Hay que tener en cuenta de que estamos en la etapa más difícil de la historia del Real Club Deportivo de La Coruña. El delicado momento que vivimos a nivel deportivo, unido al exigente compromiso económico y a la tensa relación existente entre los diversos estamentos del deportivismo traen como consecuencia este fatal momento.
Una vez dicho esto, podemos convenir que ahora se convierte de obligado cumplimiento dar un giro en busca de un cambio que nos ayude a encontrar la senda del buen camino y que a la vez nos aleje del impulso e inercia negativa. Ahora debemos demostrar que somos un gran Club y mostrar el porqué de los éxitos conseguidos en el pasado.
A nivel deportivo hay que marcarse el objetivo de la permanencia, que sin lugar a duda sentará las bases de la supervivencia del Club. Para lograr este reto convendremos que el trabajo, constancia y confianza deben formar parte de una hoja de ruta que ayude a afrontar partido a partido. Como solo podemos sumar de tres en tres, y jornada a jornada, debemos tener calma y evitar la típica ansiedad que surge cuando estamos en mala situación. Los veteranos deben ejercer como tal, y los más jóvenes con el compromiso y papel que les corresponde a su juventud y calidad. Hay que recordar que los máximos responsables que nos tienen que sacar del lío en que estamos metidos son los futbolistas y profesionales del Depor.
Somos conscientes que la amortización de la deuda, con la cual debemos cumplir, nos aprieta a la vez que nos limita la inversión en profesionales de nivel. Estar en Segunda División B puede ser un verdadero tormento para un Deportivo que está obligado a pagar los gastos del pasado. Por eso, en enero no podemos fallar en los fichajes de invierno.
La base de la primera plantilla deportivista está hecha, pero visto lo visto, es muestra evidente que hacen falta refuerzos. Otro tema importante que se convierte en necesario es la estabilidad, no podemos estar cambiando de entrenador cada seis meses, la base del primer equipo no debe ser diferente casa temporada.
La estabilidad social depende de los resultados, de los máximos accionistas, de la hinchada que nunca se rinde y de la generosidad de todos. Estamos en un momento en que la reconciliación, o cuanto menos la convivencia es necesaria. Hay que dejar a un lado los caprichos y olvidar los intereses personales en pro y defensa de bienestar de nuestro querido Depor. Me consta que se está haciendo un trabajo importante por parte de un grupo de reconocidos accionistas con el objeto de presentar una candidatura única, que aporte confianza e ilusión en el entorno de la parroquia blanquiazul. El mismo colectivo ha hecho un diagnóstico de la realidad de hoy, con el objeto de buscar soluciones. Poderlas aplicar o llevar a cabo pasa por saber y conocer donde fallamos. Unión, trabajo, confianza y estabilidad se hacen necesarios para conseguir la permanencia y en consecuencia la supervivencia del Deportivo. Valientes, muy valientes los que tengan a bien coger las riendas del Depor. A buen seguro que nos animarán a todos. ¡Forza Depor!