La andadura del Deportivo en la Liga no está siendo la que todos deseábamos. Los últimos resultados registrados en Riazor han rebajado la moral del aficionado, que no acaba de comprender cómo el equipo se ha ausentado de la competición de forma inusual. Está claro que el fútbol no deja de ser un auténtico crisol de sensaciones y no siempre los jugadores salen al campo con la misma actitud. El rival influye y pensé que ante la UD Las Palmas se saldría a morir en busca del triunfo. Y mi percepción es que no fue así. Aprecio excesiva relajación en jugadas clave, circunstancia que fue muy bien aprovechada por un adversario que no hizo méritos para llevarse los tres puntos.
El fútbol que ofrece el club coruñés es como el jovencito que solo tiene un disco y siempre escucha lo mismo. El Depor es una copia exacta de su fútbol. Cansa y aburre y llega un momento en el que ya pasas de él. Y esto no es bueno. Es como si ahí acabase su mundo futbolístico. Falta imaginación, ideas nuevas que nos hagan disfrutar.
Tampoco es el momento de buscar culpables. Lo que sí es cierto es que el entrenador es quien planifica la forma de jugar, quien elige a los once futbolistas que salen al campo. Lo que viene después, la clave, lo decisivo, es ver si los elegidos para jugar cumplen con las consignas recibidas. Natxo debe trabajar para garantizar el cambio de rutina que tanto ansiamos, especialmente en Riazor, donde normalmente se arriesga más y no existe la lógica prudencia que cuando se viaja.
Es cierto que cada maestrillo tiene su librillo, pero entiendo que en las últimas jornadas ha jugado con fuego y la respuesta está en sus gestos y sus intransigencias. No hay que olvidar que en los tres últimos partidos, a partir del minuto 80 de juego, se han perdido puntos que ojalá al final no los echemos de menos. Son los efectos secundarios de un equipo que en Riazor parece destinado a regalar lo que de antemano siente que tiene ya en el bote. Pero esta semana estaremos tranquilos. Está claro que hoy no perdemos… porque no jugamos. Después vendrá el Almería. Templemos las gaitas.
