La derrota contra el Albacete en Riazor (1-2) en la final del playoff de ascenso a Segunda División el 11 de junio de 2022 marcó el principio del fin de Borja Jiménez (Ávila, 1985) como técnico del Dépor. El club mantuvo al abulense en el cargo, pero tras la séptima jornada del siguiente curso, optó por su destitución. El 9 de octubre dirigió su último partido como entrenador blanquiazul -siete días antes, se sentó en el banquillo de Riazor por última vez- y este viernes regresa a la que fue su casa con el ascenso a Primera con el Leganés bajo el brazo. Su equipo disputará la primera semifinal del Teresa Herrera contra el Real Oviedo y confía en alzarse con la victoria y verse las caras en la final con el cuadro coruñés.
¿Qué tal está?
Bien, con mucho jaleo, de pretemporada, pero como son todas las pretemporadas en todos los sitios, con un cambio muy grande, después del éxito del año pasado y ahora muy despacio en el mercado, con trece o catorce jugadores en plantilla sólo, con las dificultades de ser el que menos dinero tiene de la categoría, que te cuesta más firmar.
Hace un año y 10 meses que no pisa Riazor. ¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuando piensa en Riazor y en el Dépor?
Una sonrisa, sobre todo porque el cómputo general de mi estancia en A Coruña fue muy bonito, con sus momentos muy buenos y sus momentos muy malos, pero guardo un gran recuerdo de la experiencia, de cómo me sentí, de cómo me hizo crecer y del cariño que recibí. Por eso, aun teniendo momentos de los más duros de mi carrera, sólo me sale una sonrisa cuando me imagino Riazor.
¿Qué le hace más ilusión de su regreso a A Coruña?
Sobre todo, regresar con un equipo de Primera División, después de conseguir un ascenso, que eso habla muy bien del trabajo que hemos hecho, y luego, ver a un montón de gente que está dentro del club con la que mantengo contacto semanal desde que salí de allí, volver a ver a muchos jugadores que tuve, gente de la ciudad, amigos de allí que tengo ganas de volver a saludar en persona porque no he podido volver a A Coruña. Sobre todo, ver a gente y poder disfrutar otra vez de lo que significa Riazor.
El cómputo general de mi estancia en A Coruña fue muy bonito, con sus momentos muy buenos y sus momentos muy malos
¿Qué echa más de menos?
Muchas cosas, pero sobre todo el mar. El sonido del mar y el pulpo, que aquí no lo tenemos (risas). Un poco todo porque es una ciudad súper acogedora, muy cómoda para vivir, con muchísima calidad de vida y donde estuve muy cómodo.
En una entrevista que le hicimos cuando era entrenador del Dépor nos dijo que le gustaba bajar a la playa de Riazor a sentarse tranquilamente.
Sí, lo hablaba esta semana, es lo que no voy a poder hacer, pero es lo que más me apetece, volver a escuchar el mar por la noche, con la tranquilidad que tiene siempre Riazor, por las noches, es lo que más añoro.
Lo que más me apetece es volver a escuchar el mar por la noche, con la tranquilidad que tiene siempre Riazor
En su primera campaña al frente de la escuadra blanquiazul se quedaron a un paso del ascenso, con esa derrota ante el Albacete en Riazor (1-2) en la final del playoff. Y al curso siguiente, lo cesaron a las siete jornadas. ¿Sintió que esa derrota con el Albacete lo dejó sentenciado?
Sí. El no conseguir el ascenso en un club con la exigencia del Dépor te deja marcado para la siguiente campaña, no tengo ninguna duda. Es más, a nosotros se nos aplaza la primera jornada del segundo año, pero no hice ni una jornada, como entrenador del Dépor, fuera del playoff. Que no tiene ningún mérito tampoco estando el Dépor en Segunda B, pero que aun así, en mi segundo año, cuando recuperamos la jornada perdida, estábamos en playoff en todo momento. Pero es verdad que el no ascenso del año anterior te deja muy tocado. De hecho, yo creo que un poco el sentir, no sé si general, pero sí de mucha gente era que no iba a continuar y el club, en ese momento, apostó por mi continuidad, tendría sus motivos. Luego, a las pocas semanas, decidió que no. Son decisiones entendibles, que estoy convencido de que hay un porqué en ellas.
¿Cuántas veces le dio vueltas en su mente a aquel partido?
