No hay ninguno como él. De forma literal. No existe ninguna persona viva en España que haya dirigido los cuatro carruseles de la radio. Sin embargo, José Joaquín Brotons (Barcelona, 1955) reconoce que odia profundamente el fútbol y a su vez, revela que hay ciertos futbolistas que le enamoran.
Tengo entendido que se ha ido vivir a Gijón, ¿por qué?
Yo soy catalán, he vivido toda mi vida entre Madrid y Barcelona. Nací en Barcelona y la verdad es que para mí llegó un momento en mi vida que dije que se había acabado el no poder elegir dónde quería vivir. Entonces dije, pues me voy a hacer un regalo, dado que directamente puedo trabajar en cualquier sitio, tal y como está ahora todo esto de Internet, las conexiones y lo que yo estaba haciendo, me permitió elegir un sitios. Yo había venido aquí hace unos años, a Gijón, a montar la redacción de la televisión asturiana, porque yo trabajaba en Mediapro, era uno de los ejecutivos y me encargaba justamente de la formación de profesionales y la elección de las televisiones autonómicas. Una de las cosas que más me enamoró de esta tierra, de Asturias, fue el verde, el tiempo, la temperatura, la comida… Me enamoré y claro, cuando uno se enamora, su vida tiene un complemento maravilloso.
¿Cuánto tiempo lleva viviendo en Gijón?
Vine aquí en octubre de 2019, osea que va para seis años casi.
¿Está cumpliendo con sus expectativas la ciudad?
Está superando mi expectativa. Un día, hablando con un amigo médico que es gallego, me dijo una frase que yo ni había caído. Me dijo: “con esa elección que has hecho, lo que has ganado es no solo calidad, sino años de vida”. Ganar años de vida significa estar a gusto contigo mismo. Yo tengo 70 años, aunque me conservo muy bien porque genéticamente he tenido la suerte de tener los genes de mi madre, que murió sin una sola arruga a los 92 años. El camino es otra ventaja que tiene esta ciudad. Es como Coruña al final, ¿no? Que puedes ir a todos los sitios caminando, después se come muy bien, aunque yo intento cuidar la comida, pero mi tendencia natural es la de tener más peso de lo habitual, pero intento cuidarme, y aquí hay una posibilidad... La gente en Madrid y Barcelona no sabe lo que es un pescado fresco. Yo creo que el pescado recién capturado, como en Asturias, o en Galicia, o en el País Vasco, o en Cantabria, pues no es lo mismo.
La gente en Madrid y Barcelona no sabe lo que es un pescado fresco.
¿Qué le hizo iniciarse en el mundo del periodismo?
La pasión por comunicar. Yo me di cuenta desde muy joven que yo lo que quería era explicarle a la gente cosas. Tuve la suerte de entrar muy joven en Radio Barcelona, de la cadena SER, y allí aprendí mucho con personas que, bueno, desgraciadamente unas ya no están, y otras fueron siempre pioneros de la radio española. Ya no hablo de Joan Castelló Rovira, el propio André Buenafuente, gente como Joaquim Maria Puyá, que fue el narrador que empezó a transmitir los partidos en catalán. El destino hizo que me fuera a cumplir el servicio militar a Madrid, y nada más llegar me presenté a Vicente Marco, que era en aquellos momentos el director de deportes de la cadena SER. Me acogió maravillosamente y empecé allí una carrera profesional que me ha traído hasta donde estoy ahora.
Dicen que los periodistas deportivos somos futbolistas frustrados, no sé si es su caso.
Yo odio profundamente el fútbol. Me parece que es un deporte absolutamente poco atractivo, poco interesante. Yo soy un hombre mucho de baloncesto. Creo que un deporte donde tú estás sentado, de repente, tienes la necesidad de ir al servicio, justo cuando estás en el servicio marcan el único gol del partido… pues no es muy atractivo. Digamos que para mí el fútbol ha sido más una manera de ganarme la vida que un deseo o una atracción deportiva.
¿Ha cambiado mucho el periodismo?
