Alberto Méndez (Bueu, Pontevedra, 1970) ha formado parte de la directiva del Básquet Coruña desde 2018 hasta hace pocas semanas, cuando renunció a su cargo. Llegó de la mano de Roberto Cibeira y, cuando este tomó la decisión de abandonar el club durante la pasada temporada, Alberto decidió seguirle, pero quedándose con la nueva directiva de manera temporal para facilitar la transición. Entre sus tareas principales estaba la relación con los aficionados. Sobre todo ello se ha sentado a charlar con DXT Campeón.
¿Cuándo entra en la directiva del club?
En 2018. Roberto Cibeira estaba colaborando con la directiva saliente desde 2014 y con ese cambio se presenta con un grupo en el que estoy yo, no hubo mas candidaturas y salimos elegidos. Hasta ese momento era simplemente aficionado, de los pocos de aquel momento. Hoy tengo el carné número 35, soy abonado desde 2016.
Los éxitos deportivos generan identificación en los aficionados
¿Por qué decide dar ese paso de involucrarse más?
Tengo una conversación con Roberto y me comenta que está valorando la opción de presentarse. Le digo que, si se presenta, que cuente conmigo, que yo encantado, me parecía un reto muy interesante. Entonces el club era aún pequeño y queríamos ver cómo funcionaba e intentar transformarlo en un club profesional y porque no, llevarlo a lo más alto. Me parecía un reto estupendo y me incorporo un poco como vocal a la Directiva para encargarme del área social, relación con los aficionados y comunicación/marketing del club.
¿Se plantearon en algún momento el subir a ACB como un objetivo realista?
No. El proyecto y la idea que teníamos era hacer crecer el baloncesto en la comarca de Coruña, y si las circunstancias se daban, llevarlo al máximo nivel. Pero no era un objetivo que nos cegase. El pilar fundamental de nuestra gestión era el equilibrio presupuestario, nunca hacer nada por encima de las capacidades que tenía el club para generar ingresos y nunca plantear un proyecto en el que nuestros presupuestos estuvieran por encima de nuestras posibilidades. Aplicamos mucho rigor y creo que fuimos ganando mucha credibilidad entre los aficionados, patrocinadores e instituciones.
A todos nos dio pena salir, pero hay que dejarlo para que venga gente nueva
Creo que los aficionados y patrocinadores percibieron el estilo que teníamos como directiva con un perfil público bajo, con interés por desarrollar el club y hacerlo crecer, y eso nos acabó dando muchos resultados. Así fuimos dando pasos poco a poco, pero siempre siendo ambiciosos y dando un pasito más, pero nunca pensando que el objetivo sí o sí tenía que ser ACB y nada más. Fuimos ganando credibilidad y se nos iba conociendo más en A Coruña, aunque costó muchísimo, costaba mucho hacer llegar nuestro mensaje al público general. Llegamos con ganas de hacer las cosas bien y, al final, nos hemos ido tras siete años muy satisfechos con lo que sucedió y como sucedió. Disfruto mucho recordándolo.
El crecimiento a nivel social ha sido increíble estos años.
Estuve estos días repasando los datos y en la 2021-22 éramos 908 abonados, en la 2022-23, 1.302 y en la 2023-24, 1.708 (la temporada pasada en ACB fueron 7.647 y en la presente ya ha superado los 4.700). Nos ha costado muchísimo. Para mí, el momento clave en el que la gente empezó a creer que podíamos hacer algo serio fue la Copa Princesa. Pasamos de 1.500 asistentes antes de esa final de Copa a estar siempre casi en los 3.000 y llegar varias veces a 3.500 personas, incluso 2 llenos en Riazor, un sueño.
Voy a seguir con el equipo, pero ahora voy a disfrutarlo como aficionado
¿Qué parte de culpa le da a Diego Epifanio en ese crecimiento?