Le di las vueltas de que tuvimos muy mala suerte durante la semana, ya lo sabe todo el mundo. Tuvimos Covid, no pudimos hacer casi nada a nivel de entrenamientos, después de haber hecho una semifinal muy buena. No tuvimos la oportunidad de entrenar casi, jugadores muy mermados físicamente, en el descanso, ya lo he contado más veces, tres jugadores me pidieron el cambio porque no podían más, entonces te quedas con la sensación de que no pudimos hacer muchas más cosas porque teníamos muchos futbolistas enfermos. Tuvimos muy poco manejo del partido dentro de las circunstancias que te permitía la competición. Te queda esa espinita de decir, después de cómo habíamos terminado, de esa semifinal, de cómo se había encontrado el equipo, de ponerte 1-0 en el marcador, con el partido completamente controlado, o por lo menos esa es la sensación que se tenía hasta su primer remate, que en circunstancias normales, con Quiles bien, con Juergen bien, con Mario bien, con Villares sin un esguince de grado 2, que luego le tuvo parado dos meses... qué hubiera pasado. Pero, bueno, en el fútbol esto pasa muchas veces, son las que teníamos y lo intentamos gestionar de la mejor manera. Los jugadores se vaciaron dentro de cómo habían pasado la semana y lo que tenían para dar, entonces no les podemos poner ningún pero a su derroche.
El no conseguir el ascenso en un club con la exigencia del Dépor te deja marcado para la siguiente campaña
Lo destituyeron con el equipo coruñés clasificado en puestos de playoff y a siete puntos del ascenso directo. Esta temporada, el Dépor cerró la primera vuelta a diez puntos del líder, fuera del playoff, el club mantuvo a Imanol Idiakez y la escuadra coruñesa protagonizó una segunda vuelta de récord con la que selló el ascenso. ¿La paciencia fue la diferencia?
Sí. Yo creo que la situación de Imanol este año, desde la distancia, es que en algún momento fue límite o muy cercana al límite. Entonces, esa paciencia que ha tenido Fernando (Soriano) para mí ha sido determinante, al igual que la capacidad de Imanol para darle la vuelta a una situación, que no es sencillo cuando tienes todo en contra. Entonces, desde la distancia valoro mucho esa capacidad de darle la vuelta y la paciencia de Fernando en este caso, de saber que era su entrenador y apostar por él hasta el último momento. Estoy convencido de que en este caso Fernando ha luchado contra viento y marea para que Imanol continuara allí. Es cierto que la dirección deportiva era diferente a la de mi año, con algo más de bagaje y las decisiones que se toman, la mía estaba un poco condicionada a lo del año anterior, porque si no, está claro que en la jornada 7 no tiene mucho sentido echar a un entrenador, con el equipo en puestos de playoff, porque no ha ocurrido prácticamente nada en un campeonato de 38 partidos.
Hizo debutar a Yeremay en diciembre de 2021, quien esta temporada ha sido uno de los jugadores más desequilibrantes del equipo. ¿Le sorprende la evolución del canario?
No, sorprenderme no. Peke, ya lo he dicho alguna vez, era uno de los jugadores más talentosos que había en la plantilla. Tenía un déficit grande en cuanto a poder entrenar, dar continuidad a esos entrenamientos que fue adquiriendo, esa continuidad de minutaje. Era un chico muy joven y cada futbolista tiene su periodo de maduración. Esto no es A, B y C, y a los 17 puedo hacer una cosa y a los 21 tengo que hacer otra. No, esto no es el ciclo normal de un árbol que da sus frutos. Cada jugador madura en un momento determinado y el nivel de Peke es el que se presuponía cuando entrenaba con nosotros, que yo se lo oía muchas veces a Álex Bergantiños, que, además, estaba siempre muy pendiente de él, e insistíamos en esa continuidad de acciones, que ahora ya sí tiene esa capacidad y me alegro muchísimo porque es un jugador que cuando nosotros llegamos, venía de no participar en ese juvenil que había sido tan exitoso, había muchísimas dudas sobre su continuidad y nosotros, en su momento, dimos el primer pasito para que Peque continuara allí y ahora sea un jugador con un talento muy grande y que cada año irá a más porque está demostrando que cada año es mejor jugador.
Esa paciencia que ha tenido Fernando (Soriano) para mí ha sido determinante, al igual que la capacidad de Imanol para darle la vuelta
¿Cree que puede ser importante también en Segunda?
Sí, estoy convencido. Tiene desequilibrio para cualquier categoría. Habrá que abrir un contexto donde él pueda recibir la pelota donde hace daño, llevarle la pelota en buenas condiciones para que él haga daño, y cuando se encuentre en zona de tres cuartos con la pelota de cara, eliminar a rivales, porque lo hacía entrenando, porque este año lo ha hecho compitiendo y porque lo hará en cualquier categoría porque tiene ese talento.
¿Qué le parece Mella, quien también fue clave en el ascenso, ha irrumpido de una forma vertiginosa y viene de brillar en el Europeo sub-19?
Sí. Cuando yo estuve, Mella tenía 17 años y pico y estaba en ese proceso de crecimiento, ya no futbolístico, sino de él mismo, de un chico con un tren inferior muy fuerte, muy veloz, que esa musculatura le daba bastantes quebraderos de cabeza y no tuve la posibilidad de disfrutarlo. Ahora está claro que el nivel que tiene, y el que ha dado en el Europeo, es altísimo y lo hará en Segunda División sin ninguna duda.
