ÉRASE UNA VEZ | Aquellos equilibrios para ver el fútbol en Riazor
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ÉRASE UNA VEZ | Aquellos equilibrios para ver el fútbol en Riazor

ÉRASE UNA VEZ | Aquellos equilibrios para ver el fútbol en Riazor
Aficionados del Dépor ven el fútbol subidos a la barandilla de la rampa de Tribuna | ARCHIVO EL IDEAL GALLEGO

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Esos caballeros que se equilibran sobre una barandilla están presenciando el fútbol de balde. Así de audaces eran los ochenta, cuando el estadio se remodeló para ser mundialista y junto a la nueva grada de Especial Niños se levantó una rampa que daba acceso a Tribuna. La rampa ahí sigue, la bancada infantil no. Y la gente hace otro tipo de equilibrios para ver el fútbol. 


La vista era preciada, pero parcial. Con suerte se divisaban tres cuartos de campo. Pero se formaba un cierto atasco para acceder a uno de esos siete u ocho espacios en tan singular grada de pie. Por eso cuando ibas a entrar al campo ya había varios señores ahí arriba mostrándose como los viejos culés blaugranas. O como los elefantes que se balanceaban sobre la tela de una araña
 

El club hacía la vista gorda, las fuerzas del orden también. Aquella barandilla era un limbo para quienes no podían o no querían gastar en una entrada. Los pies sobre ella, los brazos en la hormigonada curva de la grada, entre medias un curioso precipicio por el que no hay noticias de que nadie se despeñase tras perder pie en un momento de descuido o emoción. Y siempre la irrefrenable pasión por el fútbol que propicia inauditas imágenes, ayer, hoy y siempre.

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