César Carballeira e Ignacio Alabart nacieron en la misma ciudad, A Coruña; en el mismo año, el 1996, con solo dos meses de diferencia (febrero y abril); y son dos de los mejores jugadores de su deporte, el hockey sobre patines. Sin embargo, siempre han estado ligados a colores diferentes y el destino les ha llevado por caminos diferentes, como el aceite y el agua, a ser rivales desde categorías inferiores hasta la élite, como enemigos íntimos por naturaleza. Crecieron liderando sus generaciones en el Liceo y del Compañía de María. Ya de mayores, el verdiblanco siguió fiel a sus colores (salvo dos años en el Reus) mientras que el otro se fue al Barça (también con dos años cedido en el Voltregà), donde se ha convertido en su jugador franquicia, más después de su renovación hasta 2029. Otra vez en los dos extremos. Aunque hay una vez al año que se encuentran del mismo lado, el de la selección española (este no porque Alabart ha renunciado), con la que el año pasado se proclamaron juntos campeones del mundo. Y ahora, aunque solo sea sobre el papel, comparten la defensa y el medio en el equipo del cinco ideal de la temporada 2024-25 para el que han sido elegidos junto a Cándid Ballart (Reus) como portero y Martí Casas (Reus) y Marc Rouzé (Igualada) de delanteros.
César Carballeira, que quizás porque sus registros goleadores no destacaba tanto hacía que pasara más desapercibido para ciertos ojos, sobre todo de fuera de A Coruña, ya hace tiempo que se ha asentado, sin debate ninguno, como uno de los mejores defensas del mundo. O Neno do Cole, el niño que creció en el patio del colegio, tiene un físico imponente y la rabia de un toro cuando salta a la pista. Él y solo él podía ser capaz de protagonizar la jugada del año, probablemente y como mínimo del lustro, en el tercer partido de las semifinales del playoff contra el Reus, cuando con su puerta vacía y solo frente a Martí Casas y con varios metros de desventaja, no perdió la fe, consiguió llegar, bloquear el tiro en el último momento, rehacerse, e iniciar la contra con un pase desde la valla hasta el centro de la pista que acabó con el gol de su otra mitad, Dava Torres. Esa jugada define por sí misma a Carballeira sin necesidad de palabras ni adjetivos.
Para Alabart el curso se presentaba con el reto de tener que hacer olvidar a Pau Bargalló. La marcha de este al Benfica le dejaba con el mando absoluto del equipo. Ya había asumido ese rol otros años cuando su compañero se había tenido que ausentar bien por lesión, bien por sanción. Sin embargo, se pasó la temporada entre algodones y la situación delicada del equipo tampoco ayudó. No se sabe muy bien si va antes el huevo o la gallina. ¿El Barça no estaba bien porque Alabart no estaba bien o viceversa? El conjunto azulgrana desarrolló Alabartdependecia y el coruñés, con problemas en la cadera, descansaba en Liga, donde no corría peligro la primera posición, y forzaba en Europa donde estaba contra las cuerdas. Cuando finalmente quedó eliminado en la fase de grupos, lo que unió a la derrota en los cuartos de final de la Copa del Rey, el canterano de Compañía decidió parar y se demostró que fue la mejor decisión porque volvió para los playoffs como una moto y ya en la final contra el Liceo dio una auténtica exhibición.
Siempre en polos opuestos, Carballeira y Alabart también representan dos estilos diferentes, uno más de carácter, otro de elegancia; el plebeyo y el burgués; el músculo y el cerebro; la impulsividad (aunque en los últimos años ha mejorado mucho en este aspecto) y el control. Y los perfiles son completamente necesarios, porque tienen en común su absoluta entrega y pasión por un deporte al que han entregado sus vidas. Con el respeto generalizado tanto de compañeros como de entrenadores, árbitros, aficionados y medios. Y siendo los mejores en sus puestos, cuando se juntan, como en la selección, ya son casi invencibles. Pero será casi una quimera verles algún día en el mismo bando en las competiciones por clubes.
La presencia en el cinco de Martí Casas, que abrió la semana con el premio al MVP, era más esperada, lo mismo que la de su compañero en el Reus Cándid Ballart, elegido como el mejor portero de la competición. Completa el quinteto otro que ya obtuvo otro reconocimiento a lo largo de la semana como el francés Marc Rouzé, que consiguió para el Igualada el tercer galardón de la revelación del curso seguido tras los de Gerard Riba y Nil Cervera. Y como técnico, Juan Copa, mejor entrenador por tercera vez en los últimos cuatro años Ahora sí que sí que se da por finalizada la temporada. La Supercopa de Igualada, el 20 y el 21 de septiembre abrirá el nuevo curso que vivirá, seguro, un nuevo capítulo de sus más de dos décadas de rivalidad deportiva. Pero antes, descanso y vacaciones. Un poco más cortas para Carballeira, que no se cansa y tendrá antes el Campeonato de Europa.