En un deporte en el que casi siempre se pierde o, mejor dicho, en el que solo pueden ganar uno o dos a final de temporada, las victorias tiene que celebrarse como es debido. El partido del Sofán contra el Boiro estuvo a la altura de lo que demandaba la última jornada; la celebración, casi supera a lo sucedido durante los 90 minutos de encuentro.
Apoyados por familiares, socios y jugadores y directivos de otros equipos, todos los que componen el Sofán estallaron con el pitido final.
Manteo al entrenador, besos entre futbolistas y sus novias, fotos para el recuerdo con hijas, disfraces, cánticos... Y fiesta, mucha fiesta.