Describir a una persona como normal puede entenderse como un calificativo negativo, sin interés, poco brillante. En este caso proyecta a un persona sensata, comedida y trabajadora: Óscar Gilsanz, entrenador del Juvenil A del Deportivo.
¿Cómo se enfoca un encuentro de máxima exigencia ante el Celta?
La información sobre el rival es la misma que tenemos sobre los demás equipos, algo de lo que se encarga David Lagar. En esta ocasión fue diferente porque el partido se marcó el jueves, pero intentamos que la manera de prepararlos sea la misma todas las semanas.
¿Ha habido matices diferentes a nivel de planteamiento?
Los jugadores ven el partido de una manera diferente y la igualdad existente entre los dos equipos nos hacen enfrentar situaciones que otros rivales no nos ofrecen. Informamos a los jugadores de que pasaríamos más tiempo sin balón que en otros partidos, que tendríamos a un rival enfrente con capacidad para hacernos daño con la pelota y fue fácil convencerlos porque aceptaron que esos matices les harían competir mejor. Son futbolistas que ya han jugado en circunstancias similares en otras categorías contra el propio Celta y saben que es una parte del fútbol.
En un partido así, ¿se da cuenta de que sus jugadores están capacitados para rendir a un nivel más alto del habitual?
La competición marca lo que un jugador es capaz de dar. Cuando hemos tenido exigencia, ellos han respondido. Consiste en tener una evolución antes de que el jugador piense en categorías de otro nivel. Hay que ir paso a paso. Hay que quemar las etapas poco a poco y este tipo de partidos enriquecen mucho más al futbolista porque le hacen encontrarse con situaciones que serán lo habitual en el futuro. En el Depor se ha hecho un buen trabajo con la creación de los equipos San Tirso.
¿Nota en el Juvenil A del Deportivo que los jugadores han pasado por el San Tirso?
Sí, se nota que los jugadores, tanto en infantiles como en cadetes, se han enfrentado a rivales de mayor edad, con otras exigencias y sin que todos los partidos fuesen en la misma dirección.
¿Anuló el Depor al Celta?
En cualquier deporte de oposición, lo que uno haga siempre va a condicionar al rival. Cuanto mejor estemos nosotros, peor estará el rival y viceversa. Hemos sido capaces, tanto en la primera como en la segunda vuelta, de ver a un Celta no tan agresivo ni tan incisivo como en otros partidos. Una parte importante de ese logro es producto del trabajo de mis jugadores.
Ningún futbolista del Celta destacó a nivel individual. ¿Cómo se controla a los jugadores de talento de un rival de esa talla?
Los futbolistas siempre son los importantes. Estamos a un nivel físico muy bueno y, en un partido como el del domingo, dan lo mejor de sí y son capaces de no ser superados. Le damos mucha importancia a que los jugadores sean capaces de ganar duelos y hemos estado bien en ese aspecto.
El Depor acabó el partido de la misma manera que cuando lo empezó.
Las modificaciones en el transcurso de un partido están condicionadas, normalmente, por el resultado. El partido se disputó donde más nos interesaba a nosotros durante casi los 90 minutos. Tratamos de que nuestro equipo generase más ocasiones que el rival y lo conseguimos. Tratamos de que el rival no nos hiciese daño y nosotros sí hacer daño y también lo conseguimos. Con el marcador a favor, las variaciones –no tanto a nivel táctico-estratégico pero sí por el desgaste de los futbolistas– suelen hacerse en las posiciones más ofensivas, ya que son los jugadores encargados de que la transición defensa-ataque tenga éxito y de volver al trabajo defensivo. Sacamos piernas desde el banquillo para mantener el ritmo de trabajo.
La única modificación llamativa que hizo fue cambiar a Trilli de banda en función de dónde jugase Facu.
Fue una cuestión de sensaciones. Facu es un jugador muy vertical y peligroso en el uno para uno. Entró en banda izquierda y quedó enfrentado con nuestro lateral derecho: Quique. En las dos primeras acciones en las que recibió, lo encaró y buscó entrar en área. Ante la posibilidad de que fuese una estrategia del rival para intentar buscar esas acciones de uno para uno, quisimos hacerlo dudar cambiando al defensor. Trilli está en dinámica de Fabril, ha jugado partidos en Tercera División y, posiblemente, estaría en mejor momento a nivel físico para defender a Facu en este partido.