Epi es una persona con grandes habilidades sociales. Venía de experimentar lo que eran esos procesos de crecimiento con otros clubes y sabía lo que había que hacer para que la gente se fuera enganchando. Sabía que estábamos en una ciudad de fútbol y que teníamos que tener mucha más visibilidad. Epi era un pilar fundamental, sobre todo apoyando las iniciativas, se volcaba en ello. Tenía facilidad para conectar con los jugadores y hacerles entender lo que era necesario hacer para acercar el club a la gente.También nos ha ayudó a profesionalizar todavía más el club. Cuando llegamos al club, el cuerpo técnico y staff era muy pequeño. Nos hizo ver la necesidad de incorporar nuevos roles como el delegado de equipo para acercarnos a la élite. Y lo logramos.
¿Cree que el período de transición entre directivas ralentizó alguna operación?
Creo que no. Igual con Roberto y Juan Carlos y el resto de la directiva liderando el club se hubiera tomado alguna otra decisión, pero más allá de la salida de Figueroa, que creo que fue un error, lo demás creo que hubiera ido más o menos igual. Todo el mundo habla que otros clubes reaccionaron más rápido, nosotros no teníamos experiencia en ACB, y creímos que podíamos esperar por la recuperación de Lima. Visto lo sucedido, nos equivocamos. Fue un cambio muy grande pasar de Riazor al Coliseum, un esfuerzo brutal para empleados y directiva con la transformación del club. Era todo nuevo para nosotros.
¿En qué momento toman la decisión de no continuar al frente de la directiva?
Eso viene de un año y medio atrás. En la Junta General de diciembre 2023, el presidente dijo que llevábamos cinco años, nuestro mandato caducaba en enero 2025 y que algún momento tenía que terminar nuestra etapa. Había dos formas de hacerlo: cerrar la temporada y dejar el club en junio o en diciembre a mitad de temporada, como fue el caso. El tema de junio tenía un condicionante, y es que el que llegaba nuevo tenía que hacer todo de cero. Por eso preferimos dejarlo a mitad de temporada con presupuesto hecho, equipo hecho...
Queríamos transformarlo en un club profesional y llevarlo a lo más alto
¿Qué sucede? Que cuando cesa nuestro consejo en Diciembre de 2024 íbamos fenomenal en la clasificación, pero tenemos la mala suerte de que se lesiona Lima y perdemos el partido de Granada. Luego cae Scrubb y se produce la salida de Figueroa. En un período que dejamos teóricamente estable, en el club se dan un montón de circunstancias que dan la vuelta a todo. Coincidió fatal, pero estábamos ahí para ayudarles, nadie se fue del todo. Fui yo quien tomó la decisión de dejar el club el 15 de mayo, creí que era el momento. Llevo siete años, viajo mucho por mi trabajo, iba a comenzar una nueva temporada y no me veía con la energía necesaria. A todos nos dio pena salir, pero tienes que dejarlo para que venga gente nueva. Queda un club muy distinto al que nos encontramos, con una afición mucho más sólida y superior y con patrocinadores más consolidados.
¿Qué le parece el equipo del próximo año hasta el momento?
Han fichado jugadores que ya se conocen entre ellos. Como aficionado me ilusiona, son todos jugadores muy conocidos y muy buenos jugadores.
¿Con qué se queda de estos siete años en el club?
Me quedo con el crecimiento de la afición el crecimiento del número de grupos de aficionados, de dos a los diez actuales, y con todas las personas que he conocido. Me quedo con ver que lo que pensamos hacer, conseguimos que llegase a suceder. Eso es lo que más satisfacción me da.
Luego hay momentos concretos de muchísima explosión de alegría. Ir a la Copa Princesa fue tremendo, la remontada de veinticinco puntos a Burgos aquí con la gente animando liderados por el Tsunami y Berrallouco, las victorias sobre Estudiantes en Riazor... y por supuesto el ascenso y la victoria contra el Real Madrid.