El regreso de Lucas Pérez al Deportivo y al barro de la Primera Federación deparó al delantero coruñés un duro golpe con la decepción de Castellón pero ni siquiera él podía imaginar que meses después habría otro escalón más en la caída del club coruñés con un inicio de la temporada 2023-24 desolador tanto en el plano colectivo, con el equipo de Imanol Idiakez en zona de descenso tras la jornada 8, como en el plano individual, con una sequía goleadora en liga que se alargó hasta enero de 2024.
Pero la confianza del capitán blanquiazul no se quebró. Lucas siguió trabajando para tratar de revertir una delicada situación que parecía irreversible y ahora disfruta en un equipo que se muestra imparable en el que todo orbita a su alrededor. “Siempre he estado tranquilo. No ha cambiado nada. Sigo siendo el mismo que en septiembre, octubre, noviembre y diciembre no metía goles. Me preparo igual que siempre he hecho, con las mismas ganas e ilusión”, afirmó en febrero.
Imanol Idiakez siempre declaró que tuvo claro desde su llegada que el puesto ideal para Lucas era el de mediapunta. Los diferentes contratiempos sufridos en la primera vuelta hicieron tambalear ese rol del coruñés pero la reaparición de Barbero como punta, la explosión de Mella por la banda derecha y la reconversión de Yeremay como su socio principal en tareas de enganche han conformado un cóctel perfecto para la recuperación de una versión superlativa del atacante de Monelos.
Barbero fija los centrales y hace el trabajo sucio chocando contra todo lo que se mueve por su zona, Mella estira y ensancha al equipo con sus cabalgadas, Yeremay atrae la atención que requiere un talento de su nivel alternando la banda y zonas centrales y el doble pivote José Ángel-Villares es el suministro del ataque con su capacidad para robar y distribuir. Y el centro neurálgico de esa red es Lucas. Su zurda es el pegamento del equipo. Tan pronto se asocia en corto como lanza en profundidad a Mella u otro compañero. Todo ello mientras ha recuperado a lo grande su olfato anotador y su capacidad para ser diferencial en el último pase.
Lucas es más que goles y asistencias pero la lista de estadísticas y récords que ha roto, o tiene al alcance, en estos dos últimos meses es tan extensa que es complicado mantener el recuento. Es el décimo octavo goleador histórico del Depor (52 dianas), encadena cinco jornadas marcando –también asistiendo– y tiene a tiro el récord que él mismo comparte con Bebeto (7), ya es el máximo asistente histórico de Primera Federación junto a Carracedo (23) y es el jugador de las tres principales categorías españolas con mayor producción ofensiva entre goles y asistencias en esta campaña, entre otros logros.
Además, su visión de juego no se limita al último pase. Se inventó el envío a Barbero previo al penalti del 1-0 ante el Lugo y fue clave en Pamplona con dos pases precisos a Balenziaga y Ximo Navarro antes de otros dos tantos, por citar algunos ejemplos recientes de detalles que marcan la diferencia aunque no se contabilizan las estadísticas. Como el hecho de elevar la confianza de sus compañeros en momentos delicados a base de 'regalos'. En Logroño le ofreció un gol en bandeja a Barbero en la reaparición como titular del ‘9’ y facilitó el estreno goleador de Alcaina, mientras que el pasado domingo endulzó la vuelta de Davo tras cumplir sanción y cedió un balón a puerta vacía para que marcase Hugo Rama. En definitiva, es el líder del líder en el mejor momento desde que eligió a su Depor y el barro por encima de la élite.