En su momento, dimos el primer pasito para que Peke (Yeremay) continuara allí y que ahora sea un jugador con un talento muy grande y que cada año irá a más
¿Entiende que, pese a ser un recién ascendido, la afición sueñe con el ascenso a Primera?
No sé si será bueno o malo. Lo que está claro es que la Segunda División es súper competitiva, que el mismo objetivo que va a tener el Dépor lo van a tener catorce equipos de la categoría, con un estatus similar, con querer ascender. Hay que tener en cuenta que de los tres puestos de ascenso, normalmente dos son ocupados por equipos que han descendido el año anterior todos los años. Hay veces que incluso los tres, hay veces que raro año es uno... Pero queda muy limitado porque hay grandes diferencias de jugadores, de salarios, a nivel económico y eso se nota en el campo. Entonces, será difícil porque es muy difícil ascender. Nosotros este año no es que hayamos obrado un milagro, pero no era nuestro objetivo y desde la tranquilidad, la calma y el dejar trabajar, hemos conseguido un hito histórico que quedará para siempre en este club.
Lucas, Mella, Yeremay, Soriano, Barbero... ¿Ilusiona el ataque blanquiazul?
Sí, pero estoy convencido de que si te vas a los jugadores que tiene el Granada, con Boyé, Uzuni y toda esta gente, los del Granada pensarán que los suyos son mejores, los del Cádiz pensarán lo mismo. Aquí es una categoría súper igualada, donde todos los equipos tienen un montón de armas, donde hay equipos como el Elche, que el año pasado no ascendió, que tiene jugadores de un talento brutal, el Oviedo se quedó a las puertas, el Sporting jugó playoff, el Málaga es un recién ascendido que tendrá un nivel de exigencia igual que el del Dépor. No me quiero dejar a ninguno, pero va a empezar la competición y hay catorce equipos que quieren ascender, sólo lo van a conseguir tres y dos van a ser de los que han descendido, estoy casi convencido. Entonces, en ese proceso hay que tener bastante calma y que las cosas salgan bien.
Hay catorce equipos que quieren ascender, sólo lo van a conseguir tres y dos van a ser de los que han descendido, estoy casi convencido
Regresa a Riazor tras haber dirigido el ascenso a Primera de un equipo que, pese a no partir con ese objetivo, dominó la competición durante casi todo el curso, luego sufrió y parecía que se escapaba ese liderato y finalmente subió en la última jornada. ¿Qué fue lo más duro de todo?
Lo más duro fue el tramo final de competición porque se apretó todo muchísimo. Llevábamos 24 o 25 semanas líderes, lo perdimos en la jornada 39, ese momento en el que te pueden entrar dudas creo que el equipo lo gestionó muy bien. La Segunda División es tan larga que en el tramo final sólo te quedan fuerzas para competir y no se puede gastar ni un gramo de energía en nada de lo que se hace durante la semana, y eso es lo más complicado, ese tramo final. A nivel de lo que ha sido el Leganés este año, creo que partíamos con una ventaja muy grande, que es que nadie nos esperaba ahí, nadie pensaba que podíamos aguantar... Siempre se dijo, durante el año, el Leganés se caerá y nunca se cayó. Fuimos campeones, entonces ha sido un año muy bueno con muy poquitas cosas negativas. En Segunda División los presupuestos y la capacidad económica marcan mucho la diferencia, que te permite tener, a priori, a los que son mejores jugadores.
¿Cómo se siente ante el debut en la Primera División?
Con muchas ganas. A día de hoy, con muchísimas limitaciones porque nuestro mercado es el que es, nos está costando mucho firmar. Tenemos muy claro que aunque estas primeras semanas nos cueste más competir con las garantías que vamos a hacerlo a partir de septiembre, con muchas ganas y la ilusión de un niño que cumple su sueño, y ni su sueño, porque nunca había soñado con poder llegar a entrenar en Primera División, así que con muchísimas horas de trabajo y muchísimas ganas, intentando dejar el listón muy alto.
Supongo que lo más bonito del Teresa Herrera sería una final con el Dépor.
Para mí sí. Indudablemente, poder jugar con el Dépor, pero no por hacerlo en su contra, sino por lo que significa volver a Riazor estoy convencido que con mucha gente. Es verdad que vamos a tener un problema que es a nivel numérico de jugadores porque si tenemos la suerte de eliminar al Oviedo, no tendremos casi jugadores de la primera plantilla para jugar la final, entonces vamos a ir muy condicionados, pero estoy con esa ilusión especial de poder vivir otra vez ese ambiente de Riazor y supongo que en nuestra semifinal no podremos vivirlo porque la gente esperará para ver a su Dépor luego.