Guijuelo, 24 de septiembre. Es el lugar y la fecha de la última victoria del Racing en un campeonato liguero en el que pretendía acabar entre los cuatro primeros para, de esa manera, luchar por el ascenso a Segunda. Llegados al mes de noviembre el equipo ferrolano aún no ha vuelto a ganar. Incluso empates, tristes empates como el que el domingo logró frente el Cerceda, son un consuelo para que el fiasco no sea tan grande. El caso es que, lejos de acercarse a los puestos a los que aspiraba, cada vez más cerca los cinco que castigarían una campaña decepcionante.
El Racing, después de llevarse un buen susto en el primer minuto de juego con un remate de Luariz que se estrelló en el larguero, intentó controlar el partido a través de la posesión. De hecho fue así como se produjeron sus iniciales llegadas a la potería rival –la primera, una vaselina de Pablo Rey desde dentro del área que se fue ligeramente desviada–. Era el reflejo del dominio racinguista que, sin embargo, no era lo suficientemente intenso como para desmontar al rival.
De hecho, los minutos dieron paso a un juego plano, en el que ni el Racing encontraba la manera de descubrir huecos en el entremado defensivo del Cerceda ni este era capaz de resolver con acercamientos a la portería rival su juego directo. Fue una fase que desquició a la afición racinguista, que encontró un argumento para expresar sus quejas en el enésimo cambio de Miguel Ángel Tena antes del descanso, en esta caso al sacar a un Mendiguchía que no era de lo peor.
Urgencias
Con el arranque de la segunda parte, y en vista de que la situación no mejoraba, el Racing tuvo que recurrir a sus planes de emergencia. El primero, y sobre todo el más esperado, la entrada de Joselu. La presencia del delantero de Ribeira, tras más de dos meses lesionado, le dio presencia ofensiva al equipo ferrolano –al poco de entrar al terreno de juego ya protagonizó un disparo a la portería rival–. Pero sobre todo pareció darle más continuidad al juego racinguista –también fue el origen de varias ocasiones a favor del cuadro verde–.
El problema es que esta nueva decoración de partido no duró más que unos minutos. Porq ue enseguida se volvió al ritmo cansino por el que había transcurrido durante mucho tiempo. Así, las ocasiones empezaron a escasear y el encuentro entró en una fase ya conocida, en la que el equipo ferrolano pasaba a tener más cosas a ganar que a perder.
Sin apenas presencia cerca del área del Cerceda, al menos los minutos finales sirvieron para que el Racing mantuviese su portería imbatida. \“Si no puedes ganar, por lo menos no pierdas\”, dice una de las máximas del fútbol. Ayer el equipo ferrolano lo consiguió... pero es un logro muy escaso.