Justo cuando se cumple un año del histórico ascenso en Melilla –qué noche la de aquel 10 de mayo–, el Básquet Coruña afronta este domingo en Bilbao (12.30 horas, Movistar+ Deportes 4) otro partido decisorio para su futuro. Necesita ganar para mantener ese fino hilo de vida que le une (por ahora) a la élite. La impactante victoria ante el Barça en el Coliseum espolea los ánimos de la afición coruñesa y su equipo, aunque la carrera por la salvación está, paradójicamente, (aún) más complicada que el jueves. El Girona se aleja cuatro triunfos por encima después de ganar en Andorra (97-106) y una derrota ante el Bilbao Basket, ahora tres por arriba, certificaría el descenso matemático del Leyma a Primera FEB.
El choque se presenta como la ultimísima oportunidad del Leyma en la ACB. Repudiado tras las dolorosas derrotas que encajó en marzo contra el Breogán y, sobre todo, el Girona, ambas en casa, el equipo coruñés se levantó con dos victorias en los últimos cuatro partidos, en el peor momento anímico y deportivo y sin sus dos principales estrellas. Parece ya demasiado tarde para soñar con la permanencia, pero la reacción dignifica a un equipo que demuestra carácter y engancha a una afición necesitada de alegrías.
Con la baja de Thomas Heurtel, que no volverá a vestir la camiseta naranja tras someterse a una artroscopia en su rodilla izquierda, Diego Epifanio tiene las dudas de Trey Thompkins, que sufrió un esguince del ligamento lateral interno en una rodilla, también la izquierda, contra el Granada, Gus Lima y Olle Lundqvist, afectados por unas molestias que les impidieron jugar ante el Barça.
El Básquet Coruña se agarra en Miribilla a la ascendencia del talentoso base Brandon Taylor, el acierto de Yunio Barrueta desde la línea de tres, la garra de Beqa Burjanadze o la rotación de tres pívots tan distintos como efectivos, Atou Diagne, Goran Huskic y Karlis Silins. Son algunas de las claves que explican los últimos triunfos.
Enfrente espera el Bilbao Basket, flamante campeón de la FIBA Europe Cup, el primer título continental de su historia, que levantó el 23 de abril contra el PAOK de Salónica en Grecia. Precisamente la preparación de esa final –a doble partido– y la posterior celebración han podido descentrar al equipo de Jaume Ponsarnau de su objetivo en la competición doméstica, una permanencia que tiene en sus manos, aunque se le puede complicar si no gana hoy. Y su entrenador lo sabe.
“Ya teníamos respeto para este Coruña, pero ahora aún más”, subrayó Ponsarnau en la rueda de prensa previa, en la que destacó la victoria del Leyma sobre el Barça. “En una situación normal sería sorprendente, pero ahora puede pasar y es síntoma de que Coruña está bien. En los últimos partidos ha estado más sólido en defensa y con una propuesta muy competitiva. El objetivo es entender el partido a 40 minutos o más y estar tranquilos, pero tensos para encontrar nuestro ritmo y nuestro juego”.
En una racha de cuatro derrotas consecutivas –tres por un margen inferior a los diez puntos–, aunque solo una como local –ante UCAM–, el Bilbao destaca precisamente por su fortaleza en el Bilbao Arena –Miribilla de toda la vida–, donde suma ocho de las diez victorias que ha logrado esta temporada en la ACB. “Es un equipo muy peligroso en su casa, donde se siente muy a gusto y juega muy bien”, advirtió Epi en la rueda de prensa previa al partido de hoy.
Los dos triunfos que el conjunto vasco consiguió como visitante fueron contra los dos últimos clasificados, en Granada y en A Coruña, un dato significativo. El marcador del partido en el Coliseum (79-100) pone más cuesta arriba las posibilidades del Leyma, que no solo debe ganar hoy, sino intentar enjugar una diferencia de 21 puntos. El más difícil todavía.
En aquella tarde se destapó el sorprendente Rubén Domínguez, una promesa forjada en las canteras de Unicaja y Estudiantes –estuvo a las órdenes de Epi en el primer equipo colegial– que aniquiló al Básquet Coruña con 35 puntos y una extraordinaria serie de triples (8 de 10). Tampoco estuvo mal la prestación de Abdur-Rahkman, con 24 puntos y también un acierto inusual desde la larga distancia (6 de 10).
El escolta estadounidense es el máximo anotador de los ‘hombres de negro’, aunque solo por un poco. Suma 9,9 puntos por partido, seguido de cerca por Melwin Pantzar (9,6), Thijs de Ridder (9,3), Marvin Jones (9), Zoran Dragic (8,5) y Harald Frey (8,1). Seis hombres por encima de los ocho tantos, pero ninguno en dobles dígitos explican el carácter coral del Bilbao, cuya referencia es el poderoso pívot islandés Tryggvi Hlinason: 7,7 puntos, 6,2 rebotes y 1,1 tapones por partido para un promedio de 13,6 créditos de valoración, tope de la plantilla.
Más allá de nombres propios y estadísticas, el partido de este domingo se entiende desde lo emocional y racial, con dos equipos que luchan por la supervivencia en la élite. El Básquet Coruña pende de un hilo y la derrota le mandaría directamente al abismo. El Bilbao puede jugar el papel de verdugo o prolongar el agónico sueño de la permanencia.