Se está convirtiendo ya en una de las numerosas y extravagantes tradiciones que tiene la ‘Hypertensiones’. Llega agosto y, con el inicio de Liga a la vuelta de la esquina, uno acude con curiosidad al clásico cuadro de mercado para comprobar cómo va la configuración de la plantilla del Mirandés. Este año con más expectación si cabe después de la espectacular campaña 2024-25, puede comprobarse cómo el club de Anduva no se mueve ni un centímetro del camino que ha venido repitiendo recientemente. Faltan dos semanas para que el balón eche a rodar oficialmente y los jabatos tienen únicamente 10 futbolistas en nómina.
No hace ni dos meses que el Mirandés se quedaba a un paso de Primera División. Pero inmediatamente después de caer con el Oviedo en la final del playoff, la demolición fue absoluta. Se marchó Lisci, arquitecto del milagro, cuyos méritos le han servido para sentarse en el banquillo de Osasuna. Y se fue la plantilla prácticamente al completo. Sobreviven solo dos jugadores. El veterano Sergio Postigo, cumplirá 37 años en noviembre, y Juan Gutiérrez. El cántabro es otro de esos futbolistas que da vueltas hasta florecer en Miranda. Canterano del Racing de Santander, la temporada pasada se desvinculó después de varias cesiones que no tuvieron demasiado éxito. Ahora es probable que cambie de aires antes de iniciar el curso ante la cantidad de pendientes que se le agolpan en la puerta.
Nadie más tenía contrato, así que Alfredo Merino, director deportivo e ideólogo de esta fórmula, empezó la casa por los cimientos. El Mirandés tendrá este año acento gallego después de que para el banquillo reclutara a Fran Justo. Las apuestas no son únicamente en los jugadores y al técnico ourensano le llega con 35 años su gran reto después de varias experiencias en Primera RFEF y la única experiencia en Segunda que le daban unos meses en el Lugo.
En cuanto a fichajes, el mismo modus operandi. Llamar a la puerta de los grandes y esperar. Esta semana llegaron, por supuesto cedidos, el lateral Pablo Pérez del Atlético de Madrid y el centrocampista Ismael Barea del Betis. Se unen a Iker Varela, del Athletic, Iker Córdoba, del Valencia, o Adrián Pica, del Alavés. Y es que la fama también le está sirviendo al Mirandés para que los equipos de la máxima categoría tengan confianza ciega a la hora de prestarle a sus jóvenes talentos para que se desarrollen.
Este año todavía no han tenido que suspender ningún amistoso, como ocurriera el pasado verano. Pero hace unos días cayeron en un duelo con el Zaragoza al que acudieron con medio equipo integrado por jugadores del filial. Como viene sucediendo recientemente, el tramo final del mercado de Segunda obliga a tener un ojo siempre en lo que pase en Anduva. La actividad promete ser frenética para encontrar a los nuevos Hugo Rincón, ahora en el Girona, Gorrotxategi, sucesor designado de Zubimendi en la Real Sociedad, o Panichelli, que hace unos días movía más de 15 millones de euros en su traspaso al Estrasburgo.