Charlar una hora con Maxi Casares es una experiencia oval. Más de 50 años en el mundo del rugby, el cofundador y socio número uno del CRAT A Coruña repasa sus inicios, durante su etapa como estudiante universitario, y su amplía trayectoria sin pelos en la lengua. En unos días cumplirá 79 años y tiene mucho que contar. El veterano rugbier, exjugador y exdirectivo del club herculino, además de expresidente de la Federación Gallega, opina sobre la devaluación de los valores del rugby, pero anima a la gente a disfrutar de un deporte que sigue vivo gracias a la gente que lo da todo sin pedir nada a cambio.
Empezaste ya muy joven en el deporte del oval, ¿cómo conociste el rugby?
Cuando estudiaba en Santiago hacía atletismo, pero entonces el colegio no tenía pistas. Para lanzar el disco, iba a la universitaria detrás de San Clemente y de Fonseca. Había unas pistas y allí iba con 16 y 17 años. Iba a entrenar disco y siempre había unos jugadores, porque antiguamente solo había un equipo de rugby de todas las facultades en Santiago. Y estaban allí entrenando y jugando y claro, yo lanzaba el disco y de vez en cuando entrenaba con ellos. Y cuando ya hice selectivo, jugué en Santiago y fuimos a Santander a jugar. Así conocí el rugby.
Más tarde fuiste a Madrid a estudiar y, ¿continuaste jugando?
Sí, ya en Madrid, el primer año jugué con San Pablo y el segundo me llamaron unos amigos que eran ingenieros de montes y residentes del colegio Aquinas, que si nos juntábamos una serie de personas podíamos hacer un equipo. Y en principio se llamó Montes, porque nos dejaba el campo de rugby que tenían detrás. Después se llamó Montes Aquinas porque Aquinas nos dio equipación y los pocos gastos que podía tener los llevó consigo. Y después ya se quedó en Aquinas. Cuando vimos que Montes aportaba el campo, pero les daba igual que fuéramos habiendo estudiantes que estudiaban ingeniería de Montes, fundamos la Aquinas. Después acabé la carrera e hice oposición a Meteorología y a los 23-24 años ya fui destinado a Bilbao. Seguía practicando en Madrid los fines de semana que podía y acabé en Galicia con 26 años.
¿Cómo surgió la idea de crear un club de rugby?
Nacho Lobón, que era del Aquinas de Madrid, vino a Coruña y me llamó y dijo “hombre, si me echas una mano hacemos un equipo”. Él fue el que tuvo la idea de poner un cartel en la escuela de Aparejadores, entonces me pidió que le echara una mano y yo le dije que encantado. Hasta hoy. Y aquel equipo, acabó siendo el CRAT.
En los años 80 empezaste a ser profesor de Matemáticas y conseguiste el trasvase de una hornada de estudiantes del Dominicos hacia el CRAT. ¿Cómo surgió ese tipo de estrategia?, si es que la hubo.
Yo daba matemáticas y no es que fuera exigente, es que la matemática es una asignatura muy angosta. Entonces, el número de aprobados de la gente no es el que yo quisiera, pero ¿qué hacía entonces? Todos los sábados de 9.00 a 11.00 de la mañana, que no era obligatorio, daba recuperación de cualquier evaluacións. Y entonces, había gente que se presentaba más de una vez o dos veces, hasta que aprobaba la evaluación que tenía pendiente, y así más o menos el número de aprobados era más grande. Y vamos, entonces, ¿qué pasó? De esa gente, yo a las 12 siempre entrenaba al club, o sea, estábamos en la laboral y allí entrenábamos.
El primer año perdíamos, no de paliza, pero perdíamos de bastante con Medicina de Santiago. O sea, ganábamos algún partido, pero muy pocos. En un año ya ganamos casi todos los partidos. Ahí ya empezó el club a ir a más
¿Cómo fue la creación de la Federación Gallega de rugby, allá por 1983?
