Salvo para unos pocos elegidos, el fútbol siempre tiene reservadas épocas de amarguras y sinsabores para equipos que otrora estuvieron en lo más alto. El pasado sábado, el Luton Town protagonizó un hecho poco habitual, al descender por segunda temporada consecutiva. En solo doce meses ha pasado de militar en la Premier League a jugar en la tercera categoría del fútbol inglés. El mismo camino que en 2018 hizo el Sunderland, inmortalizado en la primera temporada del popular insider de Netflix Sunderland ‘Til I Die.
Los aficionados deportivistas más veteranos recordarán que lo mismo le sucedió a su equipo a mediados de la década de los 70. El punto de partida de la conocida como longa noite de pedra blanquiazul fue el descenso a Segunda División al final de la temporada 1972-73. Solo doce meses después, el conjunto coruñés daba con sus huesos, por primera vez en su existencia, en la tercera categoría nacional. De ese escalón también acaba de salir, hace justo un año, después del peor periplo deportivo de su historia. Las cuatro campañas consecutivas en Segunda B/Primera RFEF (2020-2024) marcan el punto más bajo de los casi 120 años de vida del club herculino.
El Deportivo ahora respira, aliviado, en la media tabla de la Segunda División. El turno del sufrimiento es para otros clubes ilustres, en diferentes latitudes. El doble descenso del Luton Town, pese a no ser un histórico —17 campañas en la división de honor inglesa en toda su historia y un trofeo oficial en sus vitrinas, la Copa de la Liga de 1988— es solo uno de ellos. En Francia, en Alemania o en Italia vemos a clubes en otros tiempos ganadores, con un amplio y continuo recorrido en la élite, pero con una importante masa social detrás.
Tan rápido como subió, bajó. El conjunto naranja militaba en 2014 en la quinta categoría del fútbol inglés antes de protagonizar un ascenso meteórico. Subió de cuarta a segunda en dos campañas consecutivas y cuatro años después llegó a la Premier League. El sueño duró un año y, doce meses después, volvió a la cruda realidad al caer a la tercera división.
El Luton Town había vivido sus años de gloria en los 80, con diez campañas consecutivas (1982-1992) en la división de honor inglesa. Los ‘Hatters’ (Sombrereros) lograron en esa época su único título oficial, la Copa de la Liga de 1988. Un gol de Brian Stein al filo del tiempo reglamentario le dio la victoria en la final ante el Arsenal (3-2).
Junto al Luton Town también ha descendido el Cardiff City, que en la temporada 2018-19 competía con los gigantes del fútbol inglés. Ambos se encontrarán de nuevo en una tercera categoría en la que este curso se juntaron nada menos que seis clubes que en los últimos quince años jugaron en la Premier: Birmingham City (su última campaña en la élite fue la 2010-11), Blackpool (2010-11), Bolton Wanderers (2011-12), Reading (2012-13), Wigan (2012-13) y Huddersfield Town (2018-19).
Uno de los grandes clásicos del fútbol italiano se juega en las dos próximas semanas su futuro en el fútbol profesional. El conjunto genovés, fundado en 1946, ha militado siempre desde entonces en la Serie A (66 temporadas) o en la Serie B (13). Nunca ha bajado al tercer nivel. Ahora mismo ocupa uno de los puestos de descenso a la Serie C cuando solo restan dos jornadas para la conclusión.
La Sampdoria ocupa la antepenúltima plaza, primera de descenso, con 37 puntos. Por encima, en las dos posiciones de playoff de permanencia, se encuentran Salernitana y Brescia, ambos con 39. La salvación la marcan Frosinone y Mántova, con 40. El cuadro ‘blucerchiato’ recibe este viernes en Marassi a la Salernitana en una auténtica final.
La Sampdoria vivió sus mayores momentos de gloria en los años 80 y 90 del siglo pasado. Bajo la presidencia del magnate petrolero Paolo Mantovani (1979-1993) se cosió a la camiseta el único Scudetto de su historia (1990-91) gracias a un equipazo liderado por la dupla ofensiva formada por Gianluca Vialli y Roberto Mancini. Además, ganó cuatro Copas (1985, 1988, 1989 y 1994) y una Recopa de Europa (1990). A ello une la disputa de la final de la Copa de Europa, en la última edición antes de la creación de la Champions, la primera conquistada por el Barça (1991-92), que también le arrebató una Recopa (1989) en el partido definitivo.
