La noche de ayer fue de pura fiesta en el Coliseum. El templo naranja volvió a vibrar con su equipo, las cerca de 8.000 personas allí presentes vieron a su equipo pelear de tú a tú con el Barcelona hasta terminar haciéndose con una épica victoria por 93-92.
Las gradas eran una fiesta tras en bocinazo final. Equipo y afición se volvieron a unir con un último hilo de esperanza por la salvación con el ya tradicional ritual de fin de partido. Pero esa fiesta no se acabó en el interior del recinto, ya que se trasladó hasta sus aledaños pocos minutos después. Un grupo de aficionados continuó cantando y celebrando en la zona por la que salían jugadores y cuerpo técnico, coreando todos y cada uno de sus nombres.
Hubo varios momentos álgidos en la noche. La salida de Aleix Font, que mantiene una gran relación con el grupo de animación Espíritu 23, fue uno de ellos. El catalán, junto con Olle Lundqvist, sacó una magdalena y una vela para felicitar el cumpleaños a uno de los miembros de la peña, acompañado en la felicitación por todos los presentes cantando el 'Cumpleaños Feliz'.
El alma de la fiesta fue, cómo no, Beqa Burjanadze. Tras firmar un gran partido, el georgiano formó un corro con los aficionados, saltando y cantando todos juntos, alentando igual que lo hace en la pista con toda la grada. El capitán Álex Hernández también ejerció como tal fuera de la cancha, guiando con el bombo el cántico de Co-ru-ña.
Uno de los jugdores más esperados era Brandon Taylor, que se acercó al grupo al son de “MVP, MVP”. Tras ser “disfrazado” con un gorro de vaca, el base estadounidense recibió una plegaria de los aficionados en forma de “Taylor quédate”. Otro de los fichajes, Karlis Silins, también fue aclamado por el público, que le ha bautizado como 'Carliños'. El letón también se animó a tocar el bombo junto a la afición.
Como ya hicieran tras la dura derrota antes Girona, este grupo de seguidores naranjas se quedaron hasta que saliera el último integrante del recinto: Diego Epifanio. El técnico burgalés se hizo esperar, como es habitual, no salió hasta casi las doce, pero atendió a sus fieles una vez más en una de las noches más felices de la historia del club y que quedará en la memoria de sus aficionados para siempre.