Suerte dispar para los coruñeses Víctor Castro e Irene Martínez en el Campeonato de Europa absoluto de halterofilia que se está disputando en Chisinau (Moldavia), porque mientras el primero logró su mejor actuación de siempre en una cita continental al ser quinto en arrancada y octavo tanto en dos tiempos como en total olímpicos; su compañera estuvo lejos de sus marcas e incluso estuvo a punto de blanquear, aunque supo luchar hasta el final para al menos hacer un intento válido en cada una de las modalidades.

Empezando por lo positivo, Víctor Castro consiguió transformar en buenos resultados la gran forma física en la que llegaba a la cita. Sin contratiempos en formas de lesiones durante la preparación, el coruñés, que compagina entrenamientos con trabajo y vida familiar que incluye a una hija de dos años, rindió al máximo en la categoría de 67 kilos. En arrancada levantó 127 y en dos tiempos, 150 para un total olímpico de 177. Había hecho mejor marca en el selectivo (130-155-185), pero le sirvió para conseguir igualmente una meritoria clasificación.

Un poco más resignada quedó Irene Martínez con su actuación en 58 kilos. También llegaba sin demasiados contratiempos físicos, que en su caso ya es una celebración. Pero reconoce que la cabeza le jugó una mala pasada. En arrancada, se quedó a punto de blanquear. Falló a la primera en 83. A la segunda. Se enfadaba consigo misma. A la tercera, entre la espada y la pared, supo sufrir y sacó de dentro lo mejor para al menos hacer un intento válido. En dos tiempos fue al revés. Superó el primero, con 97, pero falló los dos siguientes con 100 para un total de 180.