Hizo un doble cambio en el minuto 88. ¿Están preparados los jugadores juveniles para afrontar ese tipo de decisiones?
Los jugadores que llegan a un equipo de División de Honor Juvenil han estado acostumbrados a ser importantes en todos los años previos. Es difícil gestionar ese tipo de situaciones y es más difícil aún que lo entiendan, pero lo considero algo normal. La madurez da una visión diferente de las cosas. El trabajo de los jugadores que entraron en el 88 fue buenísimo sabiendo que no iban a tener un papel protagonista más que el de mantener el ritmo y el trabajo que habían hecho sus compañeros. Mi cuerpo técnico valora mucho esos cinco minutos teniendo en cuenta que los jugadores saben que entran para dar continuidad a un trabajo que realizó otro compañero durante más de 80 minutos. Teniendo en cuenta la edad de los jugadores y su momento deportivo, lo considero algo fundamental para conseguir un objetivo a nivel colectivo.
¿Es mejor no hacer un cambio o que entre un futbolista prácticamente con el tiempo cumplido?
Es importante que los jugadores sepan que, a veces, el equipo los necesita para 80 minutos, otras veces para 90, unas veces para atacar más, otras veces para defender… Es parte de la formación del futbolista. Es muy importante formar al jugador desde la frustración.
¿A qué se refiere con la formación desde la frustración?
A lo largo de mi carrera como entrenador, he visto a muchos jugadores a los que, cuando llegan al fútbol sénior, la frustración les impide afrontar las situaciones de una forma positiva. Es importante trabajarlo en la formación.
¿Cómo se le gana tres veces al Celta en la misma temporada?
Cada partido ha sido distinto. De hecho, la victoria por 4-2 en pretemporada nos dejó muchas dudas. Salimos contentos con el rendimiento de los jugadores pero encaramos ese encuentro sin ninguna información del rival, sin conocer las virtudes y defectos del Celta. No había puntos en juego y, teniendo en cuenta mi manera de ser, no me gustó mucho porque pensaba que el equipo podía ver una realidad distinta al haberle hecho cuatro goles al Celta. En el partido de la primera vuelta el equipo trabajó muy bien, hizo un esfuerzo físico muy importante e incluso con jugadores que venían de disputar pocos minutos.
¿En qué cambió el Depor en Abegondo respecto a los dos partidos anteriores?
Hicimos modificaciones respecto al partido que jugamos en Vigo. En el primer tiempo de la primera vuelta sufrimos mucho más que en los 90 minutos de Abegondo. Intentamos que el equipo estuviese mucho más junto todavía. Damián nos hizo más daño en la salida de balón y en mover a su equipo del que nos hizo en Abegondo. Nuestros jugadores estuvieron más cómodos.
¿Qué herramientas existen en la División de Honor Juvenil para poder analizar a los rivales?
Somos unos privilegiados. Tenemos todos los partidos de todos los equipos grabados con calidad y eso nos permite ver a los rivales en todas las circunstancias posibles. Si antes destacaba el buen nivel físico de los jugadores con el trabajo que hace Fran, en el visionado de rivales, en la preparación y en darle el matiz a cada partido, el papel de Lagar es fundamental. Preparamos los partidos teniendo en cuenta los cuatro o cinco últimos de nuestro rival. Yo suelo ver partidos enteros y Lagar prepara un informe con vídeo, aunque es cierto que la cantidad de horas que empleamos en esa parte del trabajo, tienen matices mucho menores en el trabajo de campo.
¿Debe tener en cuenta al rival un equipo como el Depor, favorito en casi todos los partidos de liga?
En la División de Honor, la competición es una parte muy importante de la formación, y los matices de los que hablamos, que no son más que alertar de que nos enfrentamos a unos rivales con unas virtudes y unos defectos, tienen que servirnos para imponernos teniendo en cuenta nuestras virtudes y nuestros defectos. Es la competición pura y dura.
