El piragüismo vuelve a navegar entre aguas turbulentas. Cuando parecía que había dejado atrás la polémica de 2021, en un proceso de selección para Tokio en el que Cristian Toro y Carlos Garrote acusaron de tongo a sus rivales, ahora son los gallegos Teresa Portela y Rodrigo Germade, dos ilustres medallistas olímpicos, los que levantan la voz contra unos criterios y formas que consideran injustos. La primera ya ni acudió a la prueba del pasado fin de semana en Sevilla. El segundo se quedó fuera por unas pocas centésimas. En medio de esta marejada se mantiene firme Carlos Arévalo. No ha pisado el freno desde que en 2019 se subió el K4 proclamándose subcampeón del mundo. El de Betanzos, ajeno al ruido y hablando sobre la piragua, sacó el billete para la Copa del Mundo en K1 200 metros al ganar el selectivo y consiguió un puesto en un K4 tras ser quinto en la final de K1 500 de la Copa de España, donde también fue oro en K2 y en K4 mixto.
Con estos resultados, Arévalo aspira a doble presencia en el Mundial del próximo verano, como en Canadá 2022, cuando se convirtió en el único español en colgarse dos oros en la misma cita mundialista. Aunque para el K4 solo dio el primer paso de cara a repetir en el barco rey, la joya de la corona del piragüismo español y en el que todos quieren entrar, de ahí que los criterios de calidad se recrudezcan. De la mítica tripulación plata en Tokio y bronce en París, sólo Arévalo y Marcus Cooper tienen opciones de volver a subirse a él. Los dos pasaron la primera de las cribas, que era quedar entre los doce mejores del K1 500 metros de la Copa de España de sprint.
Saúl Craviotto no estuvo presente, alimentando las sospechas de retirada a sus 40 años y, sea como sea, dándose un merecido descanso ya convertido en el deportista español más laureado de todos los tiempos con sus seis medallas olímpicas. Y tampoco estará Rodrigo Germade, que atravesó problemas psicológicos después de los Juegos del pasado verano que le obligaron a parar de entrenar, lo que no le permitió llegar en forma a esta competición clave.
Ahora la pelota está en el tejado del entrenador Miguel García, que con los doce nombres clasificados en Sevilla tiene que formar tres K4 que competirán entre sí el 1 de mayo en Pontevedra con dos plazas en juego para la Copa del Mundo de Szeged (Hungría), del 16 al 18 de mayo, donde ya saldrá la embarcación elegida. Aún no se sabe la composición de los mismos, pero lo lógico sería que Arévalo siguiera con Cooper y que a este barco se subiera Adrián del Río, compañero habitual de entrenamientos y que ya estuvo con Cooper formando K2 en París. El cuarto integrante es ya más una incógnita al quedarse fuera Rodrigo Germade, que fue el protagonista de las últimas protestas siguiendo las que hace dos semanas lanzó su paisana Teresa Portela.
La base de la polémica está primero en que los criterios cambiaron a última hora, trastocando los planes de los deportistas e introduciendo variables, como en el caso de las mujeres el traslado a Sevilla o en el de los hombres, solo una contrarreloj de K1 500 (a Germade además le tocó la semifinal más dura, lastrando todavía más sus posibilidades), demasiado rígidas y no del todo válidas para dictaminar quién es mejor para un K4. Y segundo, que no contemplan ningún tipo de deferencia hacia aquellos que llevan tantos años entregando y sacrificando su vida por este deporte.