El club atraviesa un momento delicado. En mayo de 2023 solicitó la quiebra. El presidente era un exjugador doriano, Marco Lanna, que también militó en la Liga española con el Salamanca (1997-1999) y el Zaragoza (1999-2001). Lanna, rudo central o lateral izquierdo, estuvo a los mandos del club entre 2021 y 2024. Entre medias, la compra de la mayoría accionarial por parte de Andrea Radrizzani —expropietario del Leeds United— y Matteo Manfredi evitó su desaparición.
El Schalke 04 mantuvo su posición en la élite del fútbol alemán durante 30 años. Entre 1991 y 2021 militó en la Bundesliga. En ese lapso, conquistó tres veces la DFB Pokal, la copa alemana (2001, 2002 y 2011), una Copa de la UEFA (1997) y alcanzó en cinco ocasiones el subcampeonato de la Bundesliga (2001, 2005, 2007, 2010 y 2018).
Hace poco más de veinte años inauguraba un estadio pionero en Europa, el Arena AufSchalke, totalmente cubierto y cuyo césped puede moverse fuera del recinto para que respire y tome el sol y poder organizar otro tipo de eventos en el interior. Y hace solo seis años jugaba la Champions League. Ahora vaga por la zona media de la tabla de la 2. Bundesliga, en la que milita por tercera temporada en las últimas cuatro. Dos descensos jalonan su paso por la Bundesliga en el último lustro. El pasado curso ocupó la décima plaza. Ahora mismo es decimotercero a falta de dos jornadas para el final. Ya ha evitado el descenso directo, pero tiene una mínima posibilidad de verse abocado a disputar el playoff del tercero por la cola contra el tercero de la 3. Liga.
Precisamente esa tercera categoría está repleta de conjuntos con un notable historial. Son clubes de la desaparecida Alemania del Este, que desde la unificación nunca han sido capaces de codearse con la élite occidental. Dynamo Dresde —que lidera la tabla y está a un punto de ascender a Segunda—, Energie Cottbus, Hansa Rostock y Erzgebirge Aue son la representación de aquella DDR, que cuenta por encima con un equipo en la máxima categoría, el Leipzig, y otro en la división de plata, el Magdeburgo.
La situación del Schalke 04 se complicó como consecuencia de la crisis económica derivada del covid. La amenaza de bancarrota obligó a los dirigentes a introducir un tope salarial para los jugadores de 2,5 millones de euros por temporada. Por si fuera poco, el estallido de la guerra de Ucrania complicó aún más las cosas, ya que el club canceló su jugoso contrato de patrocinio con la multinacional energética rusa Gazprom como protesta.
El Caen no es uno de los grandes del fútbol francés. Sin embargo, desde su profesionalización en 1984 compitió en Ligue 1 o Ligue 2 ininterrumpidamente. Esa racha de más de 40 años se ha visto cortada. Y, curiosamente, ha sucedido justo en la temporada en la que Kylian Mbappé compró el club.
El conjunto normando es propiedad del delantero del Real Madrid desde el pasado verano. El ídolo galo adquirió el Caen a través de su fondo de inversión Coalition Capital, en una operación valorada entre 15 y 20 millones de euros.
Después de 18 campañas en la división de honor y 23 en la categoría de plata en estas cuatro décadas, el Caen se ha ido a National 1, el tercer escalón del fútbol francés, tras una nefasta temporada. Solo ha logrado cinco victorias en 33 partidos —resta la última jornada— para un total de 22 puntos, a diez del playoff por la permanencia y a quince de la salvación.
Casualmente, el anteriormente mencionado héroe del Luton Town en su único título, Brian Stein, fichó por el Caen en 1988, como contratación estelar tras su primer ascenso a Primera. Aquel fue el inicio de su mejor época, con siete campañas consecutivas en Ligue 1 (1988-1995) y una histórica clasificación para la Copa de la UEFA. Su quinta plaza en el campeonato 1991-92 le dio un billete al torneo continental del curso 1992-93. El sorteo le emparejó en primera ronda con el Real Zaragoza, que lo eliminó.
En Francia, el gigante que atraviesa penurias es el Girondins de Burdeos. El club bordelés, seis veces campeón de Liga y cuatro de Copa, compite en National 2 —cuarta categoría—, después de bajar de Segunda a Tercera el pasado curso y sufrir un descenso administrativo el pasado verano. El conjunto escapulado propiedad del empresario luxemburgués de origen gallego Gerard López, es cuarto en el Grupo B, sin opciones de ascenso esta campaña.