MEMORÍA BLANQUIAZUL | Cuando ver entrenar a tu equipo no era pecado
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MEMORÍA BLANQUIAZUL | Cuando ver entrenar a tu equipo no era pecado

MEMORÍA BLANQUIAZUL | Cuando ver entrenar a tu equipo no era pecado
Mariano dispara sobre la meta defendida por Liaño en un entrenamiento en el campo de A Torre, campaña 1993-94 | ARCHIVO EL IDEAL GALLEGO

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Durante un tiempo la religión deportivista ofrecía la posibilidad de comulgar casi a diario. El seguimiento que un aficionado podía hacer de su equipo iba más allá de la jornada dominical y abarcaba incluso el día a día entre semana. Los entrenamientos eran abiertos al público y en ocasiones se formaban auténticas verbenas, sobre todo en pretemporada, cuando se venía de una larga abstinencia de la pelota y había además curiosidad por contemplar las nuevas incorporaciones. 

 

El Deportivo regresó a Primera tras dos décadas de ausencia tras una campaña de entrenamientos en el que hoy es campo 2 de la Ciudad Deportiva de A Torre, instalaciones que ahora además llevan el nombre del técnico que pilotaba aquellas sesiones, Arsenio Iglesias. Hasta allí se desplazaba desde Riazor el equipo repartido en los coches particulares de los futbolistas. Tras el entreno volvían al estadio a ducharse. Logrado el ascenso aquellas excursiones pasaron a hacerse en autocar, pero lo que no cambió fue la pasión de la afición, que se congregaba en unas matinales futboleras para ver a su equipo. Siempre entre el respeto y la curiosidad, allí acudía un público heterogéneo: prensa, jubilados, estudiantes escaqueados, desempleados, turistas que iban de camino a la Torre y se encontraban el percal… Arsenio, Boronat o Toshack pasaron por allí y se sometían a un escrutinio que hoy semeja un anacronismo. Los clubs han blindado sus espacios para adiestrarse lejos de las miradas incluso de los suyos.

 

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Tito Ramallo, ya en el cuerpo tecnico de Arsenio, precede a Pedro Riesco, Julio Salinas, Alfredo, Claudio, Ribera y Luis López Rekarte en el campo de A Grela | ARCHIVO EL IDEAL GALLEGO

Tras A Torre, incluso entre medias, el Deportivo empleó también el campo de A Grela, que como la otra opción también ofrecía hierba natural. Ahora la única alternativa de ese tipo a Riazor en el concello coruñés es el estadio de atle

tismo de la universidad, que contadas veces ha cedido su tepe para jugar al fútbol. A Grela tenía una pega, la de su estrechez. Pero allí se sentía cómodo el equipo, que tampoco utilizaba sus pequeños vestuarios. Sí lo hacía en los no menos angostos de Acea de Ama, en unas instalaciones remozadas a mediados de los noventa con la idea de tener un campo de rugby. Allí se movió hasta no hace mucho el balón oval, pero también fue donde maduró el Dépor campeón de Liga, el espacio de trabajo del equipo hasta que en la primavera de 2003 se inauguró la Ciudad Deportiva de Abegondo, donde la gente encontró la manera de seguir al equipo. Unos, con buen vista, lo hacían desde la grada del campo 1 aunque se entrenase en el 2. Otros se acercaban a la valla para sentir más de cerca a técnicos y futbolistas.

 

 

En Acea de Ama ya todo fue había sido un poco más salvaje. Hubo algún altercado entre futbolistas y seguidores, que se mezclaban al acabar el entrenamiento. El más sonado fue uno protagonizado por Jerome Bonnissel, que le rompió el tabique nasal a un aficionado de 17 años que le increpó. Poco tiempo antes el futbolista galo le había lanzado unas tijeras a un fotoperiodista. Había momentos puntuales en los que la pequeña grada del campo de la Laboral se quedaba pequeña. Por ejemplo cuando se atisbaba uno de aquellos hipercompetitivos partidillos que involucraban a la mejor plantilla deportivista de la historia. De vez en cuando Irureta esbozaba su disgusto por trabajar en el día a día con luz y taquígrafos, pero lo resolvía con entrenamientos a puerta cerrada en Riazor. O eso creía él. Porque en realidad en el portalón central de la grada de Marathón había un par de rendijas por las que se atisbaba el reparto de petos entre los jugadores. Ahora que ya ha prescrito ya puede contarse que Irureta sabía que tras aquella puerta estaba la vieja del visillo observándole. Pero tampoco le importaba mucho.

 

Entrenamiento en Acea de Ama en la temporada 1999 00  ARCHIVO DXT
Entrenamiento en Acea de Ama en la temporada 1999-00 | ARCHIVO DXT

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