El Deportivo necesita pararse y pensar qué es lo que quiere ser. Rubén de la Barrera acertó con el diagnóstico de lo que muy posiblemente ocurre en la entidad, que lleva años sin un proyecto claro, triturando técnicos y ahora también directivas.
El club tiene que mirar hacia dentro, preguntarse hacia dónde quiere ir, rodearse de las personas idóneas, que sepan de fútbol y que tengan claras las líneas maestras del proyecto, y con esa hoja de ruta marcada empezar a caminar.
Porque lo contrario es ir dando bandazos, basarlo todo en el resultado, un lugar donde no haya equilibrio
y en el que pasemos del negro al blanco, obviando el amplio espectro de grises. Aquí no somos ingenuos, sabemos que el Deportivo necesita ganar como el comer y a ser posible regresar cuanto antes a la élite, pero a base de volantazos según dé el viento no parece la mejor manera de llegar a puerto.
La nueva directiva, con claro perfil empresarial y de la mano de la propiedad y del accionista mayoritario, Abanca, ha querido mandar un mensaje de tranquilidad y continuista, pero está claro que habrá cambios en el Deportivo y los iremos viendo en los próximos meses, sino antes.
Lo único que espero es que no se pierda esa esencia de lo que es el club, me preocupa que se aluda una y otra vez a que se trata de una empresa, como si todo lo que importase fuese un balance o cuenta de resultados. Es obvio que la situación económica del Deportivo es complicada y que habrá mucho que trabajar en ese aspecto, pero eso no tiene que implicar, ni esperemos que suponga, desnaturalizar una entidad, que los que han estado ahí describen como una gran familia y un lugar en el que se sienten como en casa.