MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Andrés Díaz-Castroverde: "Del Dépor desde antes de nacer"
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MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Andrés Díaz-Castroverde: "Del Dépor desde antes de nacer"

MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Andrés Díaz-Castroverde: "Del Dépor desde antes de nacer"
Andrés posa con la camiseta del equipo de su vida | Patricia G. Fraga

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(Transcripción de Israel Zautúa)

 

Siempre digo que soy del Dépor desde antes de nacer porque llegué al mundo un 23 de marzo de 1997, ese día el equipo jugaba aquí contra el Racing de Santander, mi madre acababa de dar a luz y cuenta que lo primero que dijo el médico cuando volvió a verla a la habitación fue “este niño va a ser del Dépor porque acaban de ganar, así que no va a haber duda con este chaval”. Y así fue. Es un poco lo que marca mi vida, el deportivismo, porque si tengo algún plan o viaje, se acaba o cancela si hay un partido por el medio. Es una forma de entender la vida. No digo que existan otros clubes, pero es muy difícil encontrar este tipo de pasión.


Para que la gente se haga una idea de ese grado de deportivismo, en el primer trabajo que tuve, que era descargando lavadoras, tenía un turno complicado porque muchas veces cuadraba con el Dépor. El 23 de diciembre de 2017, que era sábado, justo coincidía con un Dépor-Celta en Riazor, entonces, lo que podía haberse resuelto con un día libre, como yo no tenía acceso en aquel momento, me salió de repente una boda en Lugo, la cosa tiró para delante, me fui ese día, a la hora del partido más o menos, justo con la mala suerte de que unos días después salí en la portada del DXT Campeón y el periódico lo reparten luego en el trabajo, así que imaginad, se enteraron de que la boda no había sido de verdad (risas).

 

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Andrés fue portada de Dxt Campeón el 28 de diciembre de 2017


No tengo el recuerdo muy vivo de la primera vez que fui a Riazor, pero fue con mis abuelos, seguro, igual acompañados de mi madre, porque fueron ellos quienes me inculcaron el deportivismo. Llevaban un tiempo siendo socios, ahora ya se están acercando a los 50 años en el club, que es toda una vida. Yo tardé un poco más porque me hicieron socio a los 9 años y, desde ese momento, hasta ahora y no tengo previsto dejar de serlo hasta que me muera.


El Dépor marca tanto mi vida, que hasta me dio a mi pareja. Llevo seis años con ella y es una historia curiosa porque nos habíamos tanteado en Twitter, nos seguíamos en redes sociales, pero nunca habíamos llegado a quedar ni a coincidir. En 2018 hicimos juntos un anuncio para el club, el de ‘Deportivistas con todas as letras’ y un año después es cuando empezamos a salir. Fue un poco a trompicones, pero es una historia preciosa y los dos estamos igual de obsesionados, así que es algo especial que compartimos.

 

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Andrés, de niño en Riazor  | Cedida


El derbi que ganamos con un gol de Lassad, en noviembre de 2011, es uno de los partidos que recuerdo con más cariño porque llevábamos muchos años sin derbi en Riazor y fue una forma maravillosa de recuperarlos. También recuerdo partidos de Europa, pero, sobre todo, momentos más recientes como el ascenso en la temporada 2011-12 y el de Fernando Vázquez. Tiraría por ahí, así como el ascenso a Segunda de la pasada temporada.


Además de esos partidos que marcaron mi vida, tengo recuerdos con el Dépor que no están necesariamente vinculados con el fútbol, como los viajes con amigos y familia. Cuando conseguimos la permanencia en Barcelona en la temporada 2014-15, fui allí con un amigo, su padre y mi familia y fue una cosa loquísima porque éramos 300 allí que fuimos prácticamente sin esperanzas y volvimos con una permanencia con la que nadie contaba y saltando y abrazándonos con los jugadores.

 

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Andrés, junto a pareja y unos amigos animando al Deportivo en La Rosaleda durante el playoff de ascenso a Primera en 2019  | Cedida


El primer descenso, en 2011, me tocó bastante, pero casi peor todavía fue el siguiente, en 2013, con la despedida de Valerón. No recuerdo haber llorado tanto en mi vida porque del primer descenso había visto que nos podíamos recuperar y estábamos de vuelta un año después. Pero ya no era tanto el miedo a descender y tener que volver a empezar, sino hacerlo sin Valerón, que para mí es el jugador más grande de todos los tiempos. Entiendo que hay otros por encima, pero que yo haya visto en Riazor, no hay nada igual.
Otro de mis ídolos es Lucas Pérez, me parece un ejemplo de deportivismo, esta última bajada al barro lo demuestra y es algo que no vamos a olvidar. Me parece el último gran referente hasta ahora. Ojalá podamos estar hablando de la figura de Yeremay o Mella dentro de unos años.

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