Aunque no puede ser la única excusa de una derrota hiriente para el deportivismo como la sufrida ante el Celta B, cierto es que el colegiado Antonio Alberola Rojas tuvo buena culpa del tropiezo en un partido que el equipo de Borja Jiménez estaba dominando en la segunda parte.
Dos acciones puntuales marcaron la contienda tras el intervalo; por un lado, un penalti clamoroso cometido por Carlos Domínguez sobre William de Camargo, en el que el central debió haber visto la segunda cartulina amarilla. Apenas cuatro minutos después el trencilla no dudó en enviar a las duchas antes de tiempo al visitante Alberto Quiles al entender simulación en una caída en el área tras la que no existió reclamación alguna del atacante herculino.
Desde que se vio en inferioridad numérica, en el minuto 72, el Deportivo perdió el control de la contienda y en el minuto 88 un zapatazo de Javi Gómez desniveló la balanza del lado local.
Maltrato recurrente
La indignación en el aficionado blanquiazul fue mayúscula, más si cabe al recapitular también acerca de otros errores de bulto en contra a lo largo de la actual campaña 21-22.
No en vano, en la jornada 26 el equipo arbitral impidió el triunfo de los coruñeses ante el Racing de Ferrol en Riazor al pasar por alto un clamoroso penalti por mano de Quintana en los instantes finales.
En la fecha 25, en la visita al ‘Sanse’, los encargados de impartir justicia tampoco decretaron una pena máxima de manual sobre William.
En la 14ª etapa de la Liga, el árbitro se tragó otras dos penas capitales a favor del Depor frente al Bilbao Athletic (1-1).
En El Sardinero tampoco fue señalado un penalti sin discusión sobre Víctor García.
