“Hemos mantenido el diseño –dijeron los técnicos alemanes en la presentación internacional del vehículo– porque el gran atractivo de este coche fue, desde el primer día, su imagen”.

Es un todocamino de un segmento B que va en aumento, es un vehículo pequeño, pero con muchas cualidades para el confort, tanto en ciudad como en desplazamientos largos, claro está, en este último caso, si tenemos la versión híbrida, con la que alcanzamos los 900 kilómetros de autonomía. En la versión eléctrica el fabricante dice que son 400 kilómetros, suficientes, de todas formas, para una vida normal urbana.

Tuvimos una breve toma de contacto con este modelo, haciendo un recorrido de algo más de 100 kilómetros por las estrechas y muy difíciles carreteras de la Sierra de Tramuntana, en la isla de Palma de Mallorca, con cerradas curvas, subidas de varios kilómetros y descensos acusados y no hemos notado nada extraño en su comportamiento. Claro que aquel lugar no era el ideal para subir la velocidad. Se agarra bien a la carretera y el confort es bueno.

MATERIALES RECICLADOS

En su interior, lo primero que llama la atención son sus acabados que, además, están fabricados con materiales reciclados. Los asientos delanteros son amplios y el novedoso panel del salpicadero integra dos pantallas panorámicas y se centra en lo esencial, en contraste con los puestos de conducción sobrecargados de información y mandos. Está estructurado con claridad y resulta comprensible a simple vista. Los diseñadores de Opel han dado una gran importancia a la desintoxicación digital y, con el fin de evitar distracciones del conductor, se ha asegurado que el funcionamiento del sistema sea intuitivo.

Lo que no quiere decir que le falten elementos en materia de infoentretenimiento y ayudas a la conducción, pero tampoco sobran teclas y botones. Además, Opel ofrece para hacer más entretenidos los viajes largos: el ChatGPT2. Todas las versiones cuentan en su equipamiento de serie con freno de aparcamiento eléctrico, así como reconocimiento de señales de tráfico. También está disponible una cámara de visión trasera panorámica de 180 grados, el asistente de aparcamiento automático, el asistente lateral y el aviso de vehículos en el ángulo muerto del retrovisor.

Tres versiones: gasolina, híbrida y eléctrica, con precios razonables

La motorización más barata es la de gasolina de 136 caballos de potencia, con cambio manual de 6 velocidades y un consumo de 5,6 litros a los 100 kilómetros que cuesta algo más de los 24.000 euros.

La híbrida ligera, con un consumo más bajo, sobrepasa ligeramente los 26.000 euros y la eléctrica a partir de los 32.000 euros. Esta última versión desarrolla 156 caballos de potencia y es la ideal para circular por núcleos urbanos, porque este Mokka es una coche ágil, sencillo, ligero, fácil de aparcar y, sobre todo es, como todos los eléctricos, silencioso.

Además, y lo pudimos comprobar nosotros, es un vehículo que llama la atención e incluso algún turista se acercó y nos hizo preguntas sobre el modelo. Nada extraño, ya que esta marca es dominante en Alemania, es decir, que los Opel forman parte de sus vidas.