¿Dedica una parte de la semana a sesión de vídeo?
Sería lo ideal pero, por el COVID, intentamos no juntarnos en una sala más que para lo imprescindible antes de los partidos. Evitamos esos quince minutos que podría durar el visionado de vídeo en una sala cerrada. Lo preparamos para el cuerpo técnico y después le damos matices a los entrenamientos, que muchas veces es un 5% del trabajo semanal. Como nos avisaron el jueves de que jugaríamos el domingo contra el Celta, la sesión del pasado viernes tuvo un porcentaje de importancia más alto.
Hay cuerpos técnicos que envían ese tipo de información a los futbolistas a través de WhatsApp o correo electrónico.
Lo hemos hecho en alguna ocasión por el comportamiento individual de algún futbolista pero, a nivel colectivo, no.
¿Teme más al partido del domingo contra el Choco en Santa Mariña que ante el Celta en Abegondo?
Es un factor humano que suele darse en el deporte. Cuando te enfrentas a un rival mejor, es más fácil que la motivación y la activación sean máximas. Para este tipo de partidos se suele decir que no hace falta motivación porque el propio jugador ya se extramotiva. En cualquier categoría ya se nota en el entrenamiento del lunes que el partido del fin de semana es importante. Sabemos que no podemos caer nunca en la autocomplacencia de que, por nuestro nivel, ganaremos a un rival inferior en cuanto a clasificación. A los entrenadores nos genera dudas que los jugadores miren la clasificación antes de los partidos.
Esta temporada entrena a un equipo con aspiraciones máximas, algo que no le sucedió ni en el Laracha ni en el Villalbés. ¿Tiene presión cada domingo?
La temporada en la que más presión tenía domingo tras domingo fue en el Betanzos de Preferente, en el que había que ascender sí o sí. Cada punto que se perdía era un trocito de ascenso que se nos escapaba. Fue una de mis primeras experiencias como entrenador y me autopresionaba mucho. Era algo personal, también porque era el Betanzos, y tardamos tres años en ascender. Fueron tres años con esa presión semana a semana. Aprendí algo que me dijo un buen amigo: no es lo mismo empezar los partidos ganando un punto que perdiendo dos.
El primer equipo del Deportivo es uno de esos equipos que empieza los partidos perdiendo dos puntos.
Sí, y es algo que se nota, sobre todo, en los partidos de Riazor. Aunque el Depor esté mal, los entrenadores rivales dicen que nuestra plantilla es la mejor y que, en cualquier momento, despertará la bestia. Podemos creérnoslo porque posiblemente sea cierto, pero lo que tratan de hacer con esas declaraciones es descargar la presión para empezar el partido ganando un punto y no perdiendo dos.
Dani Barcia fue uno de los mejores de su equipo contra el Celta. ¿Puede un central con su físico competir en una categoría como Tercera o Segunda B?
Por supuesto que sí. Cuando un jugador tiene talento hay una edad fundamental para saber dónde va a competir: el último año de juvenil y los dos primeros de sénior. Es una edad muy importante para saber cómo se va a adaptar el jugador al fútbol sénior. Intento ayudar a los centrales para que disputen los partidos y los duelos donde les beneficie. Si aprovechan eso pueden adaptarse a jugar en cualquier categoría. Hay centrales o laterales que aparecen muy pronto en el fútbol profesional porque sus condiciones físicas se adaptan más pronto a un ritmo superior. Hay otros defensas que se adaptan poco a poco, pero no creo que sea el caso de Barcia porque sus condiciones físicas son muy buenas.
Nájera fue el protagonista por los dos goles a pesar de no intervenir mucho en el juego.
El trabajo fue de todo el equipo pero Nájera, por su posición y porque es un jugador que lleva el gol dentro, fue el que ejecutó lo realizado también por sus compañeros. Es otro futbolista que también está participando en entrenamientos con el Fabril porque está dando un nivel muy bueno, pero tenemos que ser muy cautos con los jugadores. Se habla mucho de que los futbolistas jóvenes tienen que derribar la puerta. Yo creo que la puerta debe estar siempre entreabierta para que dependa de su trabajo y de su capacidad de adaptarse porque, a lo largo de una carrera deportiva, hay momentos para todo.