Bueno, es que no tiene nada que ver. El periodismo que nosotros hacíamos en los años 80, 90, era un periodismo de verdad. Ahora es un periodismo de Internet, de no salir de tu mesa de trabajo, de no tener una agenda. Bueno, a lo mejor tienes una agenda, pero no te cogen el teléfono. En nuestra época, nuestra agenda era gente que nos cogía el teléfono, porque tener muchos números no es importante, lo importante es que los descuelguen. En aquella época hablábamos con los futbolistas, con los deportistas… Yo recuerdo haber mantenido, no solo entrevistas, sino charlas, viajes, comunicaciones con muchos compañeros, y sobre todo con muchos deportistas de nivel. Ahora es todo a través de medios de comunicación, de gabinete de prensa, de representantes. Todo cambia y cada época es distinta, pero lo que se hace ahora no es periodismo, lo que se hace ahora es forofismo.
En aquella época hablábamos con los futbolistas, con los deportistas… Yo recuerdo haber mantenido, no solo entrevistas, sino charlas, viajes, comunicaciones con muchos compañeros, y sobre todo con muchos deportistas de nivel.
¿Están los clubes cada vez más blindados?
Sí, sí. Yo siempre le digo a un entrenador, cuando llega a un equipo “oye, no te fíes mucho de la jefatura de prensa, porque va a defender al club, no a ti. O sea, a ti te van a utilizar”. Al final, yo creo que los clubes lo que han querido siempre es que nadie se enterara de lo que pasaba dentro, porque esa es la manera que tienen para protegerse. Y lo único que hacen es marketing. El marketing se lo compra quien quiere comprárselo. Yo, desde luego, no lo compro.
¿Y la radio ha cambiado?
La radio actual, desde mi punto de vista, no ha evolucionado. Ya José María García, con el que yo tuve la suerte de trabajar seis años, y digo la suerte porque yo creo que él fue el pionero de todo esto, manteniendo muchas discrepancias, porque al final había cosas que nos gustaban y otras cosas que no nos gustaban de José María… Él ya hacía un programa a las doce de la noche. No ha mejorado nada esto. Ya José María García hacía el partido de la jornada, ya José María García narraba partidos de fútbol... O sea, no ha evolucionado. Es más, yo creo que ha involucionado, porque lo que se ha pasado es de una radio personal, una radio de autor, a una radio coral, donde lo más importante es la opinión de gente que muchas veces no tiene ni opinión. Yo sigo siendo un oyente de radio, porque cuando uno ama la radio, al final sigue oyendo la radio, pero no estoy emocionado con la radio que se hace actualmente.
¿Cuál es la clave para no convertir en una rutina monótona su trabajo?
Una de las grandes cuestiones que para mí han definido mi trayectoria es que yo no soy un futbolista frustrado, no soy un deportista frustrado, yo soy un comunicador. Y cuando tú comunicas, cada día se comunican cosas diferentes. Fíjate qué noticia tan atrasada es ya que hay un nuevo Papa. O sea, en los periódicos sale el nombre con la elección del Papa León XIV, pero es que todos, ya vimos ayer quién es León XIV, ya supimos ayer cuál era su trayectoria, todo ya ha pasado.
¿Le quedó la espina de no haber hecho algo en su vida profesional?
No, porque siempre conocí mis limitaciones. Por ejemplo, yo no narré nunca, porque no sé. Me parece que narrar, tanto en radio como en televisión, es un arte y es una especialización. Mi preparación o mi capacidad profesional no dio para eso, y entonces me dediqué a lo que sabía, que era hacer programas, dirigir equipos, organizar redacciones, intentar inventar… Tengo la satisfacción de haber inventado el carrusel de baloncesto en el año 83 y de aportar conocimiento. Todo eso, al final, se lo debo también a las oportunidades que he tenido. Yo he sido un tipo muy inquieto, la gente se pregunta por qué he cambiado tanto de empresa. Soy la única persona viva que ha dirigido los cuatro carruseles de la radio España. Hice Carrusel Deportivo, hice Tiempo de juego, hice Tablero deportivo e hice Radio Estadio. Yo he cubierto prácticamente todo el espectro de los medios de comunicación. No hay nada que eche en falta. Estoy muy satisfecho con lo que he hecho. Y ahora me dedico a otras cosas, como asesorías de comunicación, a entrenadores de fútbol… Me produce mucha satisfacción porque es ayudar a gente que necesita centrar su mensaje.