Nosotros nos juntábamos en Santiago con los del sur, de Pontevedra. Entonces pedimos a Madrid una Federación para Galicia y nos dijeron que no, que un primer año seríamos como un agregado, un adjunto o lo que fuese, a la Federación Nacional, como un año de prueba. Entonces, después de decidirlo con el grupo que estábamos aquí en Galicia, yo me iba a la Nacional y cada 15 días viajaba en la litera dl Rías Altas, que era un tren. El sábado por la mañana había la reunión en la Federación en Ferraz y por la tarde me iba a Aventura Rodríguez a coger el autobús. Un año después, ya nos dieron la Federación a Galicia, hubo unas elecciones y me nombraron presidente de la Federación Gallega de Rugby. Lo dejé como a los seis, siete años por desavenencias y causas propias.
¿Sigues en contacto con el rugby a día de hoy? Tengo entendido que eres el socio número uno.
Sí, voy a todos los partidos que puedo y me piden opinión de vez en cuando, pero nada más que como aficionado. Pero de curre nada, en absoluto. Es que son 79 años que cumplo en unos días. Pero vamos, si me piden su opinión, yo la doy y ya está, como uno más dentro del CRAT. Intento ir a todos los partidos que puedo.
A veces me tengo que separar un poco de la gente. No separarme, sino que soy aficionado de verdad (risas). Por eso voy a ver todo lo que pueda y estoy dispuesto a colaborar en todo lo que quieran. Aunque no haga nada en el club, si me dicen pasado mañana que hay que ir a recibir a alguien o que el año pasado hubo una filmación con Evaristo en La Torre, pues allá que voy. Ahora me ofrezco a todo lo que quiera a la promoción del rugby en general y del CRAT en particular, que es mi club.
¿Cómo ha cambiado el rugby en los últimos 40 años?
Cuando yo empecé, el rugby era totalmente amateur, nos costaba dinero a los que lo hacíamos, cariño y amor. Hoy esa forma de vida se acabó. Si el club pretende sacar muy buenos resultados con amateurismo, es muy difícil. O sea, si alguien tiene pasta, pues te trae unos señores, pero ¿qué hace la gente que viene a taponar la cantera? Taponar al que tiene, a lo mejor con unas facultades fantásticas, pero tiene 17 y 18 años y ante un tío de 28, pues no tiene nada que hacer. Entonces, si queremos resultados, tomando como resultados números, hay que contratar. Vamos, que es lo que hace todo el mundo. Nosotros estamos ahora formando a muchos jugadores juveniles de categorías inferiores y tal, pero que después si estudian fuera de Galicia juegan para otros equipos.
O sea, si esa es nuestra vocación, bienvenida sea, que tampoco está mal, pero lo que aporta el rugby es cada vez menos, por desgracia. Ahora ya dejan poner el nombre en las camisetas. Eestoy viendo el Mundial y dejan poner megafonía en los partidos. O sea, se celebra aunque estés corriendo y tú solo te tiras para celebrar un ensayo cuando podías apoyar tranquilamente. El contrario también existe, está jugando por afición contra ti y aunque pierda 100-0, pues se merece un respeto. Esos valores que queremos inculcar a los niños, hay que reconocer que cada vez son menos. Queda el tercer tiempo, pero vamos. Es muy pobre reducir los valores del rugby a tomarse unas cañas.
Esa es la realidad, lo que está ocurriendo. Y a mí, como aficionado de hace ya 50 y tantos años, pues me duele. Me duele y preferiríaa que conservara aquellos valores que estoy leyendo en los reportajes del Mundial, y lo que se está buscando es a gente grande, gente profesional, tanto como en el fútbol, consignas en los vestuarios diciendo misericordia con nadie, o sea, calentar a la gente en unos términos que, aunque implícitamente existen, hacerlo público no conduce a nada.
Con respecto a las partes más positivas del rugby, para alguien, por ejemplo, que nunca lo haya practicado, ¿qué le dirías? ¿Por qué debería iniciarse en el rugby?
