Tercer jugador de la plantilla del ascenso con mayor número de participaciones en Liga (35), solo por detrás de Pablo Vázquez y Villares (36) y empatado con José Ángel, al extremo Antonio David Álvarez, Davo, se ha ganado a pulso su continuidad en la escuadra herculina de cara a las dos próximas campañas, concretamente hasta junio de 2026.
Una cláusula en su cesión por parte del KAS Eupen belga estipulaba que el asturiano renovaría en A Coruña en caso de ascenso deportivista y también en función de objetivos (minutos y goles).
Aunque puntualmente fue cuestionado por un sector de la grada de Riazor, que incluso le silbó en determinados momentos del curso pasado, el ‘11’ consiguió finalmente aportar su granito de arena para el retorno del club al fútbol profesional.
Sus estadísticas revelan que no fue un mero capricho del entrenador Imanol Idiakez, sino que sus 35 apariciones ligueras, 21 de ellas como titular, han sido de gran utilidad al colectivo; en los 1.835 minutos que disfrutó en el torneo de la regularidad, sumó siete tantos, erigiéndose a sí mismo como el tercer máximo goleador de la temporada en el Deportivo, por detrás de Lucas Pérez y Barbero.
Su instinto finalizador resultó decisivo para salvarle el pellejo a su míster, Idiakez, hasta en dos ocasiones a lo largo del ejercicio 23-24 en la primera vuelta.
En las jornadas 15 y 17, ante Barcelona Atlètic y Arenteiro, respectivamente, el atacante de 29 años rubricó tres goles mesiánicos; el primero de ellos en el descuento contra el filial azulgrana en el Johan Cruyff, vital para el 1-2 final. En O Espiñedo, por su parte, coronó una remontada fundamental para comenzar a sentar las bases de un equipo ganador con un doblete en el 1-2 final.
Además, Davo también perforó siempre en Riazor el marco de SD Logroñés (2-0), Fuenlabrada (4-1), Lugo (4-1) y Cultural Leonesa (2-0).
Sin embargo, no todo fue coser y cantar para un futbolista que se vio relegado a la suplencia con el estallido de la dupla Mella-Yeremay tras el ecuador de la Liga y que tuvo que soportar las protestas del respetable coruñés.
Su peor tarde del concluido ejercicio 23-24 la experimentó frente al Sabadell el 16 de marzo de 2024, en una contienda en la que saltó al terreno de juego en el minuto 69 para finalizar como lateral derecho y con una retahíla de centros imprecisos que desesperaron a la grada. El pinchazo final (1-1) enervó más si cabe los ánimos de la hinchada.
Ya bien sea por falta de calidad, por un estado físico poco recomendable para competir en el fútbol de élite o por su escaso temperamento en momentos puntuales de los encuentros, la parroquia de Riazor ha sacado a relucir su ‘música de viento’ con un reducido grupo de jugadores que han vestido la casaca blanquiazul a lo largo de la historia.
Desde la década de los años 30, futbolistas de la talla de Eduardo González Valiño, Chacho, fueron censurados por el deportivismo debido a su relativa falta de ganas.
La célebre frase “Ay, Chachiño, si tú quisieras” lo persiguió durante su carrera.
En los años 70 el mediocampista coruñés Pepe Vales fue otro en sentir la desaprobación proveniente de las gradas; su clase no era proporcional al esfuerzo que pretendía de él Riazor.
Un caso también similar al de José Luis Vara, todo un talento en estado puro que también padeció la ira del respetable herculino en tardes poco afortunadas.
Más sangrante para el aficionado deportivista resultó el pésimo rendimiento del peruano Huapaya, célebre por su comentario a Arsenio Iglesias: “Míster, estoy muy exigido”. Aguantó en el club dos campañas tras el
Mundial de ‘España 82’, resultando intrascendente.
Más cerca de la década de los noventa, el delantero montenegrino Batrovic llegó a desquiciar al estadio; no en vano, solo participó en 8 partidos oficiales de Liga y ni siquiera rubricó tanto alguno.
Ya en el seno del conocido como ‘Superdepor’, el lateral Javier Villarroya fue objeto de las iras de parte del público blanquiazul debido a unas declaraciones en las que llegó a cuestionar el apoyo del ‘jugador número 12’ en determinados desplazamientos.
En la temporada 96-97 un hombre contrastado como el internacional marroquí Nourredine Naybet —con el inimitable preparador galés John Benjamin Toshack en el banco— fue muy cuestionado por una parte de la afición.
Ya en la era más reciente, otros futbolistas técnicos, pero quizá con poca intensidad, padecieron la falta de conexión con la grada: Juan Domínguez, Nélson Oliveira —que se encaró con el público directamente— o Isaac Cuenca fueron increpados de modo constante.
Aunque en menor medida, Davo también ha tenido que escuchar música de viento en su primera campaña en el Deportivo de La Coruña.
El entrenador coruñés Tito Ramallo, que colabora en las retransmisiones de los encuentros del Depor con TVG como comentarista, pone de relieve las características más sobresalientes de Davo, al que entrenó en las filas del Cerceda en el curso 17-18.
“Es un jugador rápido y oportunista que tiene dos cualidades muy importantes en un delantero: velocidad y gol”, expuso.
El excanterano blanquiazul considera sinceramente que, a sus 29 años, el extremo asturiano puede aportar mucho la venidera temporada 24-25. “Primero deberá definirse su rol en el equipo en función de la competencia de la que disponga pero desde luego que Davo está capacitado para jugar en Segunda, es un oportunista y tiene instinto de gol”, agregó.
Acerca de su confianza en sí mismo, vital para no desmoronarse cuando ha recibido críticas de la grada, Tito Ramallo especificó que “ha demostrado tener una gran capacidad psicológica para sobreponerse”.