¿Por qué optó por Trilli de lateral izquierdo?
Normalmente el Celta juega siempre con un extremo a pierna cambiada y Trilli nos podía ayudar como lateral izquierdo. La intención de apostar por dos laterales con buen manejo de balón nos permitía tenerlos bajos ante la presión agresiva del Celta y salir en alguna ocasión con ellos. Optamos por primera vez por dos laterales diestros. Tanto Quique como Trilli estaban preparados para jugar ese partido.
David Mella, titular. ¿Por qué ha apostado de inicio por un cadete frente al Celta?
No sabiendo que es cadete. Sé que es cadete, pero desde que empezó la pretemporada está con nosotros y es uno más. Tanto Padín como él, los dos extremos izquierdos del equipo, no han tenido continuidad desde el mes de enero, pero optamos por Mella tras decidir cuál de los dos saldría de inicio y cuál queríamos que ejerciese de revulsivo.
No ha sido el único cadete que ha jugado con el Juvenil A esta temporada. ¿Qué le aportan al equipo esos jugadores tan jóvenes?
Una cantera es un edificio de varias plantas. Los de arriba necesitan que suban determinados jugadores y todos nos alimentamos de los equipos que vienen detrás. Hay jugadores del Fabril que entrenan con el primer equipo, del Juvenil A que lo hacen con el Fabril y del Juvenil B o, incluso, del Cadete A con el Juvenil A. Eso se maneja semana a semana según las necesidades que se vayan teniendo de arriba abajo. El trabajo que se hace en una cantera no es solo de un entrenador o de un solo cuerpo técnico. Es el producto de la suma del trabajo de los demás. Si hemos sido capaces de competir de esa manera contra el Celta no es mérito de Óscar Gilsanz, Lagar y Fran Varela exclusivamente sino del trabajo realizado en la cantera durante años.
Uno de sus lemas como entrenador es buscar la mejor versión de cada futbolista. ¿Lo está consiguiendo?
Hay jugadores de mi equipo que, en cada momento que pasa de la temporada, aumentan su nivel y eso es importante para nosotros. Debemos perseguir el objetivo de que los jugadores sean cada vez mejores. Estamos en una categoría en la que la competición es parte de la formación y, la forma en la que los jugadores sean capaces de enfrentarse a la competición, aumentarán su rendimiento.
¿Puede conseguir su mejor versión Óscar Gilsanz entrenando en el fútbol base?
La profesión de entrenador es muy complicada independientemente de la categoría. Cada contexto tiene sus dificultades y su parte positiva. Entrenar al División de Honor del Deportivo es un privilegio en cuanto a las condiciones con las que puedo entrenar y a la parte humana que está a nuestra disposición. Me siento igual de satisfecho en una categoría que en otra y, en División de Honor, aunque con un mayor carácter formativo, se busca competir.
¿De qué manera le ayuda a mejorar como técnico el hecho de entrenar a un equipo favorito en su liga como el Deportivo?
Cuando uno está inmerso en la infraestructura de un club profesional, aprende de todos los que tiene al lado y eso enriquece. Los entrenadores siempre estamos aprendiendo de lo que vemos. Podemos abrir los ojos y ver lo que creemos que sabemos o abrir los ojos y percibir todo lo que hay a nuestro alrededor. Estoy totalmente convencido de que un entrenador debe estar en continua formación y no solo cuando va a un congreso sino también cuando ve las soluciones que adoptan los jugadores. Mi experiencia en el Laracha también tenía un contexto diferente a mi etapa como entrenador del Villalbés pero aprendí muchísimo.
¿Qué instrucciones recibe Óscar Gilsanz por parte de la dirección de la cantera?