Hay muchísimas partes positivas. Hay una gente que se entrega en cuerpo y alma a que haya niños que jueguen, eso es positivo. Eso es lo mejor del rugby actualmente, la gente que lo rodea, los padres de los niños también. Todo eso es lo que es el rugby hoy día y eso hay que cogerlo, pero fuertemente para no perderlo. O sea, que si quieres triunfar tengas que fichar a alguien profesional, es un mal menor. Pero la gente que está rodeando al rugby es encantadora, dada a los demás, eso hay que defenderlo a capa y espalda.
Siempre hay tiempo, tira para delante como puedes
Maxi es una caja de sorpresas. Atletismo y vela son sus otras dos pasiones además del rugby. Compitió en la pista en su etapa universitaria y participó en tres ediciones de la Copa América.
Has sido campeón de Europa en Vela y has sido meteorólogo de la Copa América, ¿cómo puede hacer una persona para sacar tanto tiempo para dedicarlo al deporte?
Tuve mucha suerte. El atletismo lo hice en la edad universitaria. Pertenecía al equipo militar de A Coruña. Pero vamos, era deporte amateur, yo en invierno estudiaba bastante, entonces en verano era cuando lo hacía. Me metía en todo eso. Después, la vela. Tuve la suerte de que la meteorología para la vela era importante. Entonces, eran congruentes una cosa con otra. Y al final estuve en tres Copas Américas. Pero yo creo que siempre hay tiempo, no sé, lo sacas de donde sea y tira para adelante como puedes. Sí, bueno, vamos. Bien. Pero sin mérito alguno. O sea, yo creo que es condicionante. Me gustaba la vela, después de gustarme la vela, compré aquí una dorna. Después navegué para otros, en el Galicia Pescanova. Después me llamaron como meteorólogo y estuve de tripulante.
En el femenino tenemos mucha gente y muy buena
Aficionado y experto conocedor del deporte oval y de la dinámica del CRAT, Maxi Casares se moja sobre el papel que desempeñarán los equipos masculino y femenino del club la próxima temporada. Además, da su opinión sobre la Copa del Mundo.
Ya que me has dicho que estás al día y que vas a todos los partidos que se puede, ¿qué esperas la próxima temporada, tanto del equipo masculino como del femenino?
El femenino, bien, o sea, tenemos mucha gente y muy buena. A lo mejor alguno habría que hacerse o se va a hacer, pero en varias posiciones hay gente que aporta mucho. O sea, no nos podemos permitir el lujo, creo, que nuevos fichajes le quiten un puesto a una de la casa o de la cantera que lo esté haciendo bien. En cuanto a la clasificación, vamos a ver, porque las madrileñas están muy, muy fuertes. Respecto al masculino, hay un problema ahí sin el sub-18, que en la votación no se quiso asociar a otros clubes de Galicia. Entonces, tenemos que subir a los sub-16 arriba. Y yo creo que vamos a seguir así, porque siendo equipo de cantera para otros clubes, porque si ganamos, aunque ganemos, no estamos preparados económicamente. Entonces, yo creo que estamos condenados a hacerlo lo mejor posible y en caso de que se pudiera subir, ya lo hizo Vigo, lo hizo Ourense, pues decir que no, aparte de que habría que arreglar los ocho equipos vascos que existen en esta categoría. Lo digo porque hacer ocho desplazamientos al País Vasco y que vengan ellos aquí una vez cada seis partidos, no es comparable.
Por terminar, si me puedes hacer una previsión, ya me has dicho que estás viendo al Mundial de Francia.
Sí, sí. En el Mundial no sé. O sea, estuve viendo los partidos que hubo. Me gustó Francia. Me divertí mucho con Inglaterra. Todos esperábamos que no se iba a defender y lo hizo muy bien. O sea, planteó un partido de chapó. A mí ese tipo de rugby me aburre más. Sin embargo, salió airoso de la prueba. A Sudáfrica la veo bien y a Irlanda la veo fantástica. Era la favorito y para mí es la favorito. Y me sorprendió Escocia.