Dani Barcia, Lucas Noubi y Arnau Comas. El Deportivo ha pasado de cimentarse a partir de un veterano muro de contención con 'los Pablos', Jaime Sánchez y Dani Barcia como pilares a reconstruir su último tabique apostando por elementos tan prometedores como poco expertos. La media edad no engaña. De los 29,5 años del curso pasado, a tan solo 22,33 en la actualidad. A falta de una pieza por incorporar, el corazón de la defensa blanquiazul supura juventud. Pero, ¿se puede ascender a Primera con una pareja de centrales joven?
La respuesta, como casi todo en esta vida, se puede resumir muy a la gallega con un 'depende'. Porque ni un equipo basa todo su éxito en la edad de sus defensores centrales, ni el DNI es un indicativo irrefutable del rendimiento. Para conseguir un salto de categoría como pretende el Deportivo el próximo curso es necesario que muchos factores se alineen. Sin embargo, al igual que no hay ninguna norma escrita que asegure el éxito, la experiencia de los últimos años indica que la veteranía en una zona tan sensible como el eje de la zaga es un denominador común entre los equipos que lograron alcanzar la Primera División.
Echando la vista atrás una década, la media de edad de la pareja de centrales más habitual de los 30 conjuntos de Segunda que acabaron celebrando el éxito del ascenso fue de 27,4 años. Una cifra que, además, concuerda con las tendencias más habituales. Porque los 'ascensores' suelen apostar por dos defensores del eje de mediana -tirando hacia alta- edad o bien por un central más veterano que ejerce de líder junto a otro más benjamín.
Ambos ejemplos encajan con Elche, Levante y Oviedo, los tres últimos equipos que pueden decir que han logrado subir a Primera División. Eder Sarabia acabó apostando como opción más recurrente por el binomio joven-novel con Bigas (34 años) y Affengruber (23), al igual que Julián Calero en el Levante con Elgezabal (31) y Dela (25). Mientras, en el Carlos Tartiere la pareja indiscutible durante todo el curso estuvo compuesta por dos futbolistas casi coetáneos como Dani Calvo (30) y David Costas (29).
Calvo es uno de esos defensas que sabe lo que es ascender en dos ocasiones a Primera en las últimas diez temporadas. El oscense subió a Primera con el Elche en la temporada 2019-20. En aquel momento, tenía 25 años y era el 'juvenil' de un corazón defensivo liderado por Gonzalo Verdú (31).
Junto al ahora capitán oviedista, también tiene el honor de haber liderado dos zagas de ascenso en esta década Antonio Raíllo (Mallorca), Jorge Pulido (Huesca) y David García (Osasuna). La diferencia es que todos lo hicieron repitiendo 'subidón' con el mismo club. A mayores, también se podría añadir a la lista a Unai García, aunque el canterano osasunista no fue tan protagonista como Miguel Flaño en la 2015-16.
Así, los casos de éxito alcanzan por lo alto la media de los 32 años de media de edad con los que la pareja de centrales del Getafe conformada por Cata Díaz y Cala logró subir en la 2016-17, los 31,5 del Espanyol de Cabrera y Sergi Gómez (2023-24) o los 31 del Girona con Bernardo y Juanpe (2021-22). Curiosamente, todos ellos ascendieron en playoff.
Sin embargo, la historia reciente también demuestra que subir de categoría con un muro sin veteranos es posible. Mallorca y Osasuna o más recientemente Almería, Las Palmas y Valladolid -en dos ocasiones el equipo pucelano- lo confirman. Todos ellos obtuvieron el premio con una pareja de 25,5 años o menos.
Para paliar esta lógica carencia de experiencia, claro, es recomendable disponer de al menos un defensor con potencial para instalarse en la élite absoluta del balompié. Con David García -internacional absoluto por España-, Saúl Coco -titular en el Torino en la actualidad- o Enzo Boyomo -pretendido por equipos de la Premier League-, es más fácil.
De este modo, los 21 años de media con los que Boyomo y David Torres lideraron la zaga de Pezzolano hace dos temporadas, los 23,5 de Babic y Chumi en el Almería o los 25 del Raíllo-Valjent con el que el Mallorca superó al Deportivo en la 2018-19 son la excepción que confirma la regla. Es posible subir con una pareja de centrales jóvenes, pero apostar por al menos un elemento veterano es una opción más segura.
Eso lo sabe el Deportivo, que busca en el mercado un defensor más experimentado para completar su núcleo defensivo. Ese elemento experto ya fue clave en los dos últimos ascensos del equipo a Primera. En la 2011-12, Colotto lideraba a sus 30 años la zaga junto a un Zé Castro ya cerca de su plenitud con 28 primaveras. Un par de temporadas después fue Carlos Marchena quien ejerció de 'cacique' con 34 para instruir a Pablo Insua. El sevillano, ya campeón de Europa y del Mundo con España, mandaba. El joven canterano, a sus 20, era el acompañante perfecto para rendir a su lado y desarrollar su potencial.
Dos cursos más tarde, el de Arzúa volvió a conformar una defensa de ascenso junto a Mantovani en el Leganés. De nuevo una mezcla joven-veterano, la fórmula más cercana a un éxito que, pese a todo, es imposible descifrar.