El Teresa Herrera fue más que fútbol. El decano de los torneos amistosos recuperó el carácter solidario que le acompañó en sus inicios, el de la benefactora de la ciudad que le da nombre.
La recaudación íntegra del torneo y de la Fila Cero que se habilitó, tendrá como destinatario el pueblo ucraniano, en general, y los refugiados en Járkov y el estadio del Metalist, en particular.
Después de las finales de los torneos prebenjamín y benjamín, que se disputaron por la mañana, los actos continuaron en la Iglesia de San Nicolás.
Allí, se realizó la ofrenda floral del teniente de alcaldesa, Juan Ignacio Borrego, y del presidente del Deportivo, Antonio Couceiro, ante la tumba de Teresa Herrera en la capilla de los Dolores.
Vicente Iglesias, presidente de la Venerable y Real Congregación del Espíritu Santo y María Santísima de los Dolores recordó la figura de la benefactora.
La comitiva se trasladó al Palacio Municipal de María Pita. Allí le dio la bienvenida la corporación municipal, con la alcaldesa, Inés Rey, al frente.
Se unieron Jorge Silva, presidente del Famalicao y Evgen Pokatylov, presidente del Metalist, que agradecieron la invitación al torneo.
La regidora presumió de una “ciudad siempre
abierta, siempre inclusiva y con mucho fútbol que ofrecer”. “Siempre es un orgullo acoger a equipos de otras ciudades, pero más en un evento tan especial como este”, añadió.
