Álex Márquez visita el museo de Estrella Galicia en A Coruña, donde se siente "como en casa"
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Álex Márquez visita el museo de Estrella Galicia en A Coruña, donde se siente "como en casa"

Álex Márquez visita el museo de Estrella Galicia en A Coruña, donde se siente "como en casa"
Álex Márquez, esta mañana, en el Museo de Estrella Galicia/Javier Alborés

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El año 2021 no ha sido el de los Márquez, pero de los tiempos malos se extrae un aprendizaje mayor y se mira al porvenir con optimismo. Así es, al menos, como encara 2022 el pequeño de esta familia de pilotos, Álex (Honda), que confía en el giro brusco que ha emprendido la marca japonesa para, con más "grip" (agarre), plantar cara a Ducati y Yamaha.


El bicampeón del mundo atendió a Efe en el Museo de Estrella Galicia (MEGA), uno de sus patrocinadores, en A Coruña, donde se siente "como en casa". Allí tiró unas cañas y brindó por un 2022 al que le pide "salud, como cada año", porque "lo demás se gana trabajando y siendo cabezón".


Álex Márquez admite que 2021 "ha sido malo", pero "en el que también ha habido momentos buenos", como su cuarto puesto en Portimao.


"De alguna manera, acabamos el año bien, con una buena carrera en Portimao, en Silverstone y en Misano, donde tuvimos buen rendimiento. Hay cosas positivas. De las negativas también hay que aprender para que no vuelvan a suceder y estamos con ilusión de cara a 2022, que tendremos algunos cambios que nos pueden aportar muchísimo", señala.


Las pruebas con la nueva montura han dejado buenas noticias para Honda, aunque todavía es un diamante por pulir.


"La mejor señal es que los tiempos eran competitivos. Es una moto totalmente nueva, con parámetros totalmente diferentes y no tenemos referencias, pero ya de inicio, con un set up (configuración) base y sin poder trabajar mucho, los tiempos eran competitivos. A eso nos aferramos. Con un concepto nuevo, ganas unas cosas, que es el 'grip', sobre todo, y pierdes otras", matiza.


Esa cuenta de pérdidas y ganancias espera que se salde con números verdes en una moto que es "más dura, que no más difícil" de pilotar.


"Hay que ver cuánto ganamos y cuánto perdemos. Ojalá la ganancia sea mucho más que la pérdida, que pinta que sí. Ahí es donde tenemos que ganar más tiempo y sacar más jugo de la moto que tenemos", valora.


La temporada recién finalizada concluyó con un piloto de Yamaha, el francés Fabio Quartararo, como campeón y con Ducati como moto fuerte. ¿Dónde estará Honda el próximo año? Álex Márquez se muestra esperanzado.


"Creo que puede haber sorpresa de alguna manera por parte de Honda. Ya hacer este cambio tan grande, con un concepto totalmente diferente de moto, es muy positivo. Llevaba muchos años con el mismo tipo de moto y se había tocado, de alguna manera, techo", admite.


Abunda en que "Ducati acabó muy bien, tiene una moto muy completa y acabando el año era la mejor de la parrilla".


"Pero creo que Honda, con el concepto de moto que ha hecho, también puede estar a la altura. Honda es una gran fábrica y, si alguien puede hacer una moto competitiva, es ella. Estoy seguro que podemos ir rápidos desde el inicio", afirma.


Márquez considera que "la pretemporada hasta Catar será muy importante para conocer la moto, saber esos parámetros" nuevos para que no se les "escape nada" y llegar "preparados" al inicio del nuevo campeonato tras un año difícil, pero de más aprendizaje.


"Cuando las cosas van bien, de alguna manera se aprende menos porque va todo más rodado. Cuando va mal, tienes que sacar lo positivo y yo he aprendido muchísimo este año en cuanto a saber entender qué le pasa a la moto, entender mucho mejor la electrónica, los neumáticos… He conocido muchos más circuitos con la MotoGP y eso, en el futuro, me ayudará", sostiene.


En su opinión, "no ha sido un año perdido, sino al revés, de doble experiencia, de doble aprendizaje", en una categoría en la que las diferencias son mínimas.


"Cuando las cosas van bien, estás ahí, luchando por un podio. En MotoGP, a veces estás el 12, 13 o 14, pero a menos de seis décimas del primero, que antes no pasaba. La categoría ha cambiado muchísimo, hay que mejorar los 'cualis' (calificaciones para carrera), y a partir de ahí podemos ser muy competitivos porque en carrera siempre me crezco", asegura.


El de Cervera cree que la "nueva moto" les puede "aportar mucho" en esos días previos a la carrera y confía en sus opciones de ganar incluso desde un equipo satélite como en el que está ahora tras haber compartido box con su hermano en el oficial de HRC.


"Al final, la relación con la fábrica cambia un poco porque el equipo oficial para una fábrica es el objetivo número uno, pero ahora se está viendo a las motos satélites ganar muchas carreras porque no son motos satélites, son motos oficiales en un equipo satélite. Entonces lo importante es tener alrededor el equipo que tú quieras", afirma.


En ese sentido, avanza que el suyo, LRC Honda Castrol, va a experimentar "algunos pequeños cambios que pueden aportar muchísimo".


"Me sentiré mucho más cómodo, más familiar, con más química y eso también para un piloto es importante, no solo en pista, sino en el equipo, que te aporte esa seguridad que hace falta", confiesa.


Aunque en casa, con su hermano, no hablan "mucho" de motos, sino de la "vida en general y del día a día, de lo que hace falta en el hogar", está pendiente de la evolución de la lesión que tiene Marc en la vista y que le apartó del Mundial en las últimas carreras.


"(Marc) Va mejorando, poco a poco. Está recuperando, tranquilo en casa y haciendo deporte. Va pasando revisiones y hay que ser pacientes", explica el 73 de la parrilla de MotoGP. 

Álex Márquez visita el museo de Estrella Galicia en A Coruña, donde se siente "como en casa"

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