La verdad es que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, pero tampoco tanto. Como diría el maestro Arsenio Iglesias, “tranquiliños”. Es que ahora los directivos de los clubes de fútbol luchan contra un poderoso medio de comunicación, que no de información. Son las llamadas redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram, etc.
Lo cierto es que hay directivos o presidentes que le han dado demasiada importancia a estos nuevos altavoces que muchos aficionados utilizan de forma correcta, pero que otros muchos aprovechan el anonimato para dar rienda suelta a sus más bajos instintos y utilizan la red para insultar, menospreciar e incluso amenazar a directivos, jugadores o todos aquellos que consideran contrarios a su forma de pensar. Hubo hasta presidentes de fútbol que, hartos de tanto acoso, dieron un portazo y abandonaron su cargo en busca de un poco de paz. En una palabra, que fueron derrotados claramente por unos cuantos energúmenos que, aún día de hoy, siguen con el insulto y la descalificación personal como bandera.
También es verdad que hay dirigentes que no saben ni quieren saber de las redes sociales y pasan olímpicamente, salvo que exista un acoso (ya ocurrió) que ponen en conocimiento de la Justicia mediante la correspondiente denuncia. En A Coruña, concretamente con el Depor, de eso estamos graduados y parece que la idea es escuchar al aficionado por canales propios de información. Es lo que saldrán ganando.