Será satisfactorio haber hecho todo lo que ha querido.
El pasado solo sirve para saber por dónde se ha ido, por dónde ha transitado, pero no te sirve para construir el futuro. A mí me gusta mucho vivir el presente, quizá por eso estoy en Gijón. Al final, te voy a contar una anécdota muy curiosa. Este año me hice socio del Sporting de Gijón. Yo no tengo ninguna pasión por el fútbol, pero me parecía que, dado que el Sporting había fichado un nuevo entrenador, y que la perspectiva era muy interesante, pues me hice socio. ¿Querrás creer que he ido a tres partidos este año? Al campo, al Molinón. ¿Por qué? Porque también estoy manipulado por lo que es la televisión. Yo prefiero ver un partido en televisión que ir al campo. ¿Eso por qué es? Porque yo no vivo el sentimiento del equipo. Yo entiendo a la gente que va a los estadios porque tiene el sentimiento para acompañar a su equipo. En mi caso eso no se produce. En mi caso, lo que me interesa es el acontecimiento, la noticia. Y por tanto, como se puede ver en televisión, no se ve en el estadio.
Yo prefiero ver un partido en televisión que ir al campo. ¿Eso por qué es? Porque yo no vivo el sentimiento del equipo.
Ya que ha abierto el melón del fútbol. ¿Volverá el Dépor a Primera?
Tardará, tardará porque no es fácil. Hay un tiempo de duelo y el Dépor bajó demasiado. Yo conocí al Dépor en Primera. Tengo una anécdota maravillosa. Yo fui, en una época de mi vida, muy cercano a Juan Pardo. Juan Pardo era muy seguidor del Deportivo de la Coruña. No sé si la gente lo sabe, pero era muy seguidor del Deportivo de la Coruña. Y hubo un famoso partido, que recordarán todos en A Coruña, donde se disputaba un título de liga. El famoso penalti de Djukic. Bueno, pues íbamos a ir a aquel partido Juan, unos amigos y yo. No por el hecho de ir a ver al Deportivo. Él sí, yo no, pero sí por el hecho de vivir una circunstancia que era fuera de lo normal. Al final, no sé qué pasó que él no pudo ir y yo tampoco porque tenía programa en la radio. Lamentamos no haber ido, aunque después las cosas no fueran buenas para el Deportivo. Yo personalmente creo que A Coruña es de Primera. Y no lo digo por quedar bien. Lo digo porque la historia demuestra que el Deportivo es un equipo que debería estar en Primera División. Como debería estar el Sporting de Gijón, el Zaragoza… Pero claro, hay que ganárselo en el terreno de juego. He ido muchas veces a Coruña porque es una ciudad que me enamora tanto como Gijón. Me gustaría que el Deportivo estuviera en Primera.
Hay un tiempo de duelo y el Dépor bajó demasiado.
Esta Segunda División está plagada de equipos históricos.
Yo creo personalmente que la Segunda División es la quinta mejor liga de Europa. Pero con un añadido para mí mucho más importante. Y es que es como la Premier. Nunca sabes quién va a estar arriba. La competencia es tan brutal que hay diez equipos que pueden estar perfectamente arriba.
Hubo gente a la que le pareció mal que los futbolistas del Dépor celebrasen la permanencia en Segunda División.
Yo creo que hay un aspecto que es la afición y otro aspecto que es el jugador. El jugador sabe mejor que nadie la importancia que tiene permanecer en la categoría. ¿Por qué? Porque al principio tú eres un recién ascendido y puedes entrar en una dificultad. Igual que hay diez equipos que pueden ascender, también hay diez equipos que se la pueden jugar. Seguramente la afición tiene una visión mucho más... No quisiera tampoco utilizar la palabra incorrecta, pero mucho más idealizada del equipo que lo que realmente es. A mí me parece un gran mérito mantenerte en la categoría. Ahora lo que le pasa al Dépor es que tiene que pasar uno o dos años hasta que encuentre ese camino que le conduzca a los primeros puestos de la clasificación.
