Los nombres de Irene Martínez y Víctor Castro suenan cada año en la escena internacional de la halterofilia. A sus 30 y 32 años, los levantadores coruñeses volverán a subirse el miércoles 14 de febrero a la tarima de un Campeonato de Europa absoluto en Sofía (Bulgaría). Sin grandes ambiciones, intentarán acercarse o superar sus mejores marcas en una competición que reparte puntos para el ranking olímpico.
Una inoportuna lesión –otra más en su carrera– ha alejado a Irene de París 2024. La haltera de San Pedro de Visma, que el pasado año cambió el CAR de Madrid por el de León, ocupa actualmente el 54º puesto en el ranking de su categoría (-59kg) y sólo las diez mejores sacarán el billete para la capital francesa.
“La opción de ir a los Juegos todavía está ahí hasta que pase la Copa del Mundo, que es en abril [en Pukhet, Tailandia], pero necesitaría un milagro que no va a ocurrir en este Europeo, así que podemos decir que no es muy viable”, reconoce.
Afectada por una lesión en la cadera izquierda, Martínez admite que no llega en su mejor momento: “No estoy al 100% para este Europeo debido a la lesión que sufrí en Catar en diciembre del año pasado [durante la disputa de la última prueba de la Copa del Mundo], así que me planteo competir en mi 12º Europeo absoluto en las condiciones que estoy con el objetivo de acercarme lo máximo posible a mis marcas. A ver qué pasa”, se sincera Irene, que competirá en el grupo B a partir de las 11 horas.
Sin opciones
Si las opciones olímpicas de Irene son prácticamente nulas, Víctor ni siquiera cumple las mínimas competiciones que exige el sistema para aspirar a una plaza. El levantador de Cuatro Caminos tiene una razón de peso: en Sofía disputará su segunda gran competición internacional desde el nacimiento de su hija Claudia en 2022.
Castro ha tenido que compaginar los entrenamientos para el Europeo con la reciente paternidad, el desempeño profesional en un box de crossfit y su nuevo cargo como director técnico de la Federación Gallega, que heredó de su maestro en el CH Coruña, el húngaro Ferenc Szabo.
“No ha sido fácil, pero la preparación para el Mundial fue bastante más complicada”, asume el coruñés. “La paternidad requiere de mucho trabajo y no es fácil sacar tiempo para cuidarse y rendir, pero poco a poco va mejorando y mi cuerpo se va habituando. Con el trabajo del box, sin problema, como siempre. A veces no es lo que querría hacer, pero otras muchas es una vía de desconexión. En la federación, hasta ahora ha sido ponerme al día, pero me han abierto mucho la mano con los entrenamientos porque el Europeo es prioritario para mí y no hubo ningún problema”, explica.
“Mi objetivo principal es mejorar la marca realizada hace unos meses en el Mundial de Riad [125kg en arrancada y 150kg en dos tiempos para un total olímpico de 275kg] y si consiguiese entrar en el ‘top 10’ sería un muy buen resultado porque mejoraría mi mejor puesto en un Europeo absoluto”, desea Víctor, que subirá a la tarima a partir de las 13 horas en el grupo B de -67kg.
