El último episodio de una organización caótica
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El último episodio de una organización caótica


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El fútbol internacional está dirigido por dos organismos que llevan décadas bajo sospecha. Tanto la FIFA como la UEFA son dos instituciones turbias que arrastran demasiadas polémicas, acusaciones e investigaciones –en muchas ocasiones confirmadas en los tribunales– de corrupción, amaños, adjudicaciones fraudulentas y demás irregularidades.


Actualmente la UEFA manejan las competiciones internacionales europeas a su antojo, abortando cualquier intento de ajuste o reforma que propongan los clubes –los verdaderos actores del circo–, llegando a amenazar a todos aquellos disidentes. La propuesta de la Superliga es el ejemplo más reciente.


Una serie de clubes europeos –ingleses, españoles, italianos— se reúnen para poner las bases de cara a organizar una competición europea que les permita obtener los ingresos necesarios para mantener su potencial futbolístico.


Es verdad que la propuesta tiene fisuras importantes pero la UEFA se lanza enfurecida a amenazar a los abajo firmantes con su descalificación de las competiciones internacionales si continúan en el proyecto, provocando bastantes deserciones entre los “disidentes” hasta casi desactivar el grupo.


Esto es tan solo un ejemplo del chiringuito que los dirigentes de la UEFA ven amenazado por los principales protagonistas de la competición. Inaudito.

Pues bien, las actuaciones de la UEFA fuera de su cuartel general y donde se exponen al público se reducen básicamente a dos: la entrega de trofeos a los distintos campeones europeos (Liga de Campeones, Europa Liga...) y el sorteo de las eliminatorias de octavos de final de las citadas competiciones. En esas contadas ocasiones los dirigentes del futbol europeo salen a la calle para exponerse al público en general y a los aficionados en particular.


Si bien la entrega de trofeos a los ganadores no debería encerrar ninguna dificultad –en el marcador suele poner el resultado del encuentro– para bajar al campo y entregar la copa al campeón, parece que el sorteo de equipos clasificados para los octavos de final requiere de la participación de algún bachiller.


El bochorno del pasado lunes debido a la incompetencia de toda la organización de celebrar un sorteo debe de ser una alarma para tumbar a la caducada Unión Europea de Fútbol Asociación.


La corrupción e incompetencia que tiñe la gestión de UEFA y FIFA debería provocar la disolución y posterior refundación de ambos organismos bajo otras siglas e introduciendo un código ético más estricto para sus empleados y dirigentes.

El último episodio de una organización caótica

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