Gradas sin visibilidad y obras interminables: la realidad de un Balaídos que aún aspira a ser mundialista
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Gradas sin visibilidad y obras interminables: la realidad de un Balaídos que aún aspira a ser mundialista

Gradas sin visibilidad y obras interminables: la realidad de un Balaídos que aún aspira a ser mundialista
Balaídos lleva en obras desde 2015 / EFE

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Aunque no figura entre las sedes seleccionadas actualmente para albergar partidos del Mundial 2030, Balaídos apura sus últimas bazas para tratar de ser uno de los estadios que finalmente formen parte de la histórica cita futbolísitca. De conseguirlo, el feudo vigués se uniría a Riazor, en A Coruña, que ya forma parte de la actual lista de ciudades elegidas. Junto a la urbe herculina, estarán Barcelona, Bilbao, Las Palmas, Madrid, Málaga, San Sebastián, Sevilla, Zaragoza (España), Agadir, Casablanca, Fez, Marrakech, Rabat, Tánger (Marruecos), Lisboa y Oporto (Portugal). En ese sentido, la Federación Española ha tendido la mano a Vigo para tratar de tener opciones. 

 

 

 

 

 

En todo caso, lo cierto es que Balaídos tendría que afrontar un largo camino para reunir las condiciones exigidas por la FIFA para poder ser sede mundialista. De hecho, el recinto olívico lleva una década en obras, pero los cambios ya realizados y los que están en proyecto no serían suficientes. Es decir: Balaídos tendría que volver a reformarse una vez finalizadas las obras actuales, que comenzaron en enero de 2015 en la grada de Río con una previsión de gasto inicial de 30 millones de euros. Así, de llegar a la cita de 2030, Balaídos lo haría después de convivir con las obras durante casi tres lustros, y se daría la curiosa circunstancia de que la reforma integral ya llegada a cabo habría sido prácticamente infrautilizada, ya que se volvería a trabajar sobre zonas del estadio que se habían dado por concluidas.

 

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Fotografía del entonces presidente del Celta, Carlos Mouriño, junto al alcalde de Vigo, Abel Caballero, en su visita a Balaídos con el cominzo de las obras, hace más de diez años / AEC

 

Como es habitual en todo este tipo de procesos, quienes más sufren las consecuencias de estas actuaciones son los socios y aficionados, que se ven obligados a convivir con las obras y a cambiar de localidad. Y las quejas sobre el estado actual de Balaídos son recurrentes. Además de las incomodidades propias de estos procesos, se ha dado la circunstancia de que hay ciertas zonas de la grada desde donde la visibilidad del terreno de juego no es completa. Eso sucede por ejemplo en la parte alta de Marcador, donde siguen con ese problema dos años después de que las obras en ese sector estén teóricamente finalizadas. Como muestra, la Peña celtista Sempre Pahiño compartía el pasado fin de semana en redes sociales un vídeo en el que mostraban su realidad: en ocasiones, les resulta imposible ver los goles y algunas jugadas de ataque desde su asiento. 

 

 

 

Así, a falta de cinco años para el Mundial, Balaídos busca ahora acabar unas obras que ya duran una década y que, una vez concluídas, podrían dar paso a una nueva reforma en caso de que desde Vigo se apueste de forma decidida por ser sede en la cita de 2030.

 

 

 

 

 

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