Partido a vida o muerte contra el Oviedo. El pabellón de Monte Alto lleno. Banderas, bufandas, bombos y megáfono. Transistores listos para enterarse de lo que pasaba con el Sant Feliu (y en el Barça-Madrid). El Dominicos estaba en su salsa. Incluso cuando se vio por dos veces por detrás (0-1 y 1-2). Con remontada sabe mejor. En la segunda parte salió a morder y pasó por encima de su rival (6-3), que se marchó como primer descendido del curso. Los de la Ciudad Vieja, en cambio, no pudieron celebrar la permanencia. El Sant Feliu también ganó y tienen que esperar a la última jornada de la próxima semana, con duelo directo entre ambos. Allí. “Huele a encerrona”, se marchaba diciendo el público. Pero lo cierto es que el escenario es totalmente favorable a los blanquinegros, que para no lograr su objetivo tendrían que perder por más de tres goles.

El Dominicos suma 16 puntos mientras que el Sant Feliu, que se impuso por 2-3 al Mataró, tiene 13 y el Oviedo, ya descendido, se quedó con 11. En el partido con el que se llegó al ecuador de la OK Plata, en A Coruña, los colegiales ganaron por 6-3 al conjunto catalán. Entonces era su primera victoria de la temporada que le servía además para abandonar el puesto de colista y empezar a soñar con una permanencia que ahora acaricia. Los tres puntos de ventaja y el resultado de la primera vuelta son su principal aval. También el golaveraje general, -17 en el caso de los coruñeses y -38 en el de los gerundenses. Por eso al Sant Feliu solo le sirve ganar por cuatro goles o más para buscar el milagro. El Dominicos sigue dependiendo de sí mismo y con todo a favor.

Ha sido una temporada dura, de resultados que no estaban a la altura, de una derrota tras otra. Pero el Dominicos sacó el orgullo. Llevaba semanas sabiendo que se lo iba a jugar todo en las dos últimas jornadas con los duelos directos contra Oviedo y Sant Feliu. Frente a los asturianos había perdido en la primera vuelta con un gol a 25 segundos para el final (2-3). Un golpe más. Como también encajó otros dos en Monte Alto. Porque aunque los blanquinegros llevaron el peso, el Oviedo fue mucho más efectivo con un Pelayo Aspra que puso el 0-1, neutralizado después por Tomás Villares, y con Ignacio Fernández, que volvió a adelantar a los visitantes, aunque antes del descanso igualó Marcos Vaamonde.

Todo cambió en la segunda parte. El Dominicos era otro. Más agresivo. Adrián Candamio, que lo llevaba buscando con insistencia, disparó a gol el 2-3 que allanó el camino. El Oviedo, contra las cuerdas, abroncó el partido con tres azules (la última, del portero, con sabor a roja). Los coruñeses jugaron con cabeza y ampliaron la ventaja. Marcaron Gonzalo Varela, Villares y cerró Miguel López. En Monte Alto había fiesta con los más pequeños. Ellos son un orgullo y una de sus principales motivaciones para seguir, para dejarles un legado como a ellos se lo dejaron antes otros. Pero aún falta un último empujón.