“Fue una experiencia rara, desagradable, tanto como si me cortara a mí en mi actuación personal en un partido. Me sentí un poco cortado. Me daba la sensación… Antes hablas, cantas, gritas. Aquí tenía una situación incómoda, escuchaba lo que decía Djukic. Fue un poco raro, triste también. En Riazor no se debería jugar así, pero es lo que hay”, reflexionó el técnico Fernando Vázquez el 14 de junio de 2020, en la rueda de prensa que ofreció tras el empate con el Sporting (0-0) en un encuentro correspondiente a la trigesimosegunda jornada de Segunda y el primer duelo desde que el covid obligó a detener la competición, y la vida normal, tres meses antes, en marzo.

La anterior jornada en el fútbol español se había celebrado el fin de semana del 7 y 8 de marzo. El Dépor, de la mano de Fernando Vázquez, intentaba salir del pozo de la clasificación en el que se había hundido con Juan Antonio Anquela y Luis César durante los primeros 21 partidos de Liga. El sábado 7 de marzo había caído goleado en Almería (4-0). Su anterior encuentro en Riazor, el 1 de marzo frente al Lugo (0-0), había reunido a 25.963 espectadores.

Confinamiento

El gobierno español, con el objetivo de limitar los contagios por covid-19, aplicó el estado de alarma el fin de semana del 14 y 15 de marzo. A las 00.00 horas de aquel domingo, entró en vigor el confinamiento de toda la población. Ese mismo fin de semana, lógicamente el deporte profesional también paró. La competición liguera estuvo detenida durante tres meses e incluso se llegó a plantear la posibilidad de que la Liga 2019-20 se diera por finalizada sin disputarse las once jornadas que restaban.

El campeonato se reactivó el fin de semana del 13 y 14 de junio con un torneo ‘exprés’, con dos jornadas por semana y un descanso mínimo de 72 horas entre partidos. Además, se introdujeron novedades como la convocatoria de 23 futbolistas en lugar de los 18 que había hasta la fecha, la posibilidad de que los equipos realizaran cinco sustituciones en lugar de tres cambios y habría dos pausas de hidratación en la mitad de cada parte.

El fútbol volvía, pero con restricciones. Los partidos se jugarían sin público. En el estadio únicamente estarían las plantillas, los cuerpos técnicos, médicos y directivos de ambos clubes, así como los medios de comunicación. Los jugadores suplentes, en lugar de sentarse en el banquillo, lo harían en las gradas, con distancia de seguridad entre ellos y protegidos con mascarillas y guantes. Y los protagonistas ofrecerían las ruedas de prensa, al final del encuentro, distanciados de los periodistas, en un área protegida.

“A nivel psicológico, la falta de público es determinante”, explicaba en la previa en una entrevista con DXT Campeón el expsicólogo del Dépor y educador físicodeportivo Gabriel Pita.

El calor de la afición había sido fundamental para la escuadra blanquiazul desde que Fernando Vázquez había tomado las riendas, tras finalizar la primera vuelta del campeonato. Tres victorias —ante Racing de Santander (2-1), Cádiz (1-0) y Las Palmas (2-1)— y sendos empates —con el Girona (2-2) y el Lugo (0-0) habían firmado los blanquiazules.

El balón volvió a rodar sobre el césped de Riazor el 14 de junio, a las 17.00 horas, con ese pulso ante el Sporting. El cuadro coruñés ocupaba el puesto 19, el primero de los cuatro de descenso, con 35 puntos, los mismos que Albacete y Oviedo, que marcaban la permanencia. El cuadro gijonés, entrenado por el exdeportivista Miroslav Djukic, era noveno con 41 puntos, a cinco del playoff.

El Dépor formó con Dani Giménez en la portería; Bóveda, Abdoulaye Ba, Peru Nolaskoain, Montero y Salva Ruiz en defensa; Gaku y Vicente en el doble pivote; Çolak y Sabin Merino en los costados; y Beauvue en punta.

Fernando Vázquez gastó los cinco cambios. En el minuto 53, metió a Uche por Vicente, Keko por el turco Çolak y Koné por Beauvue. Christian Santos sustituyó a Sabin en el 67, mientras que en el minuto 79, Mujaid entró por Montero.

El Sporting jugó con: Mariño; Medina, Molinero, Babin, Cordero; Salvador, Pedro Díaz; Carmona, Manu, Murilo; y Álvaro.

Djukic introdujo tres permutas. Nacho Méndez y Djurdjevic dieron descanso a Pedro Díaz y Álvaro en el minuto 67, mientras que en el 90, Javi Fuego sustituyó a Salvador.

El parón de tres meses provocó que varios de los jugadores regresaran a la competición bastante oxidados. Fue un mal partido por ambas partes. El equipo herculino pasó momentos de apuro, con alguna liada de Ba (debutó ese día con el Deportivo) y de Montero atrás. Además, arriba faltó acierto en las decisiones de los atacantes y tanto Çolak como Sabin exhibieron una preocupante ausencia de chispa.

En el tramo final, la falta de fuerzas provocó fallos en ambas zagas que propiciaron algunas ocasiones. Pero el marcador no se movió (0-0).

Silencio en las gradas

Lo peor no fue el juego, sino el vacío en las gradas, que provocó un silencio incómodo al que Riazor no está acostumbrado.

“Quiero ser el líder de estas once jornadas, pero empezamos mal, la verdad”, reconoció Vázquez, descontento con el juego de su equipo.

El Dépor jugó cinco partidos más en Riazor en aquel tramo final de curso. Sumó un nuevo empate frente al Rayo Vallecano (3-3), encadenó sendos triunfos contra la Ponferradina (2-1) y el Huesca (2-1), perdió contra el Extremadura (2-3) —con dos goles del exblanquiazul Óscar ‘Pinchi’— y cerró la temporada con una victoria sobre el Fuenlabrada (2-1).