En sus casi tres décadas impartiendo clases de Lengua y Literatura Inglesa en la Facultade de Filoloxía, el profesor de la Universidade de A Coruña David Clark siempre ha conjugado su amor por las palabras con un exacerbado sentimiento futbolístico y deportivista.
Un escocés que hace ya varios años dispone de la insignia de plata del RC Deportivo y que nunca ha fallado a su cita con la grada de Preferencia del estadio de Riazor —incluso en tiempos de pandemia— efectúa una radiografía perfecta de los diversos ciclos por los que ha atravesado el club y todos sus estamentos, desde la presidencia hasta el banquillo de entrenador, plantel de jugadores o masa social.
Optimista por naturaleza, siempre con una sonrisa en los labios, dibuja en su mente un porvenir en el que las actuales penurias que rodean al entorno del Depor sufran una metamorfosis radical hasta reverdecer viejos laureles.
¿Cuándo empezaste a sentir devoción por el fútbol?
Desde niño, me acuerdo que fui a ver mi primer partido en Edimburgo cuando tenía cinco años. Jugaban el Hearts of Midlothian —su equipo— contra el Rangers de Glasgow y el estadio estaba a tope. El resultado fue de 1-1.
Parece mentira pero el partido que más me emocionó fue el del Santander en 1988
¿Lo practicaste de pequeño?
En la calle sí pero mi colegio era de rugby y el fútbol estaba incluso prohibido.
Tus alumnos saben que eres incondicional del Hearts, ¿verdad?
Sí, tiene cuatro ligas y ocho copas, logradas hace varias décadas, pero ahora estamos en segunda. Futbolísticamente estoy viviendo un calvario, con el Depor y el Hearts.
Eres el vivo ejemplo de que la esfera de la cultura no está reñida con la futbolística...
Creo que hay grandes nombres de la cultura que apoyan el fútbol en sus escritos; no hace falta más que ver los textos de autores como Borges o Galeano...
¿En la universidad se habla de este deporte?
Sí, normalmente en las clases del lunes siempre se comenta el resultado del Depor; ahora mismo lo que pasa es que llevamos tiempo sin clases presenciales.
¿Desde cuándo eres socio del RC Deportivo?
Llegué a A Coruña en 1984 y desde ese mismo año en enero ya vi lo que restaba de la temporada 83-84. En verano, cuando permitieron hacer nuevos socios, ya me aboné.
Veo el futuro del club con optimismo; si hay afición, hay esperanza
¿Te tocó curtirte en años duros, en la conocida como ‘longa noite de pedra’?
Duros pero bonitos, con buenos partidos, buenos jugadores. Había poca gente en el estadio pero se respiraba fútbol.
¿Cómo viviste años después el crecimiento del equipo?
Con mucha alegría, el equipo logró cosas muy importantes. Recuerdo todo del Depor, los años de Segunda, los niños del ascenso, el partido para no bajar a Segunda B ante el Racing de Santander, el duelo ante el Murcia con el incendio, el partido de la permanencia contra el Betis. Estaba en el salón completamente a oscuras escuchando el partido. Posteriormente vino el ‘Superdepor’, la primera final de Copa en Madrid, todas las alegrías que nos dio este equipo.
¿Te quedarías con algún partido en especial del club?
Parece mentira pero el del Racing de Santander en 1988. No era el mejor Depor ni mucho menos pero esa alegría tan al final fue increíble. Fue el partido que más me emocionó.
¿Qué futbolistas blanquiazules fueron los que más te marcaron?
Djalminha era un fuera de serie; también Bebeto, por supuesto. Djalma podría haber llegado a más en el fútbol. Me gustaba mucho Mauro Silva, con un estilo de fútbol más ‘británico’ y antes disfrutaba con José Luis, que marcaba la diferencia.
¿Qué opinión guardas sobre la afición del Depor?
Aquí hay afición, es buena; la prueba es el número de socios que sigue habiendo. A mediados de los ochenta bajabas Peruleiro y éramos pocos los que íbamos al Deportivo.
¿Qué diferencias notas entre la afición escocesa y la gallega?
Es que me resulta complicado porque a la afición escocesa la viví hace bastantes años. Ahora todo el mundo está sentado en los estadios, es diferente. Antes era más caliente.
¿Para ti el Deportivo fue también un vehículo comunicativo y de integración en A Coruña?
Me gusta mucho socializar con la gente y es importante que te cuenten y te escuchen.
¿Ves con optimismo el futuro de la entidad?
Sí, por supuesto; siempre que hay afición, hay esperanza. A ver qué planes tiene Abanca.
¿Qué sentiste al recibir la insignia de plata del club?
Estaba muy contento, me la impuso Lendoiro; hubo socios que se sorprendieron al ver que era escocés y la recibía.
¿Qué sentiste este año tan atípico al entrar en Riazor?
Mucha alegría. Pude ir tres veces. Ante el Salamanca se animó mucho.