“Cuando crecíamos en A Coruña, íbamos a Santiago a entrenar con el Raxoi. Cuando nos fuimos a Santiago a estudiar, jugábamos con el Liceo. Y ahora que volvemos a estar en el Raxoi, vivimos otra vez en A Coruña. Siempre al revés”, se ríen las hermanas mellizas Lara y Lucía Yáñez (A Coruña, 2000) sobre sus viajes de ida y vuelta entras las dos ciudades. Es imposible que no tengan el corazón un poco dividido cuando su equipo, un Raxoi que se estrena y se intenta abrir paso en la OK Liga Iberdrola, visite al HC Coruña en el Palacio de los Deportes de Riazor (hoy, 13.00 horas). Un derbi muy especial porque ha tenido que pasar una década para que vuelva a repetirse un enfrentamiento entre dos equipos gallegos en la máxima categoría. Los anteriores fueron el Borbolla y el Traviesas... Y las dos Yáñez ya estaban por allí.
En realidad era su hermana mayor, Ana, la que formaba parte de la plantilla de las de Monte Alto. La mellizas tenían 12 años cuando se produjo ese histórico derbi entre coruñesas y viguesas, 13 al año siguiente, cuando incluso Lucía ya fue convocada para disputar algún partido. “Pero ahí ni era consciente de lo que era un derbi y ni siquiera de lo que era la OK Liga. Sabía que jugaba contra las mayores y poco más”, reconoce la coruñesa. Luchy Paz, un año mayor que ellas y ahora capitana del HC Coruña, santiaguesa de nacimiento, tenía también 13, 12 Alejandra Martín y solo 8 Cris Diaz, las tres gallegas del equipo de Stanis. Más pequeñas eran todavía las compañeras de las Yáñez en el Raxoi, de una generación que ya creció con referentes y como lo son ellas ahora para todas esas niñas que vienen.
Lo saben Lara y Lucía. Aunque tienen solo 24 años, ya tuvieron que ir buscando sus oportunidades aquí y allá, siguiendo primero a su hermana y después volando solas. “Éramos un pack las tres”, se ríen, “mi madre con tres hijas sino a ver qué hacía”. Empezaron en el INEF y después su madre (María Jesús Vázquez, ahora presidenta de la Federación Gallega de Patinaje) les llevó al Raxoi porque era el único equipo de la zona que tenía equipos íntegramente femeninos y no mixtos. Después ya surgió la opción del Borbolla, donde se formaron y conocieron de primera mano lo que era la élite en su infancia y fueron jugadoras importante en la segunda etapa del club en la OK Liga antes de pasar al Liceo y, ahora, de vuelta a los orígenes en el Raxoi.
Ha pasado solo una década, pero creen que, todavía con muchos aspectos en los que mejorar, el hockey femenino ha crecido muchísimo. “Aún queda mucho, pero hay un par de equipos que están apostando sobre todo por la profesionalización. El otro día, por ejemplo, fuimos a Fraga y es que al final son dos mundos en los que nos movemos. En nuestro equipo la mayoría somos estudiantes (a Lara le falta el trabajo de fin de grado para terminar Derecho, Lucía finalizó Farmacia y prepara el FIR), mientras que el Fraga (con la coruñesa María Sanjurjo, que fue su compañera en el Liceo) es un equipo completamente profesional en todos los aspectos. Y yo creo que eso es algo positivo para la liga. Es muy difícil, pero ojalá que lleguemos todos a ese punto. Hace 11 años que era todo prácticamente amateur”, reflexiona Lara.
“Ahora vemos muchísimo hockey femenino, pero antes, yo, por ejemplo, hasta que empecé a ir a tecnificaciones o a algún campamento, no conocía ni siquiera a las jugadoras más top, porque no había la visibilidad que hay ahora”, aporta Lucía. “Creo que la OK Plata ha sido un acierto. Antes el salto era grandísimo y era mucho más difícil conseguir la permanencia y los partidos eran más desiguales”, añade. “Ahora al final nos encontramos con que cualquiera puede competir contra cualquiera y aunque se están profesionalizando algunas clubes y evidentemente tienen más calidad, creo que se está igualando el nivel”.
El Raxoi, lo mismo que el HC Coruña, un equipo surgido de ellas para ellas, siempre ha apostado decididamente por el equipo femenino. Así lo sienten las mellizas Yáñez, aunque siguen echando de menos un poco más de visibilidad. “Nosotras nos marchamos al Raxoi porque era de los únicos equipos que apostaba por el femenino. La mayoría de jugadoras que están ahora en el primer equipo son niñas que empezaron desde pequeñas en el club y lograron llegar a la máxima categoría a base de que el club apostó por ellas”, celebra Lara. “Dentro de nuestro club siempre hemos sentido que teníamos peso, que nos tenían en cuenta, pero sí que que echamos de menos un poquito más de visibilidad”, lamenta Lucía, que afronta especialmente motivada el derbi gallego de hoy contra el HC Coruña y no descarta una sorpresa.
“Tenemos muchas ganas. Sabemos que es un rival muy difícil, que viene de competirle a los de arriba y creemos que va a estar arriba en la clasificación, pero esta es una liga igualada en la que cualquiera puede dar una sorpresa. Con el plus de que sea un derbi, que hay rivalidad y que a lo mejor vamos un poco más motivadas, a ver si tenemos un poco de suerte y cae de nuestro lado”, desea.
El equipo compostelano es penúltimo en la tabla y se presenta en el derbi gallego con cuatro derrotas consecutivas, pero con solo dos puntos menos que el HC Coruña (6 y 8). “En los últimos partidos nos costó bastante, estamos intentando consolidar el equipo porque la mayoría de jugadoras no tienen experiencia en la categoría. Queremos crecer como equipo poco a poco y aspirar a la permanencia”, arguye Lara.
Las dos mellizas se entienden casi sin mirarse, pero la compenetración es tal que en ocasiones es contraproducente para las dos. “Es un exceso de confianza constante, para bien o para mal. Nos entendemos muchísimo mejor que con el resto porque convivimos y pasamos la mayor parte del tiempo juntas, pero nos exigimos más y ese exceso hace que a nos enfademos o nos piquemos más”, reconoce Lara, que creció junto a Lucía, dos vidas sobre patines, dos historias cruzadas, de A Coruña a Santiago y de Santiago a A Coruña, que marcan el derbi gallego de OK Liga Iberdrola, hoy en Riazor.