¿Hay algún futbolista que le haga disfrutar ahora?
Creo que es unánime... Todos buscamos jugadores diferenciales, jugadores que aporten cosas que nos enamoren, que nos emocionen. Es evidente que Lamine Yamal es el jugador en estos momentos que marca una diferencia muy notable con el resto. Cuando dicen que Mbappé es un magnífico jugador, sí, pero a mí Mbappé no me enamora. A mí Cristiano Ronaldo no me enamoró. Me enamoró Messi, me enamora Lamine Yamal. Me enamora gente que pueda darme algo diferente, que sea insospechado lo que puedas ver. Hay gente que le enamorará Olmo o le enamorará Pedri. Pues sí, es verdad que Pedri es un gran jugador. Si buscas en el Real Madrid, hay un jugador que podría ser diferencial, que es Vinícius. Pero claro, su comportamiento no es admirable, no es envidiable. Ese complemento o esa dualidad de cosas, yo creo que Lamine Yamal la tiene. Después si miramos internacionalmente, hay muchos que marcan diferencias. El que mejor representó esto que digo fue Messi. Era alguien del que podías esperar cualquier cosa de él. También De Bruyne me enamoraba.
A mí Cristiano Ronaldo no me enamoró. Me enamoró Messi, me enamora Lamine Yamal.
En A Coruña enamora Yeremay.
Yeremay es un magnífico jugador y sobre todo diferencial. Pero yo creo que todavía no está en la categoría o en el capítulo de esos jugadores que van a triunfar. Lleva 14 goles, tampoco está nada mal. Y cinco asistencias, que muchas veces en este fútbol actual tan importante es una asistencia como un gol, porque este es un trabajo de equipo. Al final tú puedes ser un jugador destacado, pero tú perteneces a un grupo donde hay otros diez más. Tiene contrato hasta 2030, pero al final acabará saliendo. Yo creo que es un chico que tiene un gran futuro. Lo hablaba mucho con Marcelino, el entrenador del Villarreal. Él me decía que a estos chicos no se les puede presionar de esa manera. Por ejemplo, Yeremay tiene 22 años. No se les puede presionar como si fueran grandes estrellas, porque al final el fútbol engaña mucho a la gente y confunde a los propios futbolistas.
Yeremay es un chico que tiene un gran futuro.
Otro canario enamorando a los aficionados del Dépor.
¿No te sorprende que haya tanto jugador canario que haya destacado? Porque yo recuerdo, para mí, un tipo diferencial de verdad, fue Valerón. Valerón nunca fue lo suficientemente valorado para su categoría como futbolista. Y también canario. Debe ser que hay como una especie de cueva de gestación de futbolistas (risas).
¿Guarda algún recuerdo en relación con el Dépor?
Guardo una maravillosa, que fue la final de Copa que le ganó al Real Madrid. Porque además yo estaba allí. Me pareció maravilloso. Ese es uno de los que tengo. Pero sobre todo, para mí, lo más importante es que cada vez que yo iba a Coruña, es una auténtica chorrada, pero es que me gusta tanto la tortilla de patatas de A Coruña. Me vuelve tan loco la tortilla de patatas. Es que es una maravilla cómo la saben hacer. Ya no solo en Betanzos, sino en la propia A Coruña. Yo soy poco de marisco porque no me gusta entretenerme.
¿A qué futbolista del Deportivo recuperaría para liderarlo ahora mismo?
Sin ninguna duda a Fran. Es que aquel Deportivo fue la leche. Jugaba al fútbol de espectáculo. Desde atrás hacia adelante. Estaba tan bien construida la plantilla… Yo creo que aquel Deportivo no solo marcó una época, sino que definía muy bien que la historia se escribe con grandes jugadores. Yo creo que esto es cíclico, nunca sabes cuándo puede volver.