.7: Marc Grau. 3-0, m.17: Xavi Barroso. 4-0, m.31: Ignacio Alabart, de falta directa. 5-0, m.31: Marc Grau. 6-0, m.47: Sergi Llorca.
Árbitros: David Cantos y Albert Pérez. Mostraron cartulina azul a Pablo Cancela.
Incidencias: segundo partido de la final del playoff de la OK Liga disputado en el Palau Blaugrana. |