Ir a Langreo a empatar, que es lo que llevó a tierras asturianas al Deportivo para mantenerse en su categoría, no fue capaz de relucir en Sama de Langreo, un viejo escenario de un buen número de actuaciones en el viejo Ganzábal tanto en Segunda como en Tercera categorías, a donde volvió el domingo para vérselas, en Segunda B con 101 equipos más que están intentando el mantenerse en esta tercera categoría.
Para ello mal empezó su historia en sus confrontaciones con esos 102 equipos que van a enfrentarse, divididos en grupos, salvo que resuelva con mejores resultados los pocos partidos que le quedan de esta campaña, de ser incapaz de imponerse al antiguo Langreano, que le ganó el domingo por 1-0, cuando lo que se esperaba era un triunfo, claro y rotundo, que debió traerse el Deportivo tras un primer tiempo muy flojo y una segunda mitad más que irregular.
Así no se puede andar por la vida. Sobre todo teniendo en cuenta que el deportivismo exige mucho más y su historial lo demanda. No perdamos de vista que el Deportivo ganó una vez la Liga de Primera y dos veces la Copa del Rey.
Todavía le queda mucho que demostrar al deportivismo, a poco que se lo proponga, después de más de cien años de historial y lo que ha supuesto y supone su historial deportivo español.
Ahí es donde tiene que marcar su historial deportivo y futbolístico que figura en los cuatro costados del fútbol español.
El Deportivo figura ahí, por méritos propios y la ciudad también se enorgullece por cuanto ha supuesto en su historial ese conjunto que tan alto voló en su historial y que toda La Coruña presume de ello.
Por eso insisto en que la entidad deportiva herculina es algo, y muy importante, en el historial deportivo de La Coruña, tanto por su equipo centenario como por lo hecho en el fútbol nacional. Como sea hay que mantenerlo ahí arriba, tanto por méritos propios como por lo que aportó al historial deportivo, empezando por el Teresa Herrera y las vibrantes jornadas deportivas que se vivieron en el estadio de Riazor —hoy Abanca-Riazor—, que no puede perderse bajo ningún concepto.