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La historia dice una

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El Liceo necesita lograr este jueves su primera victoria del presente curso ante el Barça, que le ha doblegado en dos partidos de regular, en dos de playoffs y en la final de la Copa del Rey | Patricia G. Fraga

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Los playoffs han entrado y salido del calendario de la OK Liga desde que aparecieron por primera vez en la temporada 1989/1990. Los formatos han sido variopintos, no siempre con eliminatorias al mejor de cinco partidos, que surgieron por primera vez en las semifinales de la 93/94.


El Liceo ganó dos títulos en esos tres primeros cursos que decidieron el campeón con cruces multipartido, ambos con el Igualada como rival en la final: 2-1 en la 89/90 y 2-0 en la 90/91. El equipo arlequinado se vengaría venciendo por 2-1 en la 91/92.


Esos entorchados eran los únicos del club coruñés vía playoffs hasta que se coronó la campaña pasada, la segunda seguida con postemporada tras una ausencia de este sistema desde la 08/09. 


En total ha habido 15 temporadas con playoffs, 12 de ellas con al menos una ronda al mejor de cinco partidos. Y solamente un equipo ha sido capaz de remontar un 0-2, situación en la que se encuentra el Liceo en la vigente final contra el todopoderoso Barça.


Fue el Igualada de campaña 03/04. Perdió los dos primeros encuentros a domicilio, ganó los de casa y se anotó el quinto en la pista del Reus Deportivo. Un único precedente. El mismo camino que le queda al Liceo si quiere revalidar el título de la regularidad.


Un Liceo que tiene en su historial una de las eliminatorias más extrañas, si no la que más. En octavos de final del curso 02/03, la plantilla dirigida por Carlos Gil disponía del factor cancha a favor, pero perdió los dos primeros partidos en Riazor, y además con claridad (2-6 y 2-7). Igualó la serie imponiéndose en los dos disputados en Lloret (0-2 y 1-2 en los penaltis tras empatar a tres tantos) y volvió a caer en el Palacio (4-5).


Lo mismo le había pasado al Noia dos temporadas antes: perdió los dos primeros como local, ganó los dos en Vic y el definitivo, en el Ateneu Agrícola de Sant Sadurní, cayó con estrépito (2-8). En esos mismos cuartos de final el Liceo cedió los dos primeros en Reus, igualó tras los de Riazor y perdió por 6-2 en el regreso a la pista rojinegra. 


A pesar de la longeva rivalidad, ya la más clásica del hockey rodado nacional, la final de esta campaña es sólo la tercera entre el Liceo y el Barça. La anterior, en la 08/09, la ganó el equipo azulgrana por 3-0, con el segundo triunfo, en el Palau, logrado en la tanda de penaltis. 


En esta suerte se decidió un duelo vital de la final del ejercicio 95/96. El equipo verdiblanco llegó a Riazor con 1-1, tras anotarse un tremendo segundo envite en el Palau (5-6). Por la mínima se decidió también el tercero de la serie (4-3). El cuarto fue un poco más allá: empate a tres goles. Y triunfo azulgrana en la tanda de penaltis, con un solo acierto, de David Cáceres, quien no había jugado un solo segundo en todo el encuentro. En el quinto, de nuevo en la Ciudad Condal, victoria culé por 7-4. 


Hay siete casos de equipos que perdieron los dos primeros a domicilio, sacaron adelante los dos como locales y cedieron en el quinto como visitantes. El último se dio en semifinales de la pasada temporada, con el Liceo como protagonista y el Noia como rival. Un 4-2 en el Palacio puso el punto final a la serie. 


Eliminatorias para todos los gustos, pero sólo una que se ajusta a lo que necesita el Liceo para conquistar el que sería su noveno entorchado de la regularidad. Hay vida, hay esperanza, hay precedente. 

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