Luis Enrique
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Luis Enrique


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Luis Enrique es el típico personaje que se ha conocido siempre como el clásico ‘echao palante’. En todas sus comparecencias públicas va ‘sobrao’ y siempre mira por encima del hombro a cualquiera que le pregunta y que no está de acuerdo con sus planteamientos o su discurso. Cuentan quienes lo conocen –y aquí en Coruña hay varios e incluso tiene parientes– que es un buen tipo y que hay algo de pose en su forma de actuar.


De cualquier forma, tanto en su paso por el Celta como por el Barcelona dejó su estela, que más que pasar por alto ante los problemas de fuera del terreno de juego contribuía a fomentarlos de manera notoria. No fue tanto así durante su etapa en el fútbol italiano (la Roma), quizá porque allí se encontraba en otro terreno que no consideraba su casa y le costaba más defenderse de los líos que podía crear.


Ahora, al frente de la selección española ha vuelto a su estilo, sobre todo cuando los resultados son adversos. Bien está que se defienda de las preguntas que le hacen los periodistas, si considera que son tan agresivas, pero la suficiencia de ciertas respuestas y su tonillo hacen que el personaje vaya calando negativamente hasta el punto de no ser del agrado de diversos componentes del mundo del fútbol.


Ya como jugador Luis Enrique ofrecía esa imagen de joven díscolo y disconforme con el mundo que le rodeaba. Pasó de ser del Real Madrid de toda la vida al Barcelona, donde tuvo que demostrar su barcelonismo a fuerza de destapar su más acérrimo antimadridismo. Lo logró porque fue creído por la parroquia azulgrana. Ya se sabe que el converso es el más fiel defensor de sus nuevas ideas, algo que cumplió con acierto nuestro hombre en la Ciudad Condal.


En su trayectoria como jugador se recuerda su encontronazo con el defensor italiano Tasotti, que le rompió la nariz en un partido de la selección española, imagen que todos los aficionados al fútbol recuerdan con desagrado. Aquella agresión y penalti no fueron sancionados por el valiente de turno y la cara del asturiano fue la mayor perjudicada por aquello.


Aplaudimos la original forma que tiene de presentar ante la opinión pública a sus seleccionados, pero aún le aplaudiríamos más si fuera capaz de conjuntar un equipo con garantías de cara a la Eurocopa que está a la vuelta de la esquina. Entre tanto, de momento no lo ha logrado.

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