El Depor bailó a ritmo de samba en el Teresa Herrera de Mauro, Bebeto y Álex

Piel de gallina cuando el videomarcador de Riazor emitió las imágenes de recuerdo a Luis Suárez y el Negra Sombra acompañó el minuto de silencio por el único Balón de Oro masculino español, nacido en Monte Alto. Piel de gallina cuando Mauro Silva y Bebeto pisaron el césped, dieron una vuelta de honor y fueron despedidos con un pasillo que nos hizo retroceder a una época de gloria, títulos y fútbol de otra galaxia. Piel de gallina cuando la afición se rompió las manos aplaudiendo a un Álex Bergantiños que jugó sus 21 últimos minutos, besó el verde y se marchó llorando e hizo llorar a compañeros como Lucas Pérez.

Se fue el capitán y en ese instante la lluvia cayó, como si el cielo también quisiera sumarse, con su llanto particular, al homenaje por el adiós del ‘4’.

El LXXVIII Trofeo Teresa Herrera fue el más emotivo, el más especial. Una edición en la que la nostalgia y la magia aparcaron el oscuro presente para hacernos sentir grandes de nuevo.

Lo de menos era el resultado, pero ni eso falló. El Depor conquistó su vigésima quinta Torre de Hércules, con ráfagas de fútbol, las ganas de Yeremay, del ‘10’, de repetir su partidazo ante el Atlético Arteixo. Estuvo más impreciso, pero igual de desequilibrante.

Entre la samba que sonó en el estadio instantes antes de que arrancara el encuentro, la camiseta amarilla con sabor a Brasil y la emoción que planeaba en el ambiente, el Depor salió enchufado.

Una rosquita de Davo desde el pico derecho del área se estrelló en el segundo palo mientras se escuchaba el ‘uy’.

El asturiano rozó el tanto de nuevo en el 8’, tras un buen pase de Barbero, pero su chut no encontró el arco. 

Más clara fue la de Lucas en el minuto 14. Aprovechó una asistencia de Barbero para llegar con todo a boca de gol, pero el meta Gustavo Reis estuvo rápido y tapó el hueco.

Riazor quería bailar a ritmo samba y lo logró en el 35’. El de Monelos lanzó un contragolpe con un pase de 30 metros sobre Yeremay, que esperaba en el costado izquierdo, pegado a la línea de cal. El canario la bajó, encaró el área, se la dejó a Barbero, éste se la devolvió a Lucas, el ‘7’ la abrió a la derecha para Paris Adot y el navarro la picó para que Barbero rematara de cabeza. Calidad, definición y 1-0.

La escuadra coruñesa arrancó la segunda mitad con el cambio en la portería de Mackay por Germán, tres variaciones en el Bragantino y las mismas ganas de ‘sangre’ de los primeros 45 minutos.

Rodillo blanquiazul

Los pupilos de Imanol Idiakez aprovecharon la endeblez de los centrales brasileños para incrustarse por el eje de la retaguardia como un cuchillo y matar el choque. 

De esta forma, en el minuto 58, Lucas sirvió un pase en profundidad ante el que los zagueros visitantes se quedaron mirando, Davo rompió por velocidad y definió con calidad para hacer el 2-0.

La tercera diana llegó en el 62’. Víctor Narro, que apenas llevaba dos minutos en el césped, aprovechó que Barbero rompió entre los centrales para regalarle una asistencia de lujo. El Depor se gustaba ante un rival de vacaciones.

En el minuto 77, Vitinho derribó a Martín Ochoa dentro del área y José Ángel Jurado definió el penalti con 'paradinha' y el balón ajustado al palo.

Todavía pudo caer el quinto en el 84'. Buena combinación entre Martín Ochoa y Kuki que dejó al delantero hispano-uruguayo solo ante el meta rival. Pero el arquero le aguantó bien e impidió la 'manita' para una tarde mágica en Riazor.