Entreno a un equipo de cantera y la propia formación de los equipos y el rol que desempeñamos en la competición provoca que haya un determinado contexto de trabajo en cuanto al tipo de partidos que se van a disputar y al tipo de trabajo que habrá que realizar. El club nos da total libertad en el trabajo diario para llevar a cabo lo que se quiere ver en los partidos y eso nos da una confianza importante. Queremos ser un equipo dominador, un equipo que sea capaz de asumir situaciones de ataque con balón, que sea capaz de no sufrir defensivamente por el hecho de estar en avanzado teniendo balón…
“Queremos ser un equipo dominador”. Eso no implica tener mucha posesión de balón, ¿o sí?
Contestar en profundidad a esta pregunta sería abrir un melón que no daría para una entrevista sino para un debate de muchas horas. Para que un equipo se vea dominador de un partido tiene que estar sucediendo lo que el entrenador tenía en la cabeza y transmitió a su equipo. El partido se tiene que estar disputando en un contexto que beneficie al equipo y que los jugadores sean conscientes de que el partido pasa por ellos. No vale de nada para un entrenador creer que tiene el partido controlado si los jugadores no lo creen o si están incómodos.
¿Dominó el Deportivo al Celta en Abegondo?
El Celta ejerció una presión tras pérdida muy agresiva pero, cuando salíamos de esa presión y tenían que replegar, no estaban cómodos. Tampoco estuvieron cómodos con balón porque nosotros, con las líneas muy juntas y más replegados, percibíamos que estábamos cómodos porque no nos hacían daño; podíamos robar y correr.
El Celta ejerció presión sobre el Depor, sobre todo, cuando el balón llegaba a los laterales.
Es una máxima que tenemos casi todos los equipos, pero lo importantes es conseguir que esa presión sea efectiva. Es intentar que el equipo rival juegue por fuera para iniciar la presión porque, si lo hace por dentro, es como entrar en la propiedad del vecino. Si la rodeas, puedes no tener problemas pero, una vez que estás dentro, el equipo tiene que abrirse o juntarse para replegar. Mientras el rival juegue por fuera, la capacidad de bascular, de cerrar espacios y líneas de pase es mayor.
¿Impone el Depor que sus equipos deben jugar con un determinado sistema?
No, pero sí tenemos que generar unos comportamientos similares a nivel táctico porque los jugadores están saltando continuamente de un equipo a otro. No diré que la estructura es una anécdota porque marca las posiciones de partida en las que los jugadores se encuentran cómodos, pero no le doy mayor importancia.
“La gran asignatura pendiente del club es apostar por la cantera”. ¿Es lo mismo un proyecto de cantera que apostar por canteranos?
Yo solo soy entrenador. Si algún día soy director de cantera, podría contestar mejor. Creo firmemente que todos los clubes quieren apostar por la cantera, sobre todo si derivan una parte importante de su presupuesto a esa área. Es un tema muy delicado. Los primeros equipos siempre suelen tener urgencias y, a veces, una cosa no permite ver la otra. Los entrenadores tenemos jugadores –ni jóvenes, ni mayores, ni cadetes, ni juveniles– y si llega uno al que le ves más nivel que el que tienes, lo vas a pedir y a poner.
El mensaje sobre la cantera fue uno de los primeros del nuevo presidente.
Es un mensaje positivo por parte del seno del club para los que trabajamos en la cantera. Nosotros somos los encargados de recoger ese guante.
Antonio Couceiro ha informado de que Fran González será el director de la cantera la próxima temporada. ¿Cómo es su relación con él?
Nuestra relación es buena. Fran cree firmemente en el trabajo de cantera y para eso está. Todos queremos remar en el mismo sentido con el objetivo común de que el trabajo que se está realizando en Abegondo se vea reflejado en el primer equipo. Es la idea con la que Fran nos alimenta.
¿Qué le exige Fran al Juvenil A?
Más allá del resultado, quiere que los equipos sean dominadores, que hagan un juego atractivo y que los futbolistas compitan y sean capaces de mostrar capacidades para ir subiendo escalones.
El Fabril está contando con varios juveniles. ¿Qué peso tiene Óscar Gilsanz en las decisiones sobre qué jugadores que dan el salto?
La dirección deportiva de la base, como no puede ser de otra manera, es la que coordina todo tipo de movimientos, pero el contacto es continuo tanto con Valerón como con la dirección deportiva. Todos participamos en mayor o menor medida y ese tipo de decisiones forman parte de horas de conversaciones a nivel de club.
¿De qué manera afecta al Juvenil A que suban jugadores y, sobre todo, que bajen?
Una parte importante del trabajo de cantera es gestionar ese tipo de situaciones. En el Deportivo se está haciendo de una manera impecable tanto por parte de los jugadores que suben como de los que bajan. El trabajo de la dirección es muy bueno y a nosotros nos toca gestionarlo.
¿Cómo se gestionan los egos de los jugadores juveniles de un club como el Deportivo?
En categorías semiprofesionales y profesionales, los entrenadores somos gestores de egos en todo momento. No es lo mismo lo que piensa una persona con 18 años que con 28 y hay que adaptarse a eso para intentar orientar, en la parte que nos corresponde a los entrenadores, a cada jugador.
¿En qué aspectos percibe que todos sus futbolistas tienen representante?
Estoy totalmente al margen.
En un partido importante como contra el Celta, ¿quién decide si los juveniles deben ir con el filial o con el equipo de División de Honor?
Las necesidades del club son las que dictan con qué equipo debe ir cada jugador independientemente de la importancia del partido.
¿Peke y Guille Bueno ya son jugadores a todas luces del Fabril?
Son dos jugadores juveniles que, como tal, forman parte de la plantilla del Juvenil A y ahora mismo están siendo importantes en el Fabril. Es una situación muy positiva para el club, pero para nada me despido de ellos. El domingo estuvieron en Abegondo viéndonos jugar. Forman parte del Deportivo de La Coruña y van a estar en el equipo en el que se les requiera.
Peke está siendo el mejor futbolista del filial en las últimas semanas. ¿Cómo se explica?
Tiene muchísimo talento individual y va a llegar a donde él quiera llegar. Su manera de jugar es diferencial, lo demostró con el Juvenil y lo está demostrando con el Fabril.
Como entrenador del Juvenil A, ¿es más importante la palabra jugador o la palabra equipo?
Lo ideal es buscar una combinación de ambas. Sin entender que esto es un deporte colectivo, el jugador no tiene largo recorrido, pero es muy importante que el futbolista mejore individualmente y que se trabaje con él de esa manera como proyecto. Cada uno necesita sus tiempos y sus momentos, pero dentro de un colectivo.
“El único objetivo del Fabril es proyectar jugadores al primer equipo”. ¿Comparte esa afirmación?
El último fin es que los jugadores lleguen al primer equipo.
Después de muchos años en Tercera División, dio el paso de entrenar en fútbol base. ¿Por qué?
Se me presenta un proyecto y unos objetivos muy interesantes y mi situación laboral me permitía entrenar por las tardes, algo que hasta esta temporada me resultaba muy complicado. Trabajar en el equipo de División de Honor Juvenil del Deportivo de La Coruña me pareció un proyecto muy atractivo y sigue siéndolo.
¿Cómo es la negociación con un club como el Deportivo?
Me llamaron, me explicaron qué necesitarían de mí, qué le pedirían al entrenador del Juvenil A y, a partir de ahí, todo fue más fácil.
El Juvenil A es el equipo del Deportivo que mejor está rindiendo esta temporada. Lo lógico sería que el club le ofreciese la renovación. ¿La aceptaría?
Las renovaciones tienen lugar en los meses de mayo o junio y estamos en marzo. Necesitamos acabar la temporada y no se me pasa por la cabeza pensar en la próxima. Si la pandemia nos enseñó algo es a pensar día a día.
¿Qué echa de menos del fútbol sénior?
La inmediatez del fútbol sénior. El futbolista va a entrenar a buscar lo que quiere, que es que lo hagas rendir. El jugador quiere sentirse ganador el domingo. En el fútbol de formación, por la edad de los jugadores, hay que reconducir al futbolista, orientarlo. El jugador del Juvenil A del Depor escucha mucho. Tenemos un grupo que entrena muy bien y que es muy receptivo.
Hay técnicos a los que se les pone la etiqueta ‘entrenador de niños’. ¿Ha dado un paso atrás fichando por un equipo juvenil?
Estoy muy a gusto con lo que estoy haciendo, estoy cómodo y para nada creo que esté dando un paso atrás. Cada uno es consciente de dónde está su mejor nivel como entrenador. Sigo trabajando y pensando en hacer competir y en hacer competitivos a los equipos que tengo.
Si recibe una oferta de un gran equipo de Tercera que le presente un proyecto atractivo. ¿Le tiraría más?
Desde que he empezado a entrenar, nunca me ha llamado un club al que no haya escuchado aunque tuviera claro que no se darían las condiciones para que pudiese entrenar a ese equipo. No hay entrenadores de Tercera, de Segunda B o de fútbol formativo.
Ha mencionado muchas veces la palabra ‘competir’. ¿Le define como entrenador?
Si alguien se sigue dedicando a ser entrenador en estas categorías es porque, lo que le extrae del deporte, es querer ser mejor cada día. Los que somos entrenadores, lo somos porque no podemos seguir compitiendo jugando. Queremos competir y me veo queriendo sacar lo mejor de mí. Si no quisiera competir, me quedaría en casa. A los entrenadores nos fichan para sacar rendimiento a los equipos.
¿Hay futbolistas a los que se les nota que tienen madera de entrenador aunque sean muy jóvenes?
Posiblemente, yo tenía madera de entrenador cuando era joven y jugaba. Mis características eran limitadas para la categoría en la que estaba. Jugué catorce temporadas en Tercera División, no era de los jugadores de más calidad de la categoría, mis condiciones físicas no eran buenas y me di cuenta de que solo me quedaba pensar. Desde los 15 años tenía clarísimo que quería ser entrenador.
Ha entrenado varias temporadas en Tercera, la categoría que parece un tope para muchos técnicos. ¿Cómo se alcanza un banquillo de Segunda B?
Para un entrenador como nosotros, diría que ascendiendo con un equipo desde Tercera. Cada vez es mejor el nivel de los entrenadores y en Tercera cada año hay más oposición a nivel táctico y estratégico. En División de Honor, también. Los equipos están mejor preparados y entrenados. El mundo del entrenador lo comparo con una rehabilitación de una casa: tienes que construirla sin que se derrumbe. Tenemos que ganar tiempo con resultados porque, si no, te vas a la calle. Es la realidad y lo bonito del fútbol. Tenemos que conseguir que algo funcione pronto y eso es tiempo para poder seguir trabajando.
Sigue dejándose ver por los campos de Tercera. Da la sensación de que la echa de menos.
Me encanta esa categoría. La he mamado toda la vida: catorce años como jugador y diez siguiéndola como entrenador desde el 2011, cuando ascendí con el Betanzos. Me gusta ver ese fútbol y, siempre que puedo y que no hay ningún partido de nuestra categoría, estoy al tanto.
¿Qué opina si le digo que la Tercera de la actualidad es como una Preferente mala de hace diez años?
No comparto esa opinión. Cuando uno sale de juveniles dice: el nivel ha bajado, si yo fuera juvenil este año… Y la temporada siguiente cree que el nivel ha bajado un poco más. Mi sensación es que la que cambia es nuestra perspectiva, no el nivel real. En Tercera hay equipos que, teóricamente tendrían menos opciones en otros años, pero están haciendo buenas temporadas. Eso forma parte del trabajo de los entrenadores, de los directores deportivos o de la gente que ficha en los equipos. Cada vez cuesta más ganar partidos, pero no solo en Tercera.
Precisamente al Fabril le está costando mucho ganar.
El Fabril es un equipo muy joven y este tipo de equipos sufren en Tercera División. Las dinámicas también hacen cambiar la perspectiva, pero la Tercera es una categoría muy complicada para cualquier equipo y para cualquier proyecto. El Compos tardó tres años en ascender modelando el proyecto, fichando jugadores. La temporada pasada tenía un equipo en Tercera que, este año en Segunda B, está ofreciendo un rendimiento muy alto. No sé si porque esta temporada tiene un equipo de Tercera o porque el año pasado tenía un equipo